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No tenía mayores intereses cuando paso por allí por primera vez. Solo fue simple curiosidad, algo hasta medianamente entendible en alguien como él cuyas relaciones han sido complicadas por decirlo menos. Sabía que le gustaba un buen hombre, así que por ese sentido supo a cuál ir de tantos que habían en la ciudad.

Se vistió lo más acordé para mezclarse, no podía usar su uniforme de hechicería, sé quitó la venda y luego de años volvió a usar los lentes oscuros. Le gustaba la música y las luces no estaban nada mal, veía hombres de allá para acá. Así que, luego de unas 2 visitas bastante exporabicas es que sacó una noche libre y como confianza.

— Disculpe, quisiera saber cómo puedo contratar un stripper, dinero no me falta y es la primera vez que vengo por estos lugares.

— Lo que usted quiere es un privado, ¿O me equivoco? — El hombre tras la barra le pregunto, Gojo no respondió el primer momento porque como dijo, no entendía bien de esos lugares.

— Lamento sonar inocente, pero como dije, nunca había venido por acá. Necesito un poco de accesoria. — El contrario lo entendió, un hombre de cabello negro y pequeños indicios de Barba.

— No, descuida. Está bien que dejes esa inocencia y te atrevas a venir, hay alguien que conozco bastante bien y es un profesional. Déjame llevarte con él.

— ¿Es guapo?

— Bastante. Aquí no encontrarás feos, por lo menos de cuerpo. — Bromeo, haciendo que Gojo lo imite.

— Me interesa entonces. — A los 5 minutos un camarero lo llevo con él, indicándole una puerta a la que tenía que entrar.

— O vaya, que tenemos aquí. — El hombre lo recidio. Estaba enteramente vestido, bastante a decir verdad. Pantalones, botas, camisa, chaqueta, solo faltaba un cubre bocas y solo se le verian los ojos. — Toji Zennit, a tus servicios, rey de los chamanes. — Tomando su mano beso el borso.

— ¿Zennit? Vaya, nunca espere ver a alguien de ese clan aquí. Y menos que me reconociera.

— Ya no soy de ese clan, soy de esos malditos que a ellos no les sirven así que yo me largue, un viejo conocido me trajo aquí. Aprovechando mi buen cuerpo, no esperaba que una leyenda viniera a un lugar tan vulgar. — Un poco triste, si lo pensaba, pero el hombre frente a él no parecía tener algún sentido de lastima o recentenmiento, parecía disfrutar de ese punto de su vida.

— Bueno, me dió curiosidad. Desde la adolescencia, me encantan los hombres guapos. — Extendiendo su mano, tocó sutilmente la ropa de Toji con su dedo. — ¿Aprovechamos que el destino nos puso frente a frente? — Quitándose los lentes oscuros, los colgó de su camisa. Mirando fijamente al mayor.

— Que ojos tan hermosos. ¿Quieres una cerveza para tu espectáculo?

— No tomó. — Declinó, simplemente haciendo lo pedido y sentandose en la mesa principal. La música empezó a sonar, Toji se paró frente a él, tirando la chaqueta que traía puesta, haciendo su primer acto: Enseñando sus brazos.

Sus músculos se lograban ver por encima de la ropa, Gojo quedó hipnotizado, cada movimiento que tenía su cuerpo los 6 ojos de ojo de Satoru lo analizaban a detalle. Ahogando un gemido cuando se arrancó la camisa, sus pectorales respiraban a gustó una vez la ropa en medio. En ese volvió a cambiar la música.

— ¿Quieres verme con esto encima o prefieres esperar? — Inclinándose le mostró un pequeño frasco, muchos de sus clientes quedaban satisfechos.

— Con gusto, pero, una vez te vea sin pantalones. — El mayor asintio.

— Que no te ve pena atender eso que tienes allí. — Con la dirección de su miraba señaló la entrepierna de Satoru, y con su voz sensual y ronca agradó más el tamaño de esa zona.

La música cambio, de espaldas Toji estiró los brazos, moviendo lentamente la cadera dejando lucir ese culo morbisqueable que tenía. A este punto Gojo sentía una erección dolorosa que deseaba salir, mordiendo su labio inferior lentamente.

— Eres todo un especimen hermoso. — Sin pensarlo lo dijo. Los pantalones salieron volando, apenas esto paso Toji dió un paso al frente, tomando el aceite en su manos vistiendolo en su pecho, exparciendolo lentamente por sus músculos. Sin decir nada, extendió su mano en dirección al chamán, sin pensarlo mucho este acepto parándose, dejándose tomar, guiado en ese espectáculo que se volvía en un baile, embriagado con el calor de su cuerpo, su propia excitación y todo el ambiente pecaminoso en él que se sentía.

— Te mueves bien. — Dijo el stripper, tomando la pierna de Gojo, levantandola sobre su cabeza con la intención de frotar sus entrepierna. Aunque por ver su rostro sabía que le gustaba, tenía la sensación que Satoru deseada más.  — ¿Deseas algo más está noche? Rey de los chamanes.

— No es necesario que me llames así.

— ¿Porque te va vergüenza? Yo hubiera deseado tu posición.

— Porque no quiero pensar en nada de eso ahora. — Sus manos tomaron a Toji del cuello. — ¿No hay nada malo en que te besé?

— Esto es un privado. Solo estamos tu y yo, házme o deja que te haga lo que quieras. — Y sin posponer lo inevitable, Satoru lo beso. La ropa interior que llevaba era corta y ajustada, con el motivo de relucir más ese trasero para sus clientes, así que fue fácil para Gojo moverla, no obstante Toji lo detuvo y lo volvió a sentar, poniéndose de espaldas para mostrarle el mismo su desnudes mientras primero bando un pequeño vistazo  jugando un poquito con la paciencia de Gojo, hasta bajarla en su totalidad.

— Que brazos, que tetas, que culo, ¡Que hombre! — Ya estaba sin respiración, sumado a su cabello blanco no ayudaba a disimular lo rojo que estaba por la excitación. Nuevamente Toji le ofreció su mano, guiandolo con él.

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— ¿Tendría que barte el dinero como tal, o te lo meto bajo la ropa interior? — Sacando su cartera luego de terminar de vestirse, ya terminado su turno con Toji, se acercó a él. La habrá pesado genial pero no olvidaba el tipo de lugar en él que estaba.

— Como lo prefieras. — Se lo entrego en manos.

— Antes de irme, me causa curiosidad preguntarte sobre el clan Zennit, más específicamente, tú.

— Si es sobre mi escape, no tengo nada que arrepentirme. Luego de un tiempo conocí a Shui Kon, el me dió este trabajo. Ser stripper no es lo mejor, pero claramente estoy mejor acá que en el clan. — Total, ya se había dejado de respetar hace tiempo. Mínimo acá podía sentirse mejor. — ¿A ti no te va vergüenza siendo tan prestigioso darle dinero a un prostituto?

— Valió mucho la pena al menos. — Termino su visita robándole un beso.

— Nunca pensé que terminaría besando a el rey de los chamanes. — Mucho menos, haberlo hecho gritar su nombre mientras se lo cogía.

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— Cada 2 semanas, como siempre. — El hombre coreano Musitó recidiendo a Satoru, como ya era constumbre desde hace tiempo. Pocas veces faltaba. Llevándolo con, básicamente su favorito del club.

Sentándose en una banca con otros 2 hombres, se dispuso a disfrutar del espectáculo, los 3 tenían frente a Toji, tomando una botella de cerveza virtiendo la mitad del contenido en sus pectorales. Su vista siempre en Gojo.

— Disculpe, quiero pedir 2 horas en privado. — Alzando la mano, el rey de los chamanes mostró el dinero que iba a pagar, metiendolo en la ropa interior del antigüo miembro del clan Zennit, antes de acaparar su atención para la disolución de los 2 hombres que estaban a su lado.

Shui siempre que eso pasaba no podía evitar pensar en lo que debían disfrutar los 2, era capaz de escuchar sus gemidos mientras tenían sexo tras el baile. Se notaba mucho una preferencia.

Kinktoker 2023 TojiGo Versión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora