Capítulo 4

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- Bonita, ya dormiste demasiado.

- Hummm, un ratito más.

- Dijiste lo mismo hace cinco minutos. Entiendo la tortura que supone el madrugar pero debes de despertar ahora mismo o se nos hará tarde.

- Pero abuelito solo te pido que me dejes dormir un ratito más.

Fui consciente del sonido de una leve risa seguido de pasos alejándose. Agradecida por su marchar volví a dormir o al menos hice el intento hasta que sentí que me ahogaba e moriría de una hipotermia. Cuando abrí los ojos me encontré con un Kyle que tenia una sonrisa igualita a la de Cheshire. El muy patán me había tirado agua helada encima.

- PERO ¿QUÉ MIERDA SUCEDE CONTIGO? CREÍ QUE MORIRÍA IDIOTA -le espeto hecha una furia-.

- No soy idiota, soy tu abuelito bonita ¿recuerdas?

Nos quedamos mirándonos fijamente durante unos segundos hasta que él no pudo resistir más y largó una estruendosa carcajada. ¡Por todos Los Santos! Si el sonido de mi carcajada era horrible alguna vez deberían de escuchar la de Kyle.

De repente se me vino a la cabeza el como anteriormente confundí a Kyle con mi abuelo, realmente lo extrañaba y eso que solo habían pasado dos días de la última vez que lo vi. Mi abuelo lo es todo para mi, es mi lugar seguro, el fue quien se encargó de mi crianza desde que no era más que una niña de 5 años.

Mi madre murió al darme a luz y mi padre nunca me quiso por aquello, ya que me veía como culpable por su muerte.

Recuerdo perfectamente cada una de las veces que intenté que mi padre me dirigiera una simple mirada o palabra, pero aquello nunca ocurrió, él nunca se preocupó por mi, no estuvo a mi lado cuando estuve enferma, no asistió a mis eventos escolares ni mucho menos estuvo presente en mis cumpleaños, los cuales pasaba sola. Para él no era más que la razón del fallecimiento de mi madre.

En mi cumpleaños número cinco él apareció por casa, estaba tan feliz, creí que su aparición se debía a que por fin celebraría mi cumpleaños conmigo, que por fin dejaría de ser un fantasma para él y me daría el mismo trato que todas mis compañeras de clase recibían por parte de sus padres. Ese día fue la primera vez que experimenté como se sentía el que mi padre me cargara y envolviera en sus brazos, él me llevó a su coche y mi yo de cinco años creyó que su padre se había tomado la molestia de organizar una fiesta de cumpleaños donde habrían muchos otros niños que quisieran jugar con ella. He de admitir que fue bastante ingenuo de mi parte ya que él solo se limitó a dejarme en la puerta de la casa de mi abuelo materno e irse, no volteó a verme ni una vez mientras yo lloraba, gritaba y suplicaba que no me abandonara, a él todo eso le valió mierda.

Mi abuelo materno desconocía sobre mi existencia al igual que no tenia idea alguna sobre la muerte de mi madre. Él y mi madre tuvieron una fuerte discusión y cortaron lazos el día que ella tomó la decisión de casarse con mi padre. No puedo imaginar el gran dolor que debió de sentir mi abuelo al enterarse de esa manera cruel e insensible sobre la partida de este mundo de su hija, después de que él pasara años enteros buscando alguna manera de poder contactar con ella.

A pesar de toda esa dolorosa situación, mi abuelo me crío, me quiso como nunca nadie lo había hecho y me apoyó en cada uno de mis momentos. Estuvo para abrazarme y consolarme en mis fracasos al igual que para elogiarme y decirme lo orgulloso que estaba de mi en mis logros. Demonios, lo estaba extrañando tanto que dolía.

- Me gustaría saber por dónde está holgazaneando esa cabezota tuya.

- ¿Me dijiste cabezota? -no podía creer que me dijera eso, no cuando el tenía más cabeza que Doraemon de ser posible-.

- ¿Yo? ¿Cómo crees? Sería incapaz de decir algo como eso.

- Realmente eres un idiota.

- Auch, ¿por qué me insultas, bonita? Y yo que creí que ya me andabas amando.

Esta vez fui yo la que largó una gran carcajada mientras él me miraba fingiendo indignación.

- Ni en tus mejores sueños muñequito.

- ¡VOSOTROS DOS! -llevé mi atención hacia Leyla que se encontraba en la entrada de mi habitación dirigiéndonos una mirada asesina -¿Qué hacen que los lleva tanto tiempo? y Sophie ¿por qué estás tan jodidamente empapada?

- Es que verás, Kyle me...

- Mira, ¿sabes qué? no tiene importancia -no pues y para que me preguntó- ¡Y ALÍSTATE YA, QUE LLEGAREMOS TARDE! ¡Y TÚ KYLE SAL DE AQUÍ Y DEJA DE MOLESTAR!

- ¿Tarde? -de repente se me ocurrió la maravillosa idea de mirar la hora en mi móvil- Mierda puta, por la chocha de Campanilla, ¿qué se supone que hacían que no me despertaron?

- Bonita, me he dedicado un buen tiempo a intentar despertarte -dice Kyle carcajeándose-.

- Salgan de mi habitación debo de arreglarme, venga fuera lárguense -Leyla se marcha, llevándose a Kyle a base de regañadientes ya que el muy perro se negaba a salir-.

Corriendo saco las prendas de ropa que voy a vestir el día de hoy de mi maleta, más tarde tendré que acomodar todo mi equipaje en su lugar correspondiente.

Me acabo decidiendo por un top de ganchillo blanco junto a una falda vaquera y para calzar elijo llevar unas sandalias planas. Acto seguido, trenzo mi cabello y acabo por colocarme un poco de perfume, ya lista agarro mi mochila con lo necesario no sin antes darme un último vistazo en el espejo comprobando mi aspecto.

Salgo corriendo en busca de Leyla y Kyle para no retrasarnos más y llegar al instituto lo más antes posible, los encuentro sentados en el sofá. Leyla está dandole la espalda a Kyle, con las mejillas tan rojas que temo por el que se le vayan a explotar, mientras que Kyle la mira dedicándole su típica sonrisa de Cheshire -creo que Kyle y Cheshire fueron hermanos separados al nacer o alguna mierda así- Me debato entre hablar o no y no es hasta que los engranajes de mi cabeza comienzan a funcionar que recuerdo el motivo por el que teníamos tanta prisa.

- Chicos, ya nos podemos ir. Perdónenme por hacerlos esperar.

- No te preocupes, bonita -suelta Kyle con una actitud perezosa como si para él no tuviera ninguna importancia el que lleguemos tarde o temprano al instituto-.

Por el lado contrario, la pelirroja no parece opinar lo mismo ya que nos saca a ambos a empujones del apartamento y nos mete a velocidad de rayo mcqueen dentro del ascensor. Una vez que nos encontramos a fuera del edificio Leyla agarra mi mano y empieza a correr. Volteo hacia atrás cuando escucho a Kyle gritar que estamos locas y lo encuentro todavía de pie frente a nuestro edificio observándonos con el ceño fruncido.

Después de unos largos e intensos minutos de correr sin parar acabamos por llegar a la entrada de lo que va ser mi instituto, en el proceso perdimos completamente de vista a Kyle.

Ahora mismo, Leyla se encuentra hablando con unas chicas que me ha presentado y que asisten junto a ella a clases de ballet por lo que entendí.

En tanto que las escucho hablar a lo lejos diviso una fuente para beber agua. Sin dudarlo empecé a caminar hacia ella tras avisarle a Leyla, sentía mis piernas malditamente adormecidas, jamás he sido buena en cualquier tipo de actividad relacionad con el deporte ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que he corrido anteriormente.

Estaba tan perdida en mis pensamientos que no me percaté de la cáscara de plátano que alguien había tirado allí. Antes de siquiera poder reaccionar, me encontraba cayendo al suelo, presa del pánico me intenté agarrar del chico que estaba en frente mía pero fracasé miserablemente.

Lo siguiente que supe fue de como mi cara se comió la arena del suelo y de la gente carcajeándose a mi alrededor sospechaba de que mis bragas de peppa pig quedaron al descubierto por el frescor que sentía en esa zona.

Cuando despegue mi rostro del suelo fui consciente del pantalón que tenía entre mis manos, confundida levanté la mirada para encontrarme con un apuesto chico rubio e ojiazul mirándome entre sorprendido y horrorizado con el rostro completamente rojo, solo cuando volví a bajar un poco la mirada me di cuenta de que el chico se encontraba en calzoncillos.

Putísima mierda, me había llevado sus pantalones en el proceso de mi caída. Al final, no fracasé miserablemente del todo cuando intenté agarrarme de él.

Caos, paz y amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora