Parásito I

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Ship: Takemichi x Bonten

Contenido: +18

Takemichi es secuestrado esa noche en la bolera abandonada por Mikey y Bonten, y no tarda mucho tiempo en darse cuenta que Mikey ya no tiene salvación, ahora su único propósito es escapar de ese infierno. Pero, decirlo es más fácil que hacerlo.


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El estridente sonido de cadenas y pieles chocando entre sí resonaban en las paredes de la habitación más alta en uno de los edificios de Bonten.

Takemichi intenta pensar en otra cosa que no sea la polla de Mikey golpeando el interior de su vientre, es difícil lograrlo puesto que el hombre encima suyo es todo menos delicado en sus movimientos. Pero la experiencia le ayuda mucho. Piensa en el sonido de la ajetreada ciudad de Tokyo y lo mucho que le hubiera gustado formar parte de ella. Piensa en las nuevas ataduras que limitan su cuerpo. Antes solo tenía que lidiar con una cadena sujeta a su tobillo derecho, pero ahora , por culpa de su último intento de fuga tiene dos nuevas cadenas, una atada en su otro tobillo y la tercera sujeta alrededor de su cuello. Si de por sí ya se tropezaba mucho con la primera no quiere imaginar el desastre que hará con tres.

Una embestida particularmente profunda, lo saca de sus pensamientos, junto a un casi gemido de placer, pero se mordió la lengua tan fuerte como pudo para contenerlo, no le daría esa satisfacción.

Encima suyo Mikey lo miraba sin ninguna expresión en su rostro, o eso parecía, pero luego de mucho tiempo juntos Takemichi puede ver esas leves muestras de emoción aparte de la apatía en esa profunda oscuridad que representan sus ojos.

-No basta con intentar abandonarme otra vez, ¿ahora también me vas a ignorar? Ta-ke-mit-chy

-M-mikey-kun... deten- ¡Agh!

Mikey no lo dejó terminar de hablar, volvió a tomarlo mientras acercaba su rostro al suyo y comenzaba a besarlo, si es que a eso se podía llamar beso. Era más un choque entre labios y dientes mientras la lengua del albino invadía su boca y exploraba cada rincón posible. Sabía que si no le permitía el paso, solo lo molestaría aun mas, y lo que menos necesitaba ahora es que le volvieran a romper la pierna.

Cuando se separaron, un hilo de saliva todavía los conectaba, pero antes de que el ojiazul pudiera recuperar el aliento, Mikey lo toma de la cintura y lo volteo boca abajo, con su pecho desnudo presionando la cama.

Mikey guió la punta de su pene hacia su entrada y una nueva ronda comenzó. La almohada ayudó a amortiguar sus gemidos. Y nuevamente se fuerzo a sí mismo en pensar fuera de ese lugar. Lejos de esas manos, lejos de ese dolor.

Piensa en que falló su plan de escape.


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Ese día, a quien le tocaba vigilarlo era a Kakucho y Takemichi se había pasado toda la semana enredado sutilmente la cadena hasta el punto que se volvió imposible moverse más de dos metros, es por eso que su amigo de la infancia no tuvo otra opción más que liberarlo para poder desenredar semejante atrocidad.

Se esforzó demasiado en entablar una conversación divertida con Kakucho, con la única intención de distraerlo, y cuando el de la cicatriz estaba apunto de atar la esposa de cuero de nuevo en su tobillo, él le rogó que le trajera unos bocadillos nuevos. Fue muy insistente.

-Tengo demasiada hambre Kaku-chan, en serio quiero esas papas. ¿Recuerdas como siempre te compartía las mías cuando éramos niños? - sabía que era muy bajo de su parte recurrir al chantaje emocional, pero realmente estaba desesperado, no sabía cuando tendría otra oportunidad como esa.

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