UAP

21

¿Qué nuevos infiernos es este?

Lisa se despertó y descubrió que el interior de su cabeza había sido ahuecado y lleno de plomo fundido. Sacudió la cabeza para aclararse, lo que resultó ser una muy, muy mala idea. 

 "Ay." Esto se parecía claramente a una resaca, lo que significaba que había estado bebiendo la noche anterior. ¿Pero donde?

Un club. Había habido un club. Y había habido música, y beber, y hablar, y beber, y bailar, y beber, y pelear, y... Vaya. Espera. Respaldo. Lucha. Oh Dios. Ese imbécil de la universidad había estado allí. Y Jennie había empezado una pelea con... todos. 

Mierda. 

 Eso no estuvo bien. Eso no auguraba nada bueno para el próximo semestre. ¿Qué otra cosa? Los habían expulsado. Bueno, les habían pedido que se fueran. Luego los expulsaron. Cruzaron el estacionamiento y el auto de Asshole estaba allí. Ella gimió. 

Y Jennie lo había destrozado. Jesús. Siempre son los callados. Siempre los tranquilos que se meten unas copas dentro y hacen estragos por la ciudad, provocando peleas, destrozando coches, besando gente... Ella se sentó de repente. 

Esto resultó ser una idea aún peor, ya que su cabeza chocó con lo que resultó ser la parte inferior de la mesa. Se acostó de nuevo para dejar que los latidos disminuyeran. 

 La morena la había besado. Jennie la empujó contra una pared y la besó. Así. Sin prevaricaciones, sin timidez, sin nada. Simplemente zas, zas, gracias señora. Y luego ella se había escapado.

Ella yacía allí, desconcertada. En su ciertamente limitada experiencia de besar gente fuera de los clubes nocturnos, una cosa tendía a llevar a la otra, pero era difícil imaginar la cadena de circunstancias que llevarían desde allí a su situación actual debajo de esta mesa. A menos que Jennie tuviera algún fetiche extraño con los muebles. Entonces ¿qué? Regresaron al apartamento. 

Sí. 

Recordó haber atravesado la puerta, riéndose y empujándose unos a otros. Jennie cogió una botella de vino y retrocedió hacia el dormitorio, sonriendo, haciéndole señas con un dedo y mordiéndose el labio, y Lisa la siguió. No, espera, ella no la había seguido, Lisa se había caído sobre algo. 

El monstruoso bolso de Jennie, un bolso tan grande que por derecho debería haber tenido su propio apartamento, o al menos contribuir al alquiler. Para cuando se desenredó, gruñendo y maldiciendo, la chica coreana había desaparecido en el dormitorio. Se había arrastrado hasta allí sobre sus manos y rodillas, con el bolso todavía pegado a una pierna como una almeja gigante tenaz, para encontrar... Encontrar a Jennie dormida, tendida sobre la cama, con una botella de vino filtrándose suavemente entre las sábanas. Intentó despertarla, pero la chica simplemente murmuró algo como "urmshelisa" y se enterró más profundamente en las sábanas húmedas. 

 Maldita sea. Salió del dormitorio dando marcha atrás, todavía a cuatro patas, y llegó hasta la mesa, momento en el que su cuerpo había dicho, claro, eso es todo, hora de la siesta, y se había desmayado. Bueno, entonces está bien. Todo presente y correcto.