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Capítulo 83

Estoy soñando otra vez

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La primera reacción de Xia Chu fue obligarse a desconectarse de nuevo.
Pero, el sistema...

【 Advertencia: Debido a que el jugador se encuentra en un estado especial, no puede desconectarse por su cuenta. 】

Xia Chu: ?!

No está atrapado en un bug, ¿verdad?

Da Zai estaba preocupado:

— Papá, ¿qué hacemos ahora?

Xia Chu guardó silencio.

También tuvo la intención de preguntar qué debería hacer.

Pero había algo bueno, el sistema lo había declarado como un "bug" así que la transmisión en vivo seguía cerrada.

El resto de jugadores también están bloqueados por los cachorros y no se han dado cuenta de su anomalía por el momento.

Pero...

Xia Chu se ató dolorosamente las orejas con un nudo:

— Puedo ocultarlo durante un tiempo, pero no durante toda la vida.

— Correcto, especialmente del padrino, se preocupa mucho por tí y no parará hasta encontrarte.

Recordó Da Zai.

El rostro de Xia Chu se enrojeció y sus anudadas orejas se crisparon ligeramente:

— ¿Qué tonterías estás diciendo?

La cara de camello de Da Zai se infló suavemente:

— No digo tonterías, mi padre estaba muy nervioso.

Er Zai soltó una risita suave:

— Incluso corrió más rápido que Er Ya.

Si Zai asintió seriamente:

— Mmm.

Da Zai y Er Zai se miraron, se dieron una patadita y dijeron emocionados:

— ¡Esto es amor!

Xia Chu:

— ...Ejem. — Se frotó la nariz avergonzado y susurró. — No se preocupen tanto por los asuntos amorosos cuando aún son niños.

Pero si Xia Chu hubiera sido capaz de contener las comisuras de sus labios, la crítica podría haber sido más contundente.

Si Zai miró a su padre fijamente y de pronto dijo:

— Papá, ¿no has pensado en pedirle ayuda a nuestro padre?

Da Zai asintió enérgicamente:

— ¡Sí!

Aunque aún eran pequeños y no sabían mucho del "amor adulto", estaba claro que su padre sentía algo por su papá.

Y delante de su papá, Yan Shiqing siempre tenía la sensación de que quería agradarle pero no encontraba la manera de hacerlo. Los cachorros pueden verlo en sus ojos, así que tienen mucha confianza en su nuevo padre.

El rostro de Xia Chu se puso serio:

— ¿No se los había dicho?, las personas y los demonios somos diferentes, no puedes entregar tu confianza a cualquiera así como así.

Da Zai lo miró y negó con la cabeza:

— Pero nuestro padre no es cualquiera.

Los otros dos cachorros estaban un poco mejor, pero los ojos de Si Zai eran impotentes y cariñosos, como si pudiera ver a través de los pensamientos de Xia Chu.