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Las palabras del profesor llenaban el silencio del aula. Todos, —milagrosamente— estaban callados, unos cuantos, prestaban atención, otros más dormitaban en las mesas y luego estaba él que trataba de poner atención y anotar cada detalle que le fuera de importancia en el futuro.

No se consideraba un buen alumno y mucho menos el más aplicado de todos, pero lo intentaba, así lo había educado su padre. Sus notas no podían bajar del promedio., así que debía esforzarse en prestar atención y recolectar toda la información que le ayudará después a lo largo de la carrera universitaria.

Al contrario de sus compañeros, él era el único que estaba ahí por la beca que su padre le había conseguido, así que la presión por mantenerla era demasiada.

Todos ahí eran hijos de papi menos él.

La clase término más pronto de lo que había imaginado, al parecer el profesor había tenido que irse más temprano por un problema importante, así que solo les dio una leve explicación de su tarea y se fue.

Rechisto por lo bajo, tenía algo que preguntarle al profesor, pero tendría que hacerlo después, en otra ocasión. Los rechinidos de las sillas tiradas hacia atrás llenaron el silencio del lugar luego de pequeños festejos por los minutos libres de los otros.

No sentía la mínima emoción por salir del aula. Así que prefiero quedarse ahí sentado un rato para adelantar con la tarea asignada, tenía unos 20 minutos para terminarla y desocupar un poco su itinerario.

── ¿Quackity? ──escuchó luego de unos minutos.

Alzó la vista de la libreta y buscó por encima a la persona que le llamaba, encontrando al chico de cabello rojizo y sonrisa tímida viéndole desde la puerta.

── ¿Shad? Deberías ir al patio, todos se fueron hacía allá ──, informó vagamente volviendo la vista a la libreta con fórmulas y números un poco complicados, mordiendo la goma del lápiz en su mano para concentrarse.

──No quiero ir al patio, hace bastante calor, ¿no crees? Aquí está fresco y te puedo hacer compañía ──siseo el francés sentándose en la silla a su lado. ── s-si quieres obvio ──se apresuró a decir con timidez cuando los ojos del chico le miraron fijamente con una ceja alzada.

── No hagas mucho ruido, quiero terminar esto hoy, estaré ocupado el resto de la tarde ──. se sinceró volviendo su atención al cuaderno, resolviendo una de las ecuaciones luego de pensar un poco y dejar la goma del lápiz algo maltratada.

El silencio se hizo presente luego de esa pequeña charla. No era algo precisamente incómodo, al contrario, aunque Quackity no quisiera admitirlo le agradaba la presencia del francés, era alguien muy amable y que ocasionalmente se ofrecía a ayudarle, así que no le disgustaba.

Pasados los minutos la tarea había quedado resuelta y olvidada, pues la charla de los dos había dado inicio luego de unos minutos.

── ¿Qué harás hoy? ──preguntó vacilante el francés, con una dulce sonrisa en los labios.

Quackity se encogió de hombros.

──Cuidaré de Tití, supongo.

Quackity odiaba hablar mucho sobre su familia, en especial en un lugar como ese, donde importaba más como te veías físicamente, los billetes que tenías en la cartera y donde podían hacerte pedazos por compartir información familiar demasiado íntima. Pero con Shadoune era diferente, ambos venían de lugares distintos, con familias distintas, pero de algún modo lograban entenderse perfectamente.

── ¿De nuevo tu papá...? ──ni siquiera pudo terminar la pregunta cuando Quackity asintió con la vista en la mesa y los labios rígidos. ──Lo siento.

──No tienes por qué.

Aquello había sido suficiente para que la conversión muriera rápidamente. El contexto de la situación era sencillo. Su padre, Willy, había vuelto después de tiempo y como siempre pasaba, Staxx, su otro padre le prestaba muchísima atención, menos de la que merecía, por lo que él terminaba asumiendo el cargo de padre con su hermano menor, Titanicus.

──En siete minutos debemos llegar al otro edificio, ¿nos vamos ahora? ──la timidez con la que el francés había preguntado rápidamente le hizo sentir culpable, no era culpa del chico lo que pasará con su familia.

──Perdón, Shad, no fue mi intención contestar así, lo siento ──. Susurro mordiendo sus labios, sin tener el valor de mirarle.

El pelirrojo entendía perfectamente la situación, llevaba conociendo a Quackity desde hacía un par de meses. Entendía el enojo y frustración del menor.

── Ven, llegarás tarde a tu clase de logística.

Quackity asintió sin decir nada.

En un abrir y cerrar de ojos los dos ya se encontraban andando por los pasillos de la universidad, uno al lado del otro. Shadoune no tenía nada que hacer en el área de medicina, pero le gustaba asegurarse de que el menor llegará bien a su edificio, era una forma de agradecerle por haberlo protegido y defendido cuando llegó a la universidad y no tenía a nadie ni entendía muy bien el idioma.

El cartel de Logística rápidamente apareció en el corredor. El aula estaba un poco vacía, solamente estaban un par de compañeras y el profesor.

No fue necesario que se despidieran, solamente chocaron los puños y musitaron un suave "suerte". Luego Quackity entró al aula y Shad dio media vuelta para volver a su edificio.

Camino por el aula vacilante hasta tomar asiento cerca de la ventana, pero no lejos del profesor. Se acomodó y espero paciente a que fuera tiempo para la clase, revisó su móvil respondiendo uno que otro mensaje y luego de aburrirse miró por la ventana.

El grupo de fútbol jugaba en la cancha. Reconocía a uno que otro de los chicos jugando en la zona verde corriendo tras el balón. Le parecía patético que correr tras un balón fuera un deporte, pero tampoco iría a gritarlo a los cuatro vientos, lo lincharían y luego bailarían sobre su cuerpo.

Rodó los ojos cuando los vio festejando un gol y se río bajito cuando el otro equipo insultaba y se quejaba de que había sido trampa.

No fue difícil distinguir que quién los mandó a callar fue el que más prestigio tenía en la institución y era insufriblemente bueno en el deporte, Spreen, que los insultaba exigiendo que asumieran la derrota.

Una pequeña sonrisa se resbaló en sus labios. Jamás olvidaría la vez que lo golpeó por —intencionalmente— golpearlo en la cara con la pelota. Nunca olvidaría la amenaza de muerte que le había hecho el argentino ni lo patético que se había visto.

















que chichotas, ¿de casualidad no sueltan leche? pu-pu-puta arrímame tu culo, pero ya

no tengo ni puñetera idea de cómo se ve una universidad, pero lo describo bajo mi propia experiencia (fuí a visitar una cuando estaba en secundaria, hace cinco años), así que, bue, tomen referencias por separao, yo solo escribo cositas que medianamente conozco.

of all the kisses, yours my favorites. ㅤㅤ‹‹ ㅤㅤ skity. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora