Parte 7.

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Nunca pensé que me sentaría en la entrada de la casa de mi abuela junto a Jimin y que hablaríamos tranquilamente como dos amigos mientras bebíamos una cerveza.

Cuando éramos niños siempre nos hacíamos rabiar, y en la adolescencia seguíamos igual. Tal vez dentro de unos años maduraríamos y todo cambiaría.

Por mi parte, había comenzado a ver a Jimin desde otra perspectiva después de ese maldito baile, aquel beso me había mantenido en vela más de una noche.
Siempre soñaba con que llegábamos más allá de unos simples besos, pero, cuando estaba a punto de acostarme con Sr. Perfecto, me despertaba acalorado y sudoroso, deseando tenerlo al lado para poner en práctica todo lo que había hecho en mis sueños. 

Nunca me había molestado en pensar en alguien más de dos meses, siempre iba de una conquista a otra sin importarme nada, pero él... él era diferente. ¿Qué tendría que hacer para conquistarlo? Conociéndolo como lo conozco, lo principal era tener paciencia y esperar a que se olvidara de esa maldita lista. 

— ¿Sabes? He pensado acerca de cómo podemos deshacernos de tu padre para que no te moleste nunca más. —dijo Jimin interrumpiendo mis meditaciones mientras señalaba con la botella de cerveza a mi padre, quien permanecía inconsciente y atado con un gran lazo rosa en la entrada de la casa. 

— Ya lo hemos hablado, Jimin, y no puedes matarlo. —le recordé harto de escuchar historias de películas malas de terror en las que los tontos universitarios se deshacían de un cuerpo que luego volvía para atormentarlos. 

— No, creo que podemos quitárnoslo de encima sin matarlo. —afirmó pensativo mientras daba vueltas alrededor de mi padre con ese brillo malévolo en sus hermosos y rasgados ojos, que solamente yo conocía. 

— Lo dudo, mi padre es como una sanguijuela cuando huele el dinero y hasta que no exprima hasta el último won de mi beca universitaria no se despegará de mí. —comenté dándole un nuevo trago a mi cerveza— Por cierto, ¿qué es lo que querías hacer conmigo? —pregunté divertido señalando el gran lazo rosa que envolvía a mi padre. 

— Nada demasiado terrible, sólo dejarte inconsciente, atarte y obligarte a ver todos y cada uno de los capítulos de "SEX AND THE CITY".

— ¡Diablos! ¡Eso sí que es una tortura, Jimin! —exclamé aterrorizado ante la perspectiva de ver una serie donde solamente hay mujeres hablando de zapatos y hombres. 

— Lo sé. —contestó con una sonrisa llena de satisfacción en sus acorazonados labios. 

— Con respecto a tu padre... —dijo Jimin volviendo al ataque— ¿Y si le hacemos creer que tu mamá está saliendo con alguien al que él pueda llegar a temer? 

— Mi padre siempre escapa de la ley y no la respeta en absoluto. 

— Yo no pensaba en la policía. ¿Y si le hacemos creer que tu mamá sale con alguien peligroso? 

— Jimin, en este aburrido condado no hay nadie que se pueda tildar de peligroso. 

— Pero si hay muy buenos actores, ¿o es que acaso no recuerdas la obra de Navidad que yo dirigí en el acto de encendido del árbol? 

— Sí. —contesté sonriendo al imaginar lo que el Sr. Perfecto se traía entre manos— Nunca vi una representación mejor de "El Padrino" que la que tú hiciste. 

— ¡Pues entonces vamos! —me dijo tendiéndome la mano— Aún hay mucho que hacer antes de actuar. 

— ¡Que empiece la función! —solté antes de coger la mano de Jimin y unirme a su locura. 










 

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Rana Azul - 윤민 YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora