Capitulo 2. Conociendome.

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– ¿Recuerdas el cuento que nos contaba nuestro padre cuando niños? - suspiro llevándose su mano a su sien -  no era solo un cuento...

Recuerdo haber mirado fijamente a mi hermano, y haber asentido como unas 3 veces en toda la conversación, luego que mi hermano terminó, sali de mi habitación y me dirigí a la azotea , senti como mi cuerpo se tumbaba al suelo y cai sentada aún lado de una pequeña mesa que quedaba cerca del balcón, alze la mirada mientras miles de imágenes pasaban por mi cabeza , ¿eran recuerdos de aquellos días?.....
No comprendo, lo único que recuerdo es a Edward llamándome tratando de atraparme.
Cuando desperté me encontraba en mi cama y Edward sentado en una silla semi-recostado en mi cama, trate de levantarme lo más despacio posible, me cambie y me puse unos jeans y una blusa algo pegada al cuerpo de color turquesa, cogí una manta y se la puse muy despacio , al parecer se quedo en vela cuidándome, me dirigí hacia la puerta cuando algo me cogió del brazo y me tumbó en la pared

– ¿Q-qué haces Edward? quítate...quítate de encima - me tenía contra la pared muy apegado a mi cuerpo, mis brazos estaban muy bien sujetados por los suyos a cada lado. Su rostro apenas era iluminado por la tenue luz que venía de afuera por una de las ventanas. Por primera vez su rostro me dió miedo, él parecía la oscuridad misma

– Guarda silencio. Por ahora no puedes salir

– ¡¿P-por qué no?! - yo seguía peleando contra él inútilmente

– Comenzaste a recordar. Se darán cuenta que existes.

– ¡Y eso qué!

– ¡¿Quieres que te maten?! - me dió un leve golpe contra la pared está vez sujetándome con más fuerza las muñecas - perdón, perdón - me soltó de inmediato al momento que me vió encogerme y temblar por su voz gruesa

Entonces todo lo que vi y pasó por mi cabeza hace unos momentos fueron recuerdos de mi vida pasada?. Muchas de las cosas que vi aún no logro verlas con claridad.

Me sobe las muñecas, estaban rojas. Quería llorar. "Francis..."

- Perdóname, no tenía por qué gritarte así. Pero... - intentó acercarse a mi pero por reflejo me alejé de él. Le dolió, lo sé - Ruby... - aún así su fuerte brazo me alcanzó antes de poder correr.

Su abrazo... Esto me recuerda cuando éramos niños. - Edward... - mi voz se quebró y lo abraze fuerte. Hace mucho no sentía un beso en la frente de su parte

– Yo tengo la culpa. No llores más, Ruby - que cálido...

– Si... Ya... Ya estoy mejor - no pude evitar sobarme en su pecho para limpiar mis lágrimas

– ¿Mejor? - me aleje un poco de él y le sonreí

– Si - una vez más su mirada me decía que algo pasaba. Miraba a mi espalda. - ¿P-pasa algo? Me voltee apenas con todas mis fuerzas, pero no había nada - Edward, que pasa. Me asustas - sujete con fuerza su camisa apegandome a él

– Mira - lo mire rápidamente, una corriente eléctrica me recorrió la espalda. Sus manos se colaron bajo mi blusa y subían lentamente pasando por debajo de las tiras de mi sostén

– E-edwad qué haces... - cerré los ojos e intente alejarme pero él me acercó más

– Tranquila. Confía - sus labios rozaron mi oreja incrementando más aquella extraña sensación, mis piernas empezaron a temblar. Me sujete de él para pararme bien y no se diera cuenta de lo que pasaba. Una brisa se levantó desde el suelo mientras él susurraba palabras extrañas. La espalda me dolió, ardiendo tanto como si me hubieran echado agua caliente sin pero alguno.

– Está es la razón por la que no puedes salir - me soltó despacio

Tuve miedo de ver hacia mi espalda, sentía un leve peso en esta. - Alas - fue lo único que dije al mirar atrás. - son... Son las alas de mis sueños

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