Home to Hold Onto

Capítulo 25

Carina:

- ¿Cuánto te falta? -me grita desde la habitación.
- No se, Maya. Dos minutos. Estoy terminando -le digo desde la habitación de Giovanna mientras termino de empacar sus últimas remeras.
- Bueno, ya tengo mi valija lista -me dice parada en el marco de la puerta de la habitación de nuestra hija.
- Ok, amor. Ya terminé la valija de nuestra piccola. Espero no olvidarme nada. Pero lo más importante está -le digo y paso por delante de ella-. A propósito de eso, ¿dónde está? -haciendo referencia a nuestra hija.
- Jugando en el pelotero muy entretenida. Creo que ya tiene colores preferidos: azul y verde. Son las que más elige siempre -responde Maya.
- ¿Cuanto falta para que venga el auto a buscarnos? -le pregunto.
- Se ofreció Travis a llevarnos. Me dijo que pasaba 10:30 -mira su reloj-. Como en 15 minutos. Así que si queres damos el último vistazo a la lista y podemos sentarnos a esperarlo.
- ¡Mi reina del portapapeles! - le digo y beso su nariz.

Nos dirigimos hacia el sillón, donde está jugando nuestra hija, y nos sentamos a esperarlo.

Ya pasaron 2 meses del casamiento pero pudimos acordar las licencias respectivas recién para este mes. Tuvimos duras charlas con nuestras respectivas jefas para que coincidan nuestros permisos pero llego por fin el gran día. ¡Nos vamos de Luna de Miel!

Habían pasado 10 minutos y Travis toca el timbre del portero. Maya va a atender y le dice que bajamos enseguida.
- Agarra a Giovanna y su valija, que yo llevo las nuestras -me indica mi esposa a lo que hago caso.
- Adiós, casita -digo mientras cierro la puerta con llave y Maya ya me espera en el ascensor para bajar.

El camino al aeropuerto fue muy divertido: fuimos cantando canciones pop de los '80 a los gritos mientras nuestra hija nos miraba asombrada y se reía.

Llegamos a un aeropuerto repleto. Hicimos todos los trámites de migraciones rápido (nos ayudó estar con una bebé que nos daba prioridad para pasar en cada trámite) y nos sentamos a esperar el vuelo que salía en 1 hora. 
Aproveché para darle de comer a mi hija antes de subir al avión con la esperanza que se duerma. Una señora sentada frente a nosotras no disimuló su cara de asco al verme amamantarla en público. Tomé aire para decirle algo cuando Maya puso su mano en mi pierna y me dijo que No con un movimiento de la cabeza. Decidí hacerle caso y ahorrarme la discusión.

Fuimos las primeras en subir al avión y ubicarnos en nuestros asientos. Por suerte viajábamos solas en nuestra fila lo que me permitió estirar mis piernas en el asiento de al lado.

Durante el despegue, puse a Giovanna en el pecho por las dudas que sus oídos dolieran y como método para calmarla.
Cuando íbamos 2 horas de vuelo, se durmió, así que se la pasé a Maya para descansar mis brazos. Iba a ser un vuelo largo.

Hicimos escala en Francia. Ahí tuvimos que esperar 2 horas hasta que saliera el siguiente vuelo rumbo a Catania. Mientras tanto, recorrimos el aeropuerto y aprovechamos para higienizarnos.

15:34 p.m el vuelo aterrizó en el aeropuerto de Catania.
Cuando salimos de migraciones y nos encaminamos hacia la salida, Maya iba adelante mío llevando las valijas mientras yo la seguía por detrás con Giovanna en brazos.
Se me llenaron los ojos de lágrimas. Volvía a mi querida Italia después de varios años, en un mundo post-pandémico y con mi esposa e hija.
Maya notó mi emoción y me agarro de la mano y se inclinó para besarme.
- Ti amo, sposa mia -me dijo en un Perfecto acento italiano.
- Anche io, principessa -le respondí- Andiamo? - y le hice gesto con la cabeza para irnos a buscar un taxi.

Llegamos a Palace Catania, un hotel 4 estrellas muy lujoso que elegí para pasar nuestra luna de miel lo mejor posible con todas las comodidades que nos merecíamos.
Abrí la puerta de la habitación 305 y me encontré con una vista de ensueño: todo era perfecto allí.
Maya dejo las valijas a un costado y al balcón a disfrutar de la hermosa vista: el Etna se asomaba imponente hacia el norte.