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Capítulo 29

Un minuto de amistad

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Yan Shiqing estaba de pie en la tienda de acampar lavándose la cara, sus anchas extremidades, encogidas en el limitado espacio, parecían extraordinariamente apretadas.

¿Es tan pequeña la tienda?

Xia Chu se frotó la cara, desconcertado.

A Yan Shiqing le daba pereza hervir agua, así que utilizó agua fría directamente del lago. Pero aunque el agua estaba fría, Xia Chu sintió de alguna manera que todavía había un calor procedente de la tienda.

Yan Shiqing se levantó el dobladillo de su camisa para limpiarse el agua de los abdominales. Se dio la vuelta sin querer, y cuando vio a Xia Chu, sonrió.

— ¿No es lindo?

Levantó las cejas divertido.

Xia Chu tenía todo el cuerpo encogido en el nido, pero mostraba un par de ojos oscuros, mirándolo , sin saber cuánto tiempo llevaba observando.

Xia Chu retiró la cabeza en silencio, con su voz amortiguada a través de una capa de hierba:

— Es lindo.

Yan Shiqing se congeló débilmente, y luego perdió su sonrisa.

Con un equipo, también había un sistema de turnos. En realidad, no tendrás que hacer guardia nocturna todos los días, así que antes de acostarte puedes estirar los músculos y hacer algunos ejercicios de relajación, y luego acostarte con la ropa en el suelo y con un cuchillo en la mano.

......

Cuando se fue a dormir, el tiempo aún estaba despejado. Pero no tardaron en aparecer nubes negras.

El rostro del vigilante nocturno cambió y se apresuró a hacer sonar el badajo de bambú a modo de advertencia.

En cuanto el badajo dio el primer golpe, Yan Shiqing abrió los ojos.

En ese mismo momento, un trueno retumbó en el exterior y la lluvia cayó con fuerza sobre el techo impermeable de la tienda.

Oh, no.

Los ojos de Yan Shiqing cambiaron, y con la fuerza de su cintura y abdomen, rodó desde el suelo bruscamente.

Levantó una pequeña esquina de la cortina de la tienda.

Era sólo un pequeño hueco, pero el viento y la lluvia parecían haberse apoderado de algo y se lanzaron frenéticamente hacia este ángulo.

Este equipo es realmente imprudente.

Apretando los dientes, Yan Shiqing regresó y empujó a Xia Chu que estaba durmiendo.

Sabía que Xia Chu tenía el sueño pesado y pensó que sería difícil despertarlo esta noche. Quién iba a decir que Xia Chu no dormía bien porque no estaban los cachorros y siempre estaba preocupado.

Pero sus ojos seguían pegajosos y somnolientos:

— ¿Mmm?

Un sonido largo y persistente.

El rostro de Yan Shiqing era severo y frío, y rápidamente le puso el abrigo que se había quitado, su tono fue rápido y urgente:

— Está lloviendo mucho, me preocupa que la tienda se inunde. Levántate primero y ve al primer piso del castillo a refugiarte.

Xia Chu se despertó sobresaltado y se pasó enérgicamente las manos por la cara dos veces para despejarse.

Más ansioso que de costumbre porque los cachorros no estaban allí, se puso el abrigo, los zapatos y salió: