Capítulo 6

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Narradora.

_ Oye Poché... sigo pensando que no es una buena idea, mírate, deberías quedarte hoy_ decía Paula mirándola. 

María José tenía sus ojos hinchados y rojizos, había estado llorando y buscando apoyo en su mejor amiga.

_ No Pau, tengo trabajo que hacer y todo lo que necesito esta en casa_ habló cogiendo su mochila del sofá.

_ Bueno, como tu lo prefieras_ dijo la morena sin insistir más porque sabía que no era el momento y no quería hacer enojar a su amiga_ pero si necesitas hablar o lo que sea, llámame ¿okey?

Poché asintió y se despidió de ella para irse. Cuando entró al auto dejó la mochila a un lado para tomarse un momento y dejar caer la cabeza contra el espaldar del asiento. Se sintió como la mierda ver a Daniela besándose con su prometido. Sí, la conoció así, atada, pero nunca antes había presenciado algo como esto y realmente le dolió. Con Paula estuvo hablando hasta pasada la media noche. Para su sorpresa, su amiga no le dijo el clásico "te lo dije" solo la escuchó y la abrazó cuando lo necesitaba.

Por el momento no quería saber nada sobre Daniela, después de las llamadas que le había echo, apagó el celular. Había pasado todo un año con ella y siempre era igual, todo con la esperanza de que en algún momento la eligiera, pero no pasó. A veces el amor no es suficiente y todo no sale como lo esperemos.  Por el momento quería pensar si valía la pena seguir dándolo todo por ella, porque ya ni eso lo tenía claro. La pelinegra derrotada se puso en marcha hacia su casa, necesitaba una ducha y ocupar su cabeza en el trabajo, hoy tenía la cita con la asistente de Héctor Smith, en eso habían quedado el día anterior. Eran apenas las siete y la cita había sido acordada para las dos de la tarde, tenía todo el día para ella.

Cuando estaba muy cerca de su casa se percató del auto blanco que estaba estacionado cruzando la calle. Acaso durmió aquí? Se preguntó reconociendo qué era el de Daniela, hizo una maniobra y avanzó por el camino que estaba a un lado y daba al garaje. Las manos le sudaban por lo nerviosa que se había puesto, no quería discutir y menos hablar, se maldecía por el efecto que causaba esa mujere en ella, aún cuando estaba enojada. Tomando una bocanada de aire y soltandola pesadamente, agarró la mochila y se bajó del coche, todavía dudaba entre si irse a otra parte o enfrentar la situación,  mientras caminaba hacia la entrada. Pero a dónde se supone que iría? Johan estaba todavía de viaje y a Paula no quería molestarla más de la cuenta, así que su opinión más viable era su casa.

Cuando entró lo hizo con precaución, miró hacia todos lados y no la vió, así que cerró la puerta y se adentró.  Sus ojos fueron al sofá que estaba de espaldas a la puerta y allí estaba ella, dormida con la ropa de oficina, encogida con la cabeza apoyada en sus manos y con el rostro relajado. María José se fijo por enecima vez en su rostro, tenía la nariz un poco roja y marcas de lágrimas secas en las mejillas. La pelinegra siguió hasta la cocina y se dispuso a preparar café, se sentía cansada y agobiada. Dejó la cafetera en el fogón y se dirigió a su habitación.

Unos minutos después ya se había puesto un chándal a cuadros azul oscuro y un top negro, salió de la habitación y enseguida el olor a café le golpeó la nariz. Se sirvió una taza y cuando se giró vio que Daniela se despertaba. En ese momento la imagen de ella besándose con otro llegó a su cabeza, el enojo fluía por sus venas y con esto también el dolor. Se recostó de lado en la pared y le dió un sorbo a su café mientras la mirada estirarse en el sofá. Daniela cogió su celular y se percató de la hora, luego se fijo en que no había obtenido ninguna llamada de María José,  pero si dos de sus padres y una de su prometido. Suspiró pesadamente incorporándose en el sofá y marcó el número de Poché pensando que tal vez tendríamás suerte.

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