Capitulo 2

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Cogio a Dikaiosýni con reverencia y con la tunica que llevaba puesta de dormir la envolvio. Se prometio a si misma que cada mañana a esta hora se iria a tomar un baño y a practicar con la espada. Con esa promesa se encamimo a su tienda.

Cuando llego su abuela aun dormia por lo que aprovecho y con sumo cuidado dejo a Dikaiosýni debajo de su cama. Ya tendria que hacer algo para que cuando cambiasen de situacion para el refugio no se viese mucho su espada, y en el caso mas extremo contarselo a su abuela, y suplicarle que le deje quedarsela.

Estaban en la linde entre los reinos de Dalimen y Fidux y dentro de dos dias, tal y como le conto su abuela al despertarse, emprenderian la marcha hacia Aeltrex, donde pasarian el otoño y el invierno.

Los dos dias se pasaron en seguida entre tareas y llego la noche, la ultima cerca del rio. Durmio profundamente hasta el amaneces y con cuidado de no despertar a su abuela, cogio la espada y se fue a entrenar.

Entreno por media hora y luego se baño para quitarse la fina capa de sudor que la cubria por entera. Agradecio mucho el agua helada ya que estaba empezando a notar calambres en los brazos por culpa de Dikaiosýni que no era tan ligera como parecia.

Suspiro de gusto y empezo a cantar dulcemente. Su abuela que era la unica a la que permitia enseñarle cantar, le decia que tenia una voz de sirena, capaz de hipnotizar a cualquiera. Canto con todo el sentimiento que pudo una profecia o eso decian, pero que ella lo tomaba mas como un cuento para niños.

-Una niña, niña, niña humana,
O eso es lo que ella cree,
Saldra de su ignorancia y sabra que es,
Le quitaran las vendas de sus ojos y podra ver,
La oscuridad de una era de maldad,
Y ella con sus alas, su espada, sus poderes, sus hechizos, sus amigos,
Podra vencer, podra ayudar a su gente y encontrarse a si misma,
Pero al final de todo tendra que elegir,
Una decision que significara su bien o el de los demas.

Tal era la emocion de la cancion que acabo llorando de pena por el destino de esa chica, que no podria ni elegir y sufriria hasta el final.

Se desahogo y con cuidado recogio a Dikaiosýni y lo metio en un morral confeccionado por ella misma especialmente para la espada, para que los demas no la viesen en los traslados.

Habia una gran actividad en el refugio ya que tenian que quitar todas las tiendas y guardar todo para empezar el camino. Segun su abuela tardarian en llegar a su destino unas dos semanas sin ningun contratiempo por lo que contra antes recogiesen todo y empezasen el camino antes llegarian a su destino.

-Joyita, tienes que venir a ayudar, no te quedes de brazos cruzados sin hacer nada mientras nosotros nos esforzamos tanto.- se tuvo que tragar una replica hiriente cuando se dio cuenta de que su padre que era el chaman (uno muy importante), aparecio a su lado.

-Ahora mismo eso iba a hacer, con su permiso Chaman- dijo apresuradamente y se escapo en direccion hacia una tienda donde estaba trabajando Marlein, un gran amigo.

-Hola Marl, ¿que tal vas?-tuvo que ponerse de puntillas para llegar a verle mejor porque media unos monstruosos dos metros.

-Trabajando con mucho calor-miro hacia atras y pillo al Chaman y su hijo mirandola-Veo que te han obligado a trabajar.

-No, he venido a ayudarte un poco, que se te ve cansado-le dijo con una gran sonrisa.

-Que mal se te da mentir Áeht.

Se rieron juntos y Theá tuvo que admitir que se le daba fatal mentir.

-Me gusta mucho Áeht, mejor que Theá, ¿como se te ocurrio?- pregunto curiosa. El siempre ha sido el unico que la llamaba asi.

-Se me ocurrio hara tres años, cuando teniamos catorce y nos prohibieron vernos al armar semejante jaleo con la comida.-sonrio imaginandose todo y ella tambien, en esa epoca eran como dos gemelos inseparables que no paraban de hacer travesuras.-Nos prohibieron tambien mandarnos mensajes para planear nuestra siguiente travesura, pero se me ocurrio que como tu eras el cerebro de todo, darle la vuelta al nombre y asi si lo leian no pensarian que era tuyo.

Ella penso que era ingenioso, sobre todo para un nombre tan poco singular como el suyo.
Theá-Áeht

Aunque Áeht sonase mas como un nombre de chico a ella le parecia que era mas agradable que Theá, que parecia tan formal, cosa que no era ella ni mucho menos.

-Que buenos tiempos,-suspiro con añoranza-ahora nos obligan a hacer tareas, a mi por ejemplo me obligan a coser y a limpiar y a ti a arreglar y cazar. Aunque de cazar no me quejaria.

-Vamos empeorando. Ah, por cierto,-cambio de tema bruscamente al acordarse de una noticia interesante- ha llegado un explorador que ha ido a Dalimen y se ha enterado que esta empezando a haber revueltas en los reinos, en todos, como hace diecisiete años.

Theá se quedo de piedra y cuando por fin pudo hablar casi no encuentra las palabras.

-¿Y que vamos a hacer? Esto nos puede afectar ya que somos nomadas.

-Han mandado hacer un consejo antes de irnos, en estos mismos instantes hay gente discutiendolo.

Termimaron de guardar todo y mientras se hablaba sobre la decision la gente esperaba aguardando un nuevo destino.

Al cabo de media hora, en el crepusculo, salio en Chaman. La gente rapidamente se puso en pie ansiosos de la noticia, este les mando sentarse y quedarse tranquilos antes de hablar.

-Como ya habreis oido, estan empezando a haber revueltas y lo mas seguro es que acaben en guerras, por lo que es mas seguro estar dentro de una ciudad. Para no tener que andar demasiado hemos elegido pedir asilo en la ciudad de los reyes de Dalimen. No se sabe el tiempo que estaremos en ella, pero esperemos que solo sea una falsa alarma y podamos cargar con nuestras cosas y marcharnos de esa ciudad.

Solo se oia el canto de los grillos al acabar el discurso pero poco despues empezaron los murmullos de la gente. Sin embargo Theá solo tenia ojos para el Chaman que nada mas terminar el discurso la miraba fijamente como si ella fuese la solucion, o la culpable.

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