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Por suerte Lucía ya había llegado a mi lado y ahora me guiaba a donde se suponían que estaban los chicos, los cuales abrazaban y felicitaban a la chica que había visto hacía unos minutos en el escenario. Nuestras miradas se cruzaron apenas Lucía y yo nos acercamos lo suficiente.

—¡Por fin estás aquí! —grito Paula emocionada lanzándose sobre mí para abrazarme con fuerza. Le devolví el abrazo.

Cada uno de acercó a saludarme, tomándose su tiempo para abrazarme y verme de cerca haciéndome reír, era muy exagerados, nos veíamos todos los días por video llamadas y varías veces habían ido a visitarme.

—¡Pasó una eternidad desde la última vez que te vimos! —gritó Mario con una sonrisa. Me reí.

—¡Fueron a visitarme una semana antes de que regresara! —grité de regreso, la música estaba muy fuerte.

—¡Y sí mejor vamos al apartado! —propuso Mario luego de que la chica que vi en el escenario le dijera algo al oido, a todo esto ella no se había presentado aún.

¿Serán pareja?

(...)

—Bueno, ya en un lugar mas tranquila creo que es hora presentarlas —Mario se acercó a la chica pasando uno de sus brazos sobre sus hombros acercandola a mí. Me levanté del sofa en donde estaba sentada. La música ya casi no se escuchaba en aquel lugar —. María José, ella es Daniela —la chica tranquilamente extendió su mano hacia mí con una leve sonrisa. La estreché con la mía. Su mirada buscaba la mía y cuando se encontraron no pude evitar perderme en sus ojos —. Daniela, ella es María José, mi primita chiquita.

—Un placer. —su mirada me detallaba en la próxima, cómo si intentará descifrar algo en mí y, raramente, eso me gustó.

—El placer es mío. —el roce sutil de su pulgar en el dorso de mi mano me hizo caer en cuenta de que mi mano seguía unida a la suya. Rápidamente la aparte desviando la mirada.

—Los chicos me han hablado mucho de ti, espero podamos llevarnos bien.

—Claro, seguro que sí.

Noté de reojo como Lucía nos miraba fijamente, primero a mí, luego a ella. Poco a poco una sonrisa pícara se formo en su rostro. Espero no este pensando lo que creo que piensa.

(...)

—¿Así que Columbia? —cuestionó la chica de ojos verdes sentándose a mi lado en el sofá entregándome una copa de vino. La acepté con gusto.

Mario, Paula y Lucía habían salido a buscar mas bebidas, por lo cual nos habíamos quedados solas en lo que parecía ser su camerino para antes de las presentaciones.

—Sí, acabo de graduarme, por eso regresé —su intensa mirada me ponía, de cierta forma nerviosa, pero por alguna extraña razón me gustaba tener su atención —.¿Trabajas aquí?

—Técnicamente no —soltó una leve risita. Tenía una linda sonrisa —, conozco a la dueña y soy su cantante de confianza. Cuando sabe que viene alguien importante al club me pide que me presente, ya que según ella, al público le gusta más mis presentaciones.

—Y no lo dudo —levantó una ceja, sonriendo divertida ante mis palabras —, se que apenas he visto una presentación tuya hoy, pero si todas son como las de esta noche no lo dudo, eres increíblemente talentosa.

—No es talento, es participa constante.

Una sonrisa de orgullo adornó su rostro. Sin duda alguna esta chica cambiaría mi vida es algún aspecto.







...

Enigma.

Hasta que me conoció. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora