Capítulo 10

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Era martes por la mañana y Lisa había tenido que salir de emergencia a la ciudad para atender un contratiempo que había surgido en la empresa. Gracias a su repentino despertar, Jennie ya no pudo conciliar el sueño, por lo que se dedicó a cuidar y mimar las flores que con tanto esmero plantaba en los alrededores de la ciudad.

Horas después escuchó llantos en la casa, por lo que sin dudarlo se puso de pie, sacudió la tierra de su overol y quitó los guantes que protegían sus manos. Se dirigió a paso rápido al piso superior, encontrándose con su hijo menor de pie en la cuna y ambas manitos aferradas a los barrotes.

El pequeño Beomgyu sollozaba con un enorme puchero, mejillas sonrosadas y lágrimas pesadas. Sintiendo a su loba rasgar su pecho, por lo que se apresuró a tomarlo entre sus brazos y liberar su dulce aroma para marcarlo.

ㅡYa, mi vida... ¿Qué sucede, cachorrito? ㅡmurmuró sin dejar de mecerse de un lado al otroㅡ mami está aquí, bebé, no hay nada que temer.

Beomgyu gimoteó un poco más, pero lentamente fue calmándose. Tomó entre su manito un mechón de cabello de su mamá y sonrió cuando Jennie se quejó al jalarlo.

ㅡ¿Así que ya estamos traviesos? ㅡla omega soltó su cabello y sonrióㅡ vayamos a ver si tu hermano despertó y les prepararé el desayuno. ¿Qué quieres comer hoy, bebé?

ㅡVena y patano ㅡmurmuró con voz gangosa por el llanto.

ㅡAvena con plátano me parece una increíble elección. Bien hecho, cachorro.

Cuando verificaron que Yeonjun efectivamente continuaba durmiendo se dirigieron a la cocina. Jennie depositó al bebé en su sillita especial y dejó sobre la mesita una hoja y varios crayones para que se entretuviera en lo que la comida estaba lista. Solo por si acaso también cocinaría una porción para el cachorro mayor, quien solía despertarse a eso de las 10 de la mañana.

ㅡMá ㅡllamó.

ㅡDime, Gyu.

ㅡTuyo, mami ㅡBeomgyu señaló sobre su mesita y sonrió con dientitos pequeñitos.

Jennie tomó entre sus manos la hoja y sonrió con devoción ante las líneas de todos los colores y grosores posibles.

ㅡ¡Esto es hermoso! serás un gran artista. Ahora lo pondremos en el rincón del arte, ¿qué dices?

Hace tiempo que Jennie y Lisa habían implementado con sus hijos el rincón del arte, que no era más que el refrigerador principal. Allí pegaban todos los dibujos, fotos o escritos que los cachorros realizaban ayudándose de diferentes imanes decorativos. Hasta ahora casi todos habían sido de la autoría de Yeonjun, dado que era el mayor y que por consecuente sus habilidades motrices y finas estaban más desarrolladas, pero el orgullo de poner una de las primeras obras del menor recorría de arriba a abajo a la omega.

Beomgyu aplaudió desde su lugar mientras saltaba levemente por la emoción, la cual incrementó varios niveles cuando su plato del desayuno se colocó sobre la mesita. Jennie había cortado el plátano por la mitad, pero dejó el resto de la cascara para que su hijo pudiera tomarlo con seguridad y alimentarse sin ningún tipo de riesgo. 

El ceño de la omega se frunció apenas cuando empezó a divisar el desastre generado por las manitos emocionadas. Beomgyu tenía avena hasta en el cabello y agradeció a alguna deidad superior cuando decidió bañarlo luego de desayunar.

Como había previsto, Yeonjun apareció por la cocina con su pijama de estrellitas y cabello alborotado. Corrió hasta las piernas de la mayor y trepó hasta quedar sentado sobre su regazo. Jennie lo abrazó con fuerza y cubrió con su aroma como había hecho con anterioridad.                                      
                  
ㅡHola, cachorrito, ¿cómo dormiste? ㅡinquirió luego de besar varias veces su frente.

The family's farm | Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora