Siempre es una tortura verlo partir. Sentir que sus manos se desprenden de las tuyas mientras sus ojos están sobre los tuyos tratando de mantenerte calmada. Sonríes, demostrándole que estás bien y que no tiene nada de que preocuparse. Quieres que lo único que le preocupe es que procure volver con vida. Y que puedan volver a estar juntos, a reír de cosas absurdas y tener conversaciones en mitad de la noche, juntando bromas para realizarlas cuándo vean a Soap.—Te amo — susurra despacio.
—Yo también — le respondes mientras finalmente se aleja.
Toma su mochila y retrocede. Tu corazón se estanca y tu respiración se detiene. Te fuerzas en sonreír pero tratas de hacerlo todo lo genuinamente posible. Pero él sabe que te estás desmoronando por dentro. Agitas la mano diciendo adiós mientras lo ves reunirse con sus demás compañeros. Soap le palmea el hombro y te mira como diciéndote que van a estar bien y van a volver. Sonríes con pesar y te quedas ahí, de pie en la enfermería observando como el amor de tu vida se aleja de ti una vez más.
Deberías estar acostumbrada a esas cosas. Casi toda una vida trabajando en una base militar en la enfermería. Viendo toda clase de cosas, heridas, sangre y muerte a tu alrededor. Has visto ir y venir a soldados y has visto a algunos no volver jamás.
Ahora tienes a alguien por quien verdaderamente preocuparte. Alguien a quien amaste pacientemente a través de los años demostrándole que no necesita ocultar sus sentimientos ni emociones. Que tiene todo el derecho de ser amado por alguien. Y Simon fue particularmente duro en ese sentido, no rechazándote porque no le gustaras, sino porque o creía merecer que alguien se preocupara por él de la forma en que lo hacías. Y con el tiempo, se dejó querer. Abriendo su corazón a ti a pasos de tortuga, pero lograste comprender y entender cada una de las aristas de este hombre que ante cualquier desconocido luce tan misterioso y frío. Lograste derribar sus murallas y hacerlo sentir como en casa en tus brazos. Y Simon ya no quería más que eso, estar contigo.
Siempre te dolía verlo partir, los días. Las semanas, los meses se hacían eternos y tú corazón estallaba con la alerta de algún mensaje o llamada. Temiendo la peor de las noticias. Pero cuando escuchabas su voz y sus bromas británicas, tus mejillas se ponían rojas y el alma volvía a tu cuerpo.
Tratabas de mantener tu mente enfocada. Como él te enseñaba siempre. Entrenamiento duro en la mañana y siempre algo que estar haciendo para mantener dichos pensamientos malos fuera de lugar. Pero cada vez que llegaba un pelotón herido, la angustia formaba parte de tu sistema y temblabas de solo imaginar que él podría llegar en esas circunstancias o peor.
Varios meses más tarde, en mitad de una noche. Pasos y golpes se escucharon desde el pasillo. Encendiste la luz de tu mesa de noche y te vestiste rápidamente. Las alarmas no tardaron en sonar. Eran las alarmas para el área de medicina. Lo que quería decir que algo grande estaba viniendo y no solo los soldados capacitados para el área de medicina tenían que acudir, si no cada cual se sintiera capacitado para ayudar. Así que corriste a toda prisa hacia el área de la enfermería preparándose rápidamente para recibir al pelotón que venía llegando de algún lugar del medio oriente.
Tu corazón latía desbocado mientras los heridos venían llegando, dirigías los movimientos de tus subordinados ordenándoles que colocaran a los heridos en las camillas lo antes posible. Entre ellos viste entrar a Soap, con un brazo vendado y cojeando. Corriste a ayudarlo sin decir nada, siempre apretando la mandíbula para reprimir tus emociones.
—Hubo una explosión, nadie la detectó — dijo Soap mientras lo dejabas caer sobre la camilla concentrándote en tus heridas, tus labios apretados mientras tratabas de contener tus nervios.
Alguien gritó y dejaron pasar a dos cuerpos cubiertos por mantas al área que dividía la enfermería, uno de los brazos del muerto cayó fuera de la camilla de emergencia y viste la chaqueta de Simon.
Tú corazón se congeló y tu cuerpo también. Sentiste la mano de Soap apretar tu hombro y lo escuchaste decir algo, pero no entendiste ni escuchaste claramente porque tus ojos siguieron el cuerpo y tus oídos piteaban con fuerza.
Tus manos temblaron y tu corazón se apretó provocando que tus ojos se nublaran debido al dolor.
Creíste escuchar su voz y eso te hizo tambalear, alguien te sujetó y pensaste que era Soap. Así que fríamente te enderezaste, dispuesta a atenderlo como prioridad y luego enfocarte en tu jodido dolor.
Pero cuando te giraste, un par de ojos azules y un rostro con el pasamontañas cubierto de sangre te miraron desde arriba.
—¿Pasa algo, amor? — tus ojos se agrandaron y tu cuerpo se debilitó —.
—Simon... — chillaste con tus manos sobre sus brazos. Solo traía una camiseta oscura y entendiste porque no traía su habitual chaqueta. Lo abrazaste con fuerza mientras llorabas por el miedo de haber creído que estaba muerto.
Él te abrazó contra él con fuerza, y luego, mientras curabas a Soap con Simon a tu lado, ambos te contaron todo lo que había pasado. Y como tristemente no habían podido salvar al nuevo recluta.
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「 𝑯𝑬𝑨𝑫𝑪𝑨𝑵𝑶𝑵 & 𝑺𝑷𝑰𝑪𝒀 𝑺𝑯𝑶𝑻𝑺 𝑪𝑶𝑫」
FanficPorque tengo muchas historias en la cabeza y necesito escribirlas sin crear un libro completo.