Violencia

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Átame a tu voluntad. Por favor, enrédame en tus deseos. Soy esclavo de tus caprichos. Repite conmigo el delito que tanto te cuesta pronunciar.

Ves mi rostro llorar
por las madrugadas que empañas.
Los hábitos te rezan que pares,
rompes brazos y caderas.

¿Cómo debería parar? ¿Cómo debería detenerte? Si tus ojos me guían. Tus ojos son luz al final del túnel sin final. Tus ojos son espejos, en ellos me reflejo y te veo llorar. Sé que lloras conmigo. Sé que no me darás de cenar.

Tus labios pronuncian mi nombre y conjugas mi significado, lo confundes con el amor. Pero todo es delito, todo es pecado. No me sabes deletrear. Has olvidado mi nombre, solo susurras la letra perdida que te perteneció algún día.

Veo tus ojos. Tus ojos son espejos y en ellos me veo llorar. Sé que tu mano es mi alimento y mis alas partiste a la mitad. Quebraste los abrazos que me dabas, cerraste las cortinas. Ahora nadie puede verme. Solo tú puedes tenerme.

Ahora solo sé pertenecerte
y repito lo que susurras frente a mi cara.

Repito los golpes que profesas en mi nombre.

Repito las oraciones, repito los golpes.

Mi nombre es violencia, soy el delito que has perpetuado, el delito que has agravado. Me ignoras durante el amanecer porque me ves en tu llanto de la madrugada. Sé que anhelas poseerme, herirme, desatarme. Sé que deseas destruirme y liberarte. Sé que deseas ser libre, yo también lo deseo.

Deseo irme sin extrañar tus huesos. Deseo herirte sin comprometer mi concepto. Deseo huir de ti cuando solo me hundes en veneno. Asfixias mi cara en tus palmas saladas. Tan solo nos vamos consumiendo.

Y susurras frente al espejo, frente al espejo que son tus ojos, son tus ojos porque me veo llorar en ellos,

susurras que no puedes evitar amarme, que solo sabes amarme. Soy todo lo que amas pero nos deshacemos entre lágrimas.

Los momentos se han congelado en recuerdos inhabitados. Ya no reconozco tu piel, el contacto entre nuestros cuerpos ha sido arrebatado con el paso del tiempo.

Me miras y ves en mí lo que te consume. Me miras y me consumes. Me inhalas como marihuana, quieres sanidad y calma; solo consigues insania. Me miras y no hay espejo que proyecte tus palabras. Ya no deseo escucharte, deseo perderte para encontrarme

pero luego recuerdo:
cerraste las ventanas,
ahora nadie puede vernos,

ni a mí
ni a tus lágrimas
ni a tus palabras.

Eliot - #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora