𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗰𝘂𝗮𝘁𝗿𝗼.

109 7 0
                                    

❛QUERIDO BILLY❜

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

QUERIDO BILLY

narra Charlotte

— работать! (¡A trabajar!) — me gritó el guardia que abría bruscamente la reja de mi celda.

Me paré perezosamente del suelo. El hombre me agarró fuertemente del brazo y me llevó hasta a fila de hombres para que sigamos trabajando en las vías del tren. En ese trascurso de caminata, Dmitri se posicionó a un lado mío.

— ve al oeste por el bosque — me informó directamente —. Verás una iglesia con techo gris. Espera adentro. Yuri te verá ahí.

— ¿llegaron? — pregunté, refiriéndome a mis amigos.

— sí, llegaron anoche. Se reunirán con Yuri pronto. Si todo sale bien, mañana mismo estarás en casa cenando en Enzo's conmigo, muñeca — sonrió arrogante. Moví mis ojos para arriba —. Mira, muñeca. Trata de no tener muchas esperanzas. Lo he pensado mucho y creo que la probabilidad de lograrlo es... de 50 a uno.

— esta tarea no se compara con todo por lo que tuve que escapar. Y salí convida — respondí.

— me gusta tu instinto de superioridad, muñeca. Me impresionas. En este momento estás como Steve McQueen, el Rey de la Nevera, ¿no? — bromeó Dmitri.

— esperemos que no.

— claro que no, porque McQueen volvió a la nevera. Entonces, hoy debes ser mejor que McQueen. Cambié de opinión. La probabilidad debe ser... de cien a uno.

— cada vez más esperanzas — dije sarcásticamente.

— Oh, mira. Nuestro amigo entrometido — Dmitri giró para atrás, en dónde se encontraba Jim —. ¿En dónde lo quieres?

— en la cara no — respondió firme.

— claro que no. Quieres verte bien para tu mujer 

— ¡no es mi mujer!

Dado a esa improvisación de pelea, Dmitri empujó a Jim. Me hice a un lado para que el hombre caiga al suelo y no arriba mío. Seguimos caminando. Me paré en la caja de madera para que revisen mis cadenas en los tobillos. Como estaba todo en orden, seguí mi camino para ir a trabajar.

Jim y yo nos miramos, la señal para que ejecutemos el plan para largarnos de aquí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jim y yo nos miramos, la señal para que ejecutemos el plan para largarnos de aquí.

El hombre rompió su martillo y se dirigió hacia la casa de repuestos. Miraba de reojo a ver si mi amigo se adentraba a la casucha. Al hacer dicha acción, estamos la madera en el metal de las vías unas tres veces hasta que se rompió. Caminé y en el medio del camino un guardia me paro. Se me congelo el corazón.

— Куда ты идешь, женщина? (¿Adónde vas, mujer?)

Eleve el palo de madera, mostrando que se me había roto el martillo. El hombre me miró por unos segundos y luego me dio una señal para que entre a la casita, para luego irse. Sonreí victoriosa a la mentira que se trago el guardia.  Me adentre a la casucha, lo primero que observe fue a un guardia tirado en el suelo ensangrentado y al lado Jim intentando sacarse las cadenas.

— debemos apresurarnos — hablé. Jim se encogió de hombros al escucha mi voz repentina.

— ¿no te enseñaron a tocar la puerta? — bromeó, riéndose dolosamente por su tobillo casi roto.

Reí en silencio y comencé a buscar una herramienta para sacarme yo misma las cadenas enredadas en mis dos tobillos. Hasta que encontré una tijera corta pernos, perfecta para estos momentos. Me acerqué a la mesa y la tomé.

— куда, по их мнению, они идут? (¿Adónde creen que van?)

Escuchamos una voz firme, sabíamos de quién era. Me quedé perpleja de espaldas al guardia que nos había acorralado, cerré mis ojos rindiéndome.

— Вставать! Покажи мне свои руки, женщина! (¡Levántate! ¡Muéstrame tus manos, mujer!)

Cómo anteriormente había agarrado la tijera corta pernos, la sostenía entre mis manos, pero mi cuerpo la ocultaba. Alcé mi mano izquierda y me giré bruscamente, dándole con la herramienta en la cabeza al hombre. Este mismo, se desplomo en el piso, pero eso no lo debilito en segundos a pararse. Jim se encargo del trabajo de asesinar al guardia, mientras yo me quitaba las cadenas con la herramienta llena de sangre. Al escuchar disparos, agaché mi cabeza sin dejar de intentar romperlas. 

— ¡sí! — festejé al cortar las cadenas.

Un griterío ruso de los guardias se aproximaban a la casucha. Rápidamente volteé a todos lados para encontrar una salida, hasta que encontré una puerta chica en el techo.

— ¡Jim, sube! Tengo un plan.

Él solo asintió y subió a la mesa. Agarré una mesa y la estampé contra la puerta de madera, impidiendo el paso. Luego, agarré explosivos y los prendí. Me subí a la mesa y abrí la puerta del techo. Al salir salté del techo, ahogué un grito por el impacto y por el tacto repentino de la fría nieve. 
La explosión hizo efecto, me agarré la cabeza al impacto. Corrimos hasta una especie de vehículo trineo, Jim a volante. Subimos cuesta arriba, desapareciendo de la vista de los guardias. Escapando de la cárcel.

— ¡wujú! — destejé con una sonrisa.

Continuamos el camino hasta el pueblo que me había hablado Dmitri. Nos bajamos del vehículo y comenzamos a correr como podíamos. Yo adelante para guiar a Jim.

— esta es la iglesia — suspiré a unos metros de ella.

Corrimos nuevamente y cuando estuvimos en frente, me agaché y moví una roca que, debajo de ella, estaban las llaves de la puerta. Me acerqué y la abrí, cerrándola detrás mía. Caminamos por el pasillo hasta llegar a un cuarto. En él, habían muchas cajas de ropa y mantequilla de maní. Jim y yo nos miramos con una sonrisa, y comenzamos a comer desesperados.

— acompáñame al paraíso, Charlie — me decía el hombre, quién estaba acostado en la cama con una cobijas, extendiendo los brazos. Sonreí y me lo uní.

Pensaba que todo había terminado, que estábamos a salvo, que ya no tendríamos que escapar. Pero las esperanzas duraron poco. Un griterío lejano nos puso alerta. Nos paramos sorprendidos.

— ¡no, no, no!

La puerta se abrió bruscamente, mostrando a unos cuentos guardias apuntándonos con sus armas. Corrimos hacia la ventana en una ilusión de escapar, pero ya era demasiado tarde. Me agarraron de la cintura y me estamparon contra el suelo, al igual que Jim.

— Теперь я забуду, что ты женщина (Ahora sí me olvidaré que eres mujer) — me dijo el guardia, mirándome desafiante.

Comenzaron a golpearme en todas las partes de mi cuerpo, hasta quedarme inconsciente.

Comenzaron a golpearme en todas las partes de mi cuerpo, hasta quedarme inconsciente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝗖𝗔𝗡'𝗧 𝗥𝗘𝗠𝗘𝗠𝗕𝗘𝗥 𝗧𝗢 𝗙𝗢𝗥𝗚𝗘𝗧 𝗬𝗢𝗨 ❚𝖣𝗆𝗂𝗍𝗋𝗂 𝖠𝗇𝗍𝗈𝗇𝗈𝗏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora