Capítulo 5

12 3 1
                                    

Francamente, no tengo ni idea de que se supone que estaba esperando que sucediera hoy, bueno a lo mejor el tener un poco de jodida suerte en mi vida y poder tener un inicio de curso normal sin hacer el ridículo y llamar la atención a gran escala como acababa de hacer. Pero claro que eso no iba a suceder después de todo estamos hablando de mí, de Sophie Roberts, por supuesto que tenía que caerme de cara al suelo por culpa de esa dichosa cáscara de plátano y para finalizar, la gota que colmó el vaso fue dejar en descubierto mi ropa interior junto la del rubio. Me había propuesto dar una buena primera impresión al resto de los estudiantes y vaya que si la he dado.

Inmediatamente después de que ese patético escenario tuviese lugar me levanté como pude y salí corriendo de allí dejando atrás al rubio boquiabierto junto al resto de personas que se encontraban allí.

Me adentré en la primera habitación que logré abrir la cual resultó ser una pequeña sala con estantes en los que había diferentes tipos de productos de limpieza y lo siguiente que hice a continuación fue sentarme en una esquina y comenzar a llorar, me sentía tan malditamente inservible, y es que por mucho que me esforzara en hacer algo, incluso la cosa más simple, siempre acababa por arruinarlo todo.

Desconozco cuánto tiempo estuve allí sentada llorando pero cuando al fin conseguí calmarme un poco decidí que ya era suficiente, que debía de armarme de valor y salir, que no podía estar todo el día escondiéndome.

Justo al salir choqué con alguien y terminé cayéndome de culo en el suelo. ¡POR DIOS¡ ¡¿QUÉ TIENE EL MUNDO CON HACER QUE ACABE EN EL SUELO HOY?!

Mientras me levantaba refunfuñando todo tipo de maldiciones hastiada por mi mala suerte reparé en que la persona con la que recién acababa de chocar no era ni más ni menos que Jake -mi vecino, el del apartamento de al lado del mío -, que se hallaba examinando con detenimiento mi rostro.

- ¿Has estado llorando? -me preguntó tomándome desprevenida, y es que de todas las cosas que podría haber dicho no esperaba que de su boca salieran estas palabras en específico-.

- ¿Qué? ¿De qué hablas? ¿Por qué lloraría? -obviamente no hacía falta decir que no estaba dentro de mis planes que de todas las personas que habían en el mundo, tener que compartir con él engreído que tenía delante la humillación que había experimentado momentos atrás-.

- Sophie, ¿es en serio? -me cuestionó con una ceja enarcada-.

- ¿A qué te refieres? ¿El qué es en serio?

- Tienes los ojos hinchados y algo rojos como para decir que no has estado llorando o bueno a lo mejor lo que pasa es que te has fumado un buen piti. A parte ¿por qué tienes arena en tu cara y ropa?

- Y-yo... me caí. ¡ADEMÁS YO NO CONSUMO ESAS PORQUERÍAS, NO SEAS IDIOTA! -le hice saber indignada por su sugerencia-.

- A parte de tener mal genio has de ser un duendecillo muy torpe ¿me equivoco? -formuló haciendo el intento de no reír,  y más le valía que no lo hiciera o le metería tal puñetazo que se le quitarían las ganas de volver a reírse por el resto de su vida-.

- No lo sé, pero lo que sí que sé es que eres demasiado irritante.

- Irritantemente irresistible -dijo alzando las cejas de arriba a abajo con su mejor sonrisa de cretino lo que me hizo rodar los ojos-.

Fastidiada intenté pasar por su lado con la clara intención de ignorarlo y seguir mi camino hacia clases, cuando de repente sentí su agarre en mi muñeca y el como tironeando de mí me hizo devolver a mi posición anterior.

- ¿Qué mierda? ¿Cuál es tu jodido problema, energúmeno? -estaba teniendo un día horrible y no tenia paciencia como para lidiar con este loco-.

- Venga duendecillo no me mires con esa cara, así como si fueras a abalanzarte sobre mi en cualquiera momento para ahorcarme y en el sentido literal.

- Sucede que es exactamente lo que voy a hacer como te andes jodiendo conmigo -le anuncio liberándome de su agarre- Ahora si me permites tengo que ir a clases.

- ¿Irás a clases con esas pintas? Parece un payaso.

Me di la vuelta dispuesta a responderle, pero lo único para lo que abrí la boca fue para cerrarla posteriormente y es que joder, aunque odiase admitirlo el energúmeno tenía razón, seguramente tenga unas pintas horribles.

Mientras reflexionaba sobre si asistir a clases o irme de vuelta al apartamento y hacer de este día como si nunca hubiese pasado, volví a sentir como los dedos de Jake se enroscaban en mi muñeca.

Lo observé intentando mostrarme inexpresiva aunque no sé porque mierda sentí instalarse una punzada de calor agradable en mi pecho, en tanto que intentaba hacer disminuir aunque fuese un poco aquella tonta sensación, advertí que Jake me guiaba hacia la salida del instituto. No entendía que carajos pretendía pero estaba demasiado cansada como para discutir o si quiera preguntarle, así que solamente me dejé llevar. De todo modos no podría ser peor que la escena que hice esta mañana ¿verdad?

Jake nos dirigió hasta la misma fuente de la que quise beber agua esta mañana, dejándome totalmente confundida ya que no estaba logrando comprender el motivo del por qué me trajo aquí.

De repente contemplé como sacó un pañuelo de uno de los bolsillos de su pantalón y lo humedeció en el agua que caía de la fuente durante unos segundos para luego comenzar a aplicarlo sobre mi rostro quitando seguramente la arena que había pegada en el, sus movimientos eran suaves y delicados y de vez en cuando sus dedos rozaban mi rostro dejando un leve cosquilleo en la zona afectada por estos.

Me sentía sumamente aturdida ya que no podía entender del todo lo que estaba ocurriendo en este instante, el como una persona tan engreída e irritante como él podría tener esta clase de gestos tan dulces.

- ¿Qué me miras tanto pequeño duendecillo? -me interrogó con el entrecejo fruncido-.

Y ahí volvía a ser él mismo, el energúmeno del que me di cuenta que es desde el momento en el que le conocí.

- Lo feo de cojones que eres.

- Es irónico que seas tú la que me diga eso, sobre todo con estas pintas -dijo con una sonrisa burlona de boca cerrada- Bueno, ahora al menos tu rostro ya está limpio.

- Muchas gracias Jake.

- Creo que debiste de golpearte la cabeza bastante fuerte en la caída que me mencionaste antes -me declaró fingiendo una mala expresión de horror y ganando por mi parte el que las comisuras de mis labios se elevasen un poco aunque no duró más que unos cortos segundos-.

- A pesar de que seas un energúmeno engreído realmente aprecio tu gesto, además no soy una malagradecida -le hice saber antes de bufar-.

- Entiendo, bueno yo ya me voy. Ten un buen día e intenta no ser tan torpe duendecillo - dijo a la vez que simultáneamente me hacía un ademán de despedida con la mano-.

- ¿A dónde vas? No me digas que... ¡¿VAS A HACER PELLAS EL PRIMER DÍA DE CLASES?!

- Claro que voy a hacerlas, pero mierda no tienes porque jodidamente gritarlo. Además es solo el primer día de clases, no es nada importante, solo van a dar un un largo e aburrido discurso y darán pie a las estúpidas introducciones.

Ahora que lo formulaba de aquella manera me hacía ser consciente de que muy probablemente tuviese razón y además a parte de eso no tenía ganas de asistir a clases para ser objeto de las miradas y risas de los demás.

- ¿Puedo ir contigo? -antes de siquiera poder pensar, la pregunta salió de mi boca sorprendiéndome a mí misma.

Cuando fui a reparar en su reacción me percaté de como al principio se mostró igual de sorprendido que yo, pero luego con una sonrisa en la que mostraba su dentadura tan estúpidamente perfecta extendió su mano en mi dirección para que la tomase.

Y eso hice.

Caos, paz y amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora