Capítulo 5

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Todos los soldados y cadetes estaban formados en aquel cuartel, estaban esperando al Sargento Hanagaki y al Señor Don Nadie.

Aunque no tardo mucho.

Ya que escucharon pisadas fuertes y firmes, vieron como los dos jefes los mirabas desde el segundo piso, que solamente tenía varendales de metal, parecía una especie de puente.

Los soldados y cadetes se pusieron firmes y rectos e hicieron el clásico saludo militar.

—Buenas noches soldados. —hablo el hombre mayor de edad.

—¡Buenas noche Don Nadie! —gritaron los soldados al mismo tiempo.

—Les tengo que dar un aviso importante. —dijo y se puso recto, algo muy raro en el, pues Don Nadie, era persona divertida y le gustaba hacer broma en cualquier momento. Pero cuando se ponía serio en el trabajo, era algo muy serio.— Ya saben que tenemos una misión, como siempre el encargado será el Sargento Hanagaki.

El Sargento Hanagaki dio un paso al frente y Don Nadie le dio una mirada.

—Creo que los veteranos sabrán como trabajo. —hablo Hanagaki serio.— A los cadetes, prepárense porque se acerque el infierno. —aseguró muy seriamente.— Para esta misión los enemigos están jugando con fuego naranja... Pero nosotros seremos el fuego azul. En esta misión también estarán ellos. —apunto al grupo de invitados.— Ellos serán la parte importante de la misiones ok?

—¡Si mi Sargento! —gritaron todos.—

—Antes que empecemos con la misión, tendrán una hora para hablar con sus familiares, si quieren verdad, ahora retirence.

Todos los soldados ni la pensaron y se fueron a sus habitaciones agarrar sus teléfonos y hacer lo que dijo su Sargento.

—Siempre tan amable Hanagaki. —hablo Nadie con un tono de burla, a lo que Hanagaki le hizo una mala cara.

—Te recuerdo que yo tengo familia —hablo el— Y tu también tienes familia Nadie. —dijo y rápidamente la sonrisa de burla que tenía Nadie desapareció.

—Maldito, me estas faltando el respeto mocoso mal educado. —dijo para después a pegarle una palmada suave en la espalda.

—Te recuerdo que tu eres peor de irrespetuoso Nadie. —dijo Hanagaki serio y sintió unas miradas asique voltio la cabeza y miro a sus antiguos amigos mirándolo.— Me tengo que ir, estaré en mi oficina si necesitan algo.

Takemichi no tardo en irse, los antiguos amigos de Hanagaki solo miraban la fuerte y gran espalda que tenía Takemichi, pero después el desapareció de su vista.

Era de noche, para ser exactos eran los once de la noche, Takemichi seguía en su oficina haciendo papeleo y el supuso que todos los invitados estaban dormidos, pero dejó esos pensamientos de lado y se consentro en el papeleo

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Era de noche, para ser exactos eran los once de la noche, Takemichi seguía en su oficina haciendo papeleo y el supuso que todos los invitados estaban dormidos, pero dejó esos pensamientos de lado y se consentro en el papeleo.

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