5.

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Celos.

Eso era lo que sentía en aquel momento. Verla ahí, con aquella chica, sonriendo tontamente, hacía que me hirviera la sangre.

—Deja de verla así —habló Lucía a mi lado llamando mi atención —, tú eres la que no quiere nada serio.

—Solo la estoy mirando —me defendí —, además esa chica no me genera confianza, no sé que intenciones traiga.

—Eso mismo decías de Katie, de Melissa y de Jade.

—Se veían a leguas que eran unas interesadas.

—Por Dios, Daniela, conocemos a Katie desde hace años.

—Eso no le quita lo interesada. —me crucé de brazos aún mirando a la parejita a unos metros de nosotras. Fruncí el ceño, la pelirroja estaba muy cerca de María José y pasaba sus manos, descaradamente, por sus hombros y brazos y lo peor era que a María José no parecía incomodarale dicho contacto.

—Sabes que Katie es una buena chica.

—Igual —intente justificarme —, María José debería estar con...

—¿Contigo? —me interrumpió de manera burlona.

—Con alguien mejor. —le corregí. Suspiró.

—María José está lo suficientemente grande para saber con quién estar o no... además tiene derecho. —bajé la mirada, Lucía tenía razón, yo era quien no quería nada serio y eso le daba a María José la total libertad de estar con alguien más.

—Es intensa —escuché su voz. Levanté la mirada encontrándome con su sonrisa, sonrisa la cual desde hace días había puesto mi mundo de cabeza y aunque quisiera negarlo me molestaba un poco que esa sonrisa, en estos momentos, no era gracias a mí—, pero es agradable, tal vez la invite a salir.

—¿Cómo se llama la afortunada? —preguntó Lucía con picardía, la mire de reojo, sabía que lo hacía para molestarme aún más.

—Saide —contestó sin desaparecer esa tonta sonrisa —, es actriz, se quedará en la ciudad un tiempo por el rodaje.

—Es una buena oportunidad, ya es hora de que busques a alguien y sientes cabeza.

Bien, esa fue una clara indirecta de su parte.

—Sí, tal vez.

¿Por qué siento esto por ella? ¿Desde cuándo me interesa alguien románticamente?

—¿Calle? —la miré. Sus ojos me voy estudiaban intensamente —¿Estás bien?

¿Qué sé supone que le diría? ¿Qué sentía celos al verla coquetear con todas aquellas que se le cruzaban?

—Sí, solamente no me siento muy bien —mentí ganandome una mirada acusatoria de parte de Lucia —, creo que es mejor que me vaya a mi casa.

—Puedo llevarte si quieres. —se ofreció, la preocupación era evidente en sus ojos. Le sonreí suavemente.

—Te lo agradecería.

Así tal vez podría aprovechar y hablar con ella sin interrupciones. Tengo que aclarar los que siento.









...

Enigma

Hasta que me conoció. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora