Capítulo 1.

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-Muy bien, Amaya.-me felicita el profesor.-Ahora intenta poner el vaso sobre la mesa pero sin que se ropa.-pide.
"Pan comido" pienso mientras con cuidado bajo el vaso, que estaba suspendido en el aire, y lo pongo sobre la mesa.
-Muy bien Amaya.-me vuelve a felicitar mientras me dirijo hacia mi mesa.
Durante una hora algunos hicieron lo mismo que yo, otros mover el agua y otros prender fuego y luego apagarlo. Muchos lo lograron otros no.
Cuando sonó el timbre que avisaba el fin de clases, el profesor se acercó a mi pupitre y me felicito personalmente.
Yo podía controlar el elemento aire, por ahora. Todos se sorprendían que podía controlar el elemento a una corta edad, pero no deberían. No era por hacerme la agrandada pero mi madre era una bruja muy poderosa, controlaba el elemento aire entre otras cosas.
Todos al principio comenzaban con un elemento pero durante los años más poderes se manifestaban, como por ejemplo controlar los cuerpos, leer las mentes, ver la auras de cada persona, controlar los cinco elementos y otros muy pocos controlar el sexto, hablar con los animales, tener cierto contacto con la naturaleza, esas cosas.
Más o menos los brujos, comunes, podían tener dos o tres poderes máximos pero hay otros que podían controlar más de tres. Esos son los reyes o líderes de sus aquelarres.
Ser hechicera o hechicero es lo mejor, excepto de algunas reglas. Una de las reglas que yo creo que es injusta es la que dice que solo tienes que estar con tu especie, es decir, no podes interactuar con hombre lobos, brujos, hadas, sirenas, duende....
Para mí era muy injusto pero según el consejo decía que era una manera de evitar no sé qué cosa. Los rumores decían que los hombres lobos, las brujas, y los demás; comenzaron a formar una familia entre distintas especies. El resultado de esos amoríos lo llamaron híbrido tenían fuerza pero no como sus padres. El problema que algunos híbridos o todos no podían soportar la magia y morían a temprana edad y el otro inconveniente era que los lobos abandonaban a su familia cuando encontraban a su MATE.
A mí no me parecía bien que les echen la culpa a los hombres lobos de todos porque los brujos o hechiceros también tenían algo que ver. Pero siempre el culpable son las otras "especies".
Después de despedirme del profesor fui a buscar mi amiga.
-Hola Lu. -saludo.
-Hola Amu.-me saluda con el sobrenombre que ella me dio, el sobrenombre que odio.
-No me digas así.-le digo.
-Esta bien. ¿Y cómo te fue?-pregunta.
-Muy bien ¿Y a ti?-pregunto.
-Mal, creo.-contesta
-Si claro, siempre dices lo mismo y apareces con una nota alta.-era verdad mi amiga es una genio.
-Okay, basta de notas vamos a comer.-y sin más nos vamos a la cafetería.
Después de elegir nuestro almuerzo vamos a la mesa en donde están nuestros amigos.
-Ey,¿Vieron a Leo?-pregunta Daniel a Lu y a mí.
Leo era mi mejor amigo y también mi platónico. Él tiene un año mayor que yo y era hermano de Luciana.
Nosotros nos conocimos porque mi mamá pidió ayuda a la mamá de Leo y Lu para poder quedarse con ellos cuando se enteró que estaba embarazada de mí.
Stella y su marido aceptaron y le construyeron a mi mamá una casa. Vivimos ahí por nueve años hasta que mi mamá falleció, muerte súbita. A consecuencia me fui a vivir a la casa de los Jefes del aquelarre más grande y fuerte del mundo, o sea en la casa de Stella y su familia. Ellos se trasformaron en mi tutores legales pero no solo ellos si no también mi tía de parte de mi mamá. Ella vivía afuera de la ciudad porque no estaba de acuerdo con las reglas, reglas que yo tampoco estoy de acuerdo. Y allí van todos los que no están de acuerdo con las reglas o lo expulsaron de su manado o aquelarre, para mi era un lugar genial porque Vivian con otras "especies".
-No, no lo vi.-confieso.
-Yo menos.-contesta Lu.
Después de eso conversamos hasta que llegó la hora de volver a clases.
Como yo tenía hora libre deambule por el colegio.
-Princesa ¿Qué haces aquí?-pregunta Leo cuando llega al lado mío.
-Hora libre y ¿tú?-pregunte mirándole a los ojos.
Leo es muy lindo para tener quince años tiene cabello negro y ojos verdes, media un metro sesenta y era muy bueno con todo el mundo. Lamentablemente el solo me veía como su hermanita.
-No vino el profesor.-dice feliz. Maldito con suerte.-¿Qué tal si vamos por un...?-pregunta pero no pudo terminar porque Camila llegó.
-Hola amor.-saluda mientras le da un beso..-¿Vamos, los chicos nos esperan?-pregunta la per...,digo Camila.
-Si vamos, nos vemos después Aya.-dice antes de irse.
Camila me regala una sonrisa triunfante, como me gustaría sacársela.
Enojada, porque Leo prefirió a su novia que a su "hermanita", me dirijo al bosque que estaba atrás del instituto.
No se cuánto tiempo estuve allí pero en un momento a otro escuche un gruñido proveniente del lobo gris que estaba al frente mío. Cuando vi que no se abalanzó sobre mí me fije su pata, la tenía lastimada...enredada. Sé que no podía romper las reglas pero tampoco iba a dejar a un animalito lastimado en el medio del bosque.
Me acerque de apoco para que note que no le quería hacer daño pero se ve que no funciono porque comenzó a gruñirme.
-Tranquilo no te voy hacer daño.-digo cuando llego al lado del lobo gris.
Observo que el lobo debe tener unos seis o siete años, edad humana. Dirijo mi mirada a su patita y veo que está peor de lo que imaginaba, la piel esta abierta y la carne visible.
-Quédate acá y quieto que voy a pedir ayuda.- y sin más corro.
Sabía que no podía ayudarlo yo sola, por eso fui a buscar a alguien que si me ayudaría, Leo.
-¡Leo!¡Leo!-le grito.
-¿Qué pasó?-pregunta.
-Ayúdame.-pido.
-¿No tienes otra cosa que hacer Amaya?.-pregunta Camila mirándome con odio porque interrumpí la conversación que tenía con Leo.
-Leo, por favor.-y sin decir nada corro hacia el bosque feliz porque escucho los pasos de Leo y sus amigos.
-Aquí.-digo mientras me acerco al lobo.
-Amaya quédate quieta.-pide.
-No, hay que ayudarlo.-pero sin importar mis palabras me quede quieta en la mitad del camino.
-Amaya da la vuelta y vuelve aquí.-manda.
Pero yo no lo iba hacer caso.
-No me va hacer daño, está lastimado.-digo mientras me vuelvo hacia el lobo y me acercó a él.
En un mini segundo siento que mis pies no tocan el suelo. Dirijo mi mirada hacia arriba y veo que Leo me tiene abrazada, alejándome del lobo.
-Leo suéltame, hay que ayudarlo.-le digo mientras me muevo para lograr soltarme.
-Mátenlo.-manda Leo.
¿Matarlo? NO.
-Leo suéltame ahora, no lo puedes matar está herido.-digo mientras los ojos del lobo que me mira con miedo.
No se cómo pude pero con un movimiento de mi mano mande a volar a los amigos de Leo quien se acercaba al lobo. Me alejó de los brazos de la persona que creía que me iba a ayudar y me acerco al lobo. Desenredo su pata mientras manipulaba al aire para que los demás se mantuvieran alejados de nosotros. Ellos gritaban que parara pero no los escuche no podía, no podía dejar que mate a un lobo indefenso. Me sentía cansada pero no iba a parar.
-Corre.-digo al lobo cuando pude lograr de desenredarlo después de unos minutos.
Cuando vi que el lobo se alejara de mi vista me desplome en el piso. Sé que utilice más magia de la que debería haber usado pero no me importa, estaba feliz que el lobo este bien.
-Demonios Amaya ¿Por qué lo hiciste?-pregunta Leo cuando se pone al lado mío.
-Ayudarlo, algo que deberías haber hecho tú.-le contesto mientras trataba de levantarme del piso pero todo se veía borroso.
Estaba enojada porque le pedí ayuda y a él no le importo nada, tan solo mando a matarlo. Este Leo no era el que yo conocía, o el que creía que conocía.
-Estaba en nuestro territorio sin permiso y va contra las reglas.-dice enojado pero yo estaba más enojada que él.
-En ningún lado en la regla dice que un lobo debe morir cuando no nos atacó.-contesto molesta.
Se ve que mi enojo era mucho mayor que mi debilidad porque de repente estaba de pie al frente de Leo.
-Y estaba en nuestro territorio porque estaba herido. -le grito.
-Vámonos. -dice con los dientes apretados tratando de agarrar mi brazo, pero no se lo permito.
-No me toques. -
Me doy vuelta y corro hacia la mansión. Al llegar a mi habitación comienzo a tirar todo.
Estaba furiosa porque por una maldita regla tendría que morir lobos y otras especies más. Odiaba que por una regla nos convirtiéramos en asesinos.
No podía vivir aquí con esa maldita regla sobre mi cabeza, así que llame a mi tía, le dije que me iría a vivir con ella.
Cuando termine la conversación me dormí, dormí feliz porque al fin podía irme de aquí y seguir mis propias reglas.

(Al día siguiente)
Baje con las maletas en la mano y el bolso en el hombro. Sabía que tenía que esperar unos minutos al auto que mandó mi tía a buscarme pero quería irme rápido, por eso iba a esperar al auto en la puerta.
Esperaba que todos estén durmiendo pero la suerte no está de mi lado esta mañana.
- ¿Dónde vas Amaya?-pregunta Dante, líder del aquelarre que pertenezco.
"Ex-líder"
-A lo de mi tía. -contesto con frialdad.
-Si querías pasar unos días a lo de Susan me hubieras dicho y te llevaba temprano.
-Es que no me voy a pasar unos días, me voy a vivir con ella. -contesto.
-No puedes. -dice Leo.
- ¿Y por qué no?-pregunto yo.
-Porque mis padres son tus tutores legales y sos menor de edad. -
-Si no sabías, mi tía Susan también es mi tutora. -digo sonriendo.
El mira a sus padres para comprobar si lo que dije era cierto y ellos asienten con la cabeza. Escucho la bocina de un auto afuera. Un auto negro, perfecto.
-Gracias por todo. -tan solo eso y me fui, me aleje de mi familia.
Estaba triste porque no me despedí bien, no dije lo que quería decir verdaderamente pero la rabia de que ellos permitían que maten a personas inocentes tragaba todas las palabras y la reemplazaba con vergüenza.


Hola este es el primer capitulo espero que les guste.

Una decisión importante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora