𝟻

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La brisa fría de la noche prematura golpeó con fiereza su rostro. Los sonidos de la noche, ──concretamente los autos y el aire moviendo las hojas de los árboles del parque──, llenaban el silencio a su alrededor.

La luna era protagonista en el cielo nocturno y pequeñas estrellas apenas destellaban a pesar de la luz de la ciudad.

Se acomodó mejor en la banca y se concentró en disfrutar del helado de vainilla con chispas de chocolate en sus manos. Tomó un poco con la cucharita para degustar del rico sabor dulce del helado, jugando con la cuchara en sus labios.

──Por cierto, ya me contaron que tenías unos ligues por ahí, eh ──, murmuro divertido Roier de repente, dejando de lado el helado de cono en sus manos para chocar su brazo con el suyo.

Las ganas por reírse de su acción no se hizo esperar en ningún momento e ignorando lo dicho por el castaño simplemente negó entre risas.

── ¿Están guapos? ──la pregunta que tanto esperaba por fin apareció, eso le hizo todavía más gracia. Pero a Roier eso no parecía importarle. ──Uy, espero que me presentes a alguno, eh, no seas egoísta y los dejes todos para tí. ──murmuro receloso el castaño, golpeando sin fuerza su hombro.

Dramatizo un poco quejándose del golpe, aunque apenas lo hubiera sentido y sobo con cuidado la zona "afectada".

── ¡Ni te hice nada, llorón! ──se quejó Roier rápidamente, dándole un golpe con más fuerza. ──Ahora sí, para que llores de verdad, pinche llorón. ──dijo resentido e indignado para seguir devorando su helado de pistacho a medio derretir.

Se quejó está vez de verdad y acarició con cuidado la zona afectada en su hombro, riendo entre quejidos ahogados.

──No llores, cabrón, pero a ver, cuéntame, ¿cómo estuvo eso de que fuiste salvado por tres guapotes en la uni? Cuenta el chisme. ──siguió Roier con su típico papel de señora en verdulería queriendo enterarse del chisme local.

Gruño por lo bajo; ──Ay, no empieces, Roier, a ver dime, ¿quién te dijo? ¿Fue Mariana? ¿Missa?

──Ya, ya, no te enojes, fue Mariana, ya sabes que es una vieja chismosa ──, confesó quitándole importancia, girandose para mirarle directamente dándole una lamida al helado casi inexistente en el cono. Negó entre risas y suspiro rendido. ──pero a ver, cuéntame, ¿son guapos como dijo Mariana? ──preguntó con entusiasmo y una enorme sonrisa en los labios.

──Dos tres. ──soltó con simpleza evadiendo su mirada.

── ¿Cómo que dos tres? ──preguntó de nuevo con una ceja alzada.

Rodo los ojos por impulso; ──No son feos, como quiera si están guapitos. Aunque no están a la altura de, ya sabes quién. ──de todos los temas para hablar justamente tenía que dar con ese.

──Nunca lo vas a superar, ¿no? ──la pregunta de Roier ciertamente era dolorosa.

No, jamás lo haría.

Apretó los labios formando una línea y se concentró en admirar a las personas trotando por la zona.

──Bueno, a ver, cuenta, suelta la sopa, ¿qué estudian o qué? Habla, dame detalles, detalles. ──exigió Roier palmeando su pierna izquierda para llamar su atención.

Roier iba a sacarle la sopa quisiera o no. Encontraría la manera de hacerlo hablar tarde o temprano y le exprimiria la información como una naranja el néctar, siempre lo hacía y era consciente de ello. En ocasiones el pensamiento de que Roier haría un buen papel como detective pasaba por su mente. En ocasiones era todo el tiempo.

of all the kisses, yours my favorites. ㅤㅤ‹‹ ㅤㅤ skity. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora