Parte 10.

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El día que juré no beber nada que contuviera una sola gota de alcohol me desperté con una sonrisa en los labios y el cuerpo lánguido y satisfecho. 

Un poco confuso al notar sobre mi cintura un fuerte brazo, rápidamente abrí los ojos y me di cuenta de que no estaba en mi habitación, sino en una muy masculina, con pósteres de jugadores de básquet y de los emblemas de diferentes equipos estadounidenses, adornaban las paredes mientras el suelo era un caos con ropa revuelta.

Miré bajo las sábanas que envolvían mi cuerpo y comprobé que estaba desnudo. Entré en pánico cuando a mis espaldas oí unos suaves ronquidos. Poco a poco tomé aire y me concentré en recordar lo que había pasado la noche anterior, para saber con quién diablos me había acostado antes de llevarme el susto de mi vida al verlo.

Bien, la noche había comenzado con Son Dongwoon. Habíamos bailado abrazados y haciéndonos arrumacos hasta que tropezamos con el insoportable de Yoongi, que bailaba entre dos taradas. Entonces, sin saber por qué, me sentí furioso y comencé a beber como un sediento.

 Si la noche había comenzado con Dongwoon, lo más seguro es que fuera Dongwoon con el que me había acostado, así que me daría la vuelta, le desearía buenos días, le explicaría que estaba demasiado tomado como para recordar algo y seguiríamos con la relación de amigos, tal vez como algo más si llegaba a recordar si la noche había sido satisfactoria o no.

Pero... un momento, objetó mi mente confusa.

Recordaba a un Dongwoon siendo golpeado y arrojado a la piscina, y haber sido cargado al hombro por una rana. También recordaba una conversación que mi hermano Seokjin mantuvo con la rana salvaje y después... 

¡Oh, no! ¡Por Dios, no! ¡Mierda, me había acostado con Yoongi y había sido placentero!  

Me volví cuando escuché la voz que confirmaba mis sospechas dispuesto a gritar, pero me quedé mudo cuando vi su torso desnudo y una sonrisa de satisfacción en los abultados labios mientras me miraba.

 — Buenos días, gatito.







Yoongi sonreía sin creer que Jimin aún estuviera en su cama. Pensó en repetir lo sucedido la noche anterior, pero por la hermosa cara de espanto sospechaba que, si intentaba ponerle una mano encima, acabaría manco de un mordisco. El rubio lo miró confuso, como en estado de shock y cuando Yoongi le dio los buenos días, él se levantó llevándose la sábana consigo enrollada en su cintura, mientras recogía su ropa del suelo lamentándose una y otra vez en voz alta.

— ¡Mierda! ¿Qué he hecho?, ¿qué he hecho? 

Yoongi se apresuró a ponerse los pantalones e intentó hablar con él antes de que se encerrara en el baño de su habitación, pero llegó tarde y definitivamente su conversación fue con la puerta. 

— Jimin, no nos acostamos. —dijo Yoongi pensando que eso lo calmaría. 

— ¿Y entonces por qué estoy desnudo? —quiso saber en tono acusador. 

— Porque hicimos otras cosas... —Yoongi intentó explicarle. 

— ¡Qué!, ¿qué cosas? —preguntó histérico desde el baño— No, no me lo cuentes, prefiero no saberlo. ¿Cómo pudiste seducirme, Yoongi? ¡Estaba tomado! ¡Te aprovechaste de mí! 

— Jimin, yo no comencé la seducción, fuiste tú. Yo traté de resistirme, pero no soy de piedra, ¿sabes? 

— Sí, claro. A ver, ¿qué fue eso que hice que te tentó tanto como para que tú, todo un seductor, no pudieras resistirte a mí? —le cuestionó Jimin mientras salía del baño totalmente vestido en busca de sus zapatos. 

Rana Azul - 윤민 YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora