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Las luces de su pequeña casa estaban encendidas, aunque la pequeña llovizna aún no se iba del todo. Admiró todo en silencio, disfrutando de los pequeños segundos de paz que tenía antes de salir del auto.

──Uh, alta casa tenés, pensaba que era más chica ──señaló con simpleza── ¿Querés que te baje en los brazos o? ──bromeo divertido al notarlo inmóvil en el asiento.

Una pequeña sonrisa se resbaló en sus labios. Spreen no era tan desagradable y maleducado como pensaba, aunque si tenía un sentido del humor muy pesado y era un poco agresivo.

No es mal chico, pensó para sí mismo.

──Sigue lloviendo todavía.

En realidad, no le importaba mojarse un poco con la lluvia, en peores ocasiones había tenido que volver a casa con una tormenta arrasando con la ciudad, así que unas simples gotas de agua no eran nada comparadas a los cántaros que le habían bañado hasta el alma en el pasado.

Pero lo cierto era que una vez saliera del auto y entrará a casa, se desataría una pelea por haber llegado tarde, más aún si su padre se había enterado que no se había reportado a las clases. Y él odiaba que lo regañarán.

── ¿No vas a bajar? ──preguntó nuevamente Spreen que le miraba expectante con la cabeza recargada en el volante.

Lo observó unos segundos, realmente no se sentía listo para lidiar con todo eso. Mordió la mejilla por dentro y le dedicó una segunda mirada a la casa sin mucho que decir.

──Podemos dar una vuelta si querés ──propuso retomando la postura en el asiento, apagando el auto al no ver ninguna señal de que harían algo o no.

── ¿Podemos? No quiero entrar todavía, estoy seguro que van a regañarme por.. ──pauso ahora sintiéndose culpable por no seguir con sus clases── todo. ──susurro sin fuerza, agotado, mirando sus pies en el suelo del auto de rico aroma a naranja y canela.

──No entiendo por qué podrían regañarte por "todo" ──señaló haciendo señas para enfatizar la palabra, girándose en el asiento para verle a la cara. ──Pero puedo darte una vuelta hasta que estés listo para entrar, aunque si te soy sincero, sos un adulto y no tenés que darle santo y seña de todo lo que hacés a tus viejos. ──enfatizó la última frase volviendo a encender el auto y avanzar por la calle para alejarse de la conocida vivienda.

──No lo vas a entender, aunque te explique ──. Murmuro bajito recargándose en la ventana, admirando la lluvia caer y las casas pasar.

──Tal vez sí, pero no lo hagas si no querés.

Aquella frase había cambiado un poco las cosas, aunque no lo pareciera. Por unos minutos siguieron dando la vuelta por las calles de alrededor a su casa, charlaron muy poco, porque realmente ninguno tenía muchos temas de conversación hasta que fue Quackity dio el visto bueno para regresar.

Abrió la puerta y suspiro rendido antes de bajar, sintiendo las primeras gotas livianas chocando en su rostro y escabullirse en la tela de su ropa. Estando abajo del auto se agachó un poco y sonrió débil.

──Gracias por traerme y darme una vuelta por ahí, espero que no me cobres muy caro luego ──bromeo tratando de aligerar la atmósfera. La sonrisa invertida y el pequeño asentimiento le subieron un poco el ánimo.

──Sos muy gracioso, ¿sabías? En lugar de estudiar la licenciatura en protección civil deberías dedicarte a la comedia ──, siguió su juego con un ligero tono sarcástico, haciéndole reír. ──No vayas a clases si estás enfermo, pelotudo, cuídate porque no estaré ahí siempre para hacerlo yo.

──Solamente fue una vez, pero seguiré tu consejo, adiós. ──se despidió rápidamente dando un paso hacia atrás para cerrar la puerta del auto con un suave empujón. La ventana pronto comenzó a descender.

──Entra, andá.

Negó juguetón y dio media vuelta para caminar hasta la entrada de su hogar. La puerta estaba abierta cuando dio vuelta al pomo, así que se despidió con un ligero movimiento de manos antes de entrar, dándole un último vistazo al argentino que le observaba desde el auto.

Todo estaba demasiado calmado, por un momento el pensamiento de que la casa estaba sola paso por su cabeza, más pronto se esfumó cuando los cuchicheos en la cocina llamaron su atención tan pronto el ruido del auto saliendo se hizo más tenue.

──Oh no.

Apenas exclamó aquello sus padres salieron al ataque con cara de pocos amigos y con los brazos cruzados en el pecho.

──Es un amigo, no empiecen ──se apresuró en defender caminando directo a las escaleras con destino a su habitación, lo mejor era ignorar todo eso mientras pudiera.

── ¿Y qué fuiste a hacer con ese amigo, hijo? Cuéntanos. ──Staxx fue el primero en atacar, como siempre. Rodo los ojos por inercia y siguió su camino, ignorando cualquier pregunta.

Tití lo recibió en el segundo piso, con ojitos dormilones apretando un patito de peluche en sus brazos y pañal con una camiseta que antiguamente le pertenecía. Era una hermosa imagen pese a la situación que estaba transcurriendo. Rápidamente una sonrisa se coló en sus labios y se apresuró en ir por él y alzarlo en brazos para ayudarlo a volver a dormir.

──Quackity, estoy hablando contigo ──. Regaño su padre subiendo los escalones con pasos firmes y ruidosos.

No le tomó importancia y acomodó al menor en sus brazos para dormirlo, meciéndose de un lado al otro con suavidad para arrullarlo.

──Quack—.. ──su padre ni siquiera termino su llamado enojado a su nombre al verlo de esa forma, arrullando al más pequeño en la familia con la ropa semi mojada y la mochila en la espalda.

──Es un amigo, me cuidó toda la mañana porque me estaba llevando la chingada ──, informó sin prestarle más atención, bajando su tono de voz al sentir la respiración calmada del niño indicando estar dormido. ── Tenía fiebre y me dolía horrible la cabeza, y si, si falte a clases, pero la excusa es esa, espero sea suficiente para tí el saber que, aunque no iba a morir, la estaba pasando fatal y él fue quien se hizo cargo de mí, porque tú no ibas a hacerlo, ni él tampoco. ──enfatizó las últimas tres palabras, sin siquiera voltear a verlo, yendo a la habitación de su hermanito para acostarlo en su cama y dejarlo descansar como era debido.






mañana reviso, okei, besos.

of all the kisses, yours my favorites. ㅤㅤ‹‹ ㅤㅤ skity. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora