Capítulo 1

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Sus ojos, un mar de color avellana que cambia según su estado de ánimo, ella puede convertir y convertirme en su princesa o en su heroína, con tan solo una palabra o un gesto. Puede torturarme con su boca en mi zona más vergonzosa, puede llevarme al punto de no retorno, pero no puede convertirse en lo que realmente quiero que sea. 

Soy condescendiente en ocasiones e intento ponerme por un momento en su lugar, en sus zapatos. Pero es imposible comprender que de sus hermosos y suaves labios salga un "te amo" cuando esta atada a alguien más. Y ese no es el mayor dilema, sino, que no lo ama y continúa a su lado. 

Mil veces me pregunté ¿por qué lo hace?

Pero solo intento hallar versiones en mi mente porque no quiero preguntarle directamente. No para recibir una excusa cualquiera como miles de veces ya ha sucedido anteriormente. En vez de eso, me he estado conformando por un año entero, con tenerla en mi cama siempre que es posible y hacerla mía por momentos.

Como ahora, que observo su pecho desnudo subir y bajar al ritmo de su respiración errática. Se ve como un ángel mientras duerme, tranquila y en paz exhibiendo su entera desnudez para mis ojos. Me he imaginado miles de veces como sería nuestro futuro estando juntas como una pareja normal. Como sería poder tomarla de la mano mientras caminamos por la calle, o poder darle un beso en pleno centro comercial o simplemente poder expresarme como quiero sin temer a si alguien pude vernos o reconocerla. 

Por otro lado, comprendo que si ya es difícil estar con alguien que se ve de tu mismo sexo, se complica mucho más si esta persona tiene mi condición. No sería fácil explicar que te gustan las mujeres, pero mucho menos explicar que esa mujer tiene el aparato reproductor de un hombre.  A lo largo de mi juventud me han mirado mal, con recelo y en ocasiones con asco. Hasta mi propio padre reniega de mi por algo que causó la naturaleza y que no es mi culpa. Supongo que nadie quiere un fenómeno como hija y que es difícil lidiar con eso. Pero bueno, ahora que estamos alejados, después de insultos, maltratos y algunos golpes, puedo decir que mi vida va avanzando. 

Con ella es diferente, lo ha sido desde que la vi por primera vez mientras yo cargaba unas cajas en el almacén de su empresa.

***
Vi como se acercaba, con su caminar pausado y su figura esbelta, usaba una falda negra al estilo secretaria y una camisa por dentro, de color rosa viejo. Me pregunté como era capaz de caminar con esos zapatos de tacón alto, pero no por mucho, porque ya había quedado ensimismada con tanta belleza. Por lo joven que me parecía no imaginé ni por un momento, que se trataba de la jefa de este lugar.

_ Oye Poché, ven aquí_ me llamo Randall, el jefe de almacén y mi superior.

Me dirigí a él mientras cargaba una caja que contenía algunas botellas de vino, teníamos que subir un promedio de cuarenta, a un camión entre tres.

_ Dígame señor_ le hablé apoyando la caja en mi hombro.

_ No se si ya leyó el reglamento de la empresa_ me miró de arriba abajo y siguió_ pero claramente dice que en esas fachas no puede estar acá. Así que me hace el favor y se pone la camisa_ haciendo un mojín.

Con mucho esfuerzo me contuve de hacer algo de lo que me pudiera arrepentir, no se que tenía de malo, llevaba un top negro de tirantes gruesos, pero el jefe era él.  Me tragué el enojo y asentí mirándolo a los ojos.

_ Lo siento señor, no era mi intención...

_ Ya ya, deje de parlotear y aprenda a vestirse acorde a su trabajo. Recuerde que esto es una empresa de renombre, no una pasarela de exhibicionismo.

_ Señor Marques, sucede algo?_ una dulce y melódica voz me hizo mirar hacia atrás.

Su gesto se veía imponente y pensé que tal vez pertenecía al área de recursos humanos, ya que las chicas de ese departamento venían a esta área a menudo, para ver trabajar a mis compañeros. Pero esta mujer bien podría pasar por un ángel si así lo quisiera.

Todo Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora