su hijo no sólo se parece a su padre, sino que su personalidad también es la misma. ambos duermen mucho, comen mucho y se quejan de todo. pero esto también significa que eres el mediador cuando los dos se pelean. ¿por qué se pelean? por ti.
ADVERTENCIAS: ninguna.
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La luz del sol que entraba por las cortinas te despertó. Gemiste, molesta porque el rayo estaba en tu cara. Al acercarte, tu brazo tocó el frío colchón en lugar de un cuerpo.
—¿Eh?— levantaste la cabeza. De hecho, estabas sola en la cama. Obligándote a sentarte, te levantaste de la cama y saliste arrastrando los pies de tu habitación. Te rascaste la cabeza, mirando a tu alrededor hasta que tus ojos se posaron en la ancha espalda de tu novio.
—Ahí estas— suspiraste.
—Oh. Estas despierta— se dio la vuelta y se acercó a ti con una gran sonrisa infantil. Sus brazos te envolvieron de inmediato, su gran cuerpo prácticamente apoyado en el más pequeño.
—Bien bien. Buenos días a ti también, Koo— le diste unas palmaditas en la espalda, con la mejilla aplastada contra su pecho. Bam se acercó trotando, moviendo la cola con entusiasmo.
—Buenos días a ti también, Bam-ie— sonreíste, sosteniendo su cabeza con ambas manos para frotarle las orejas.
—Será mejor que vaya a lavarme. Probablemente tenga aliento matutino— les dijiste a ambos con una sonrisa y regresaste al dormitorio. Eso fue hasta que escuchaste pasos detrás de ti y viste a Jungkook siguiéndote con Bam.
—¿Qué?— Jungkook parpadeó.
—Nada— te reíste y te recogiste el cabello en un moño.
—¡¿Qué están haciendo ustedes dos?!— preguntaste mientras te seguían al baño. Bam simplemente jadeó con la lengua fuera de la boca. Jungkook fingió estar ocupado con una pelusa imaginaria en su camisa. Suspirando, sabías que no podrías deshacerte de ellos así que usaste el baño rápidamente y te lavaste los dientes.
—Eres tan hermosa— Jungkook sonrió mientras se apoyaba contra la pared, mirándote a través del reflejo del espejo. Resoplaste, tenías costras en los ojos y pasta de dientes goteando por tu barbilla.
—Te amo— Jungkook envolvió sus brazos alrededor de tu cintura y hundió su rostro en tu hombro.
—¡Koo!— estabas tratando de lavarte la cara pero él estaba haciendo la tarea mucho más difícil de lo habitual. Cuando terminaste, tomaste tu toalla para secarte la cara.
—¿A dónde vas?— preguntó Jungkook mientras salías de la habitación.
—A despertar a tu hijo— respondiste con una mirada plana.
