Capítulo 5

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Capítulo 5


Cuando desperté, a la mañana siguiente, me dolía todo el cuerpo. Di un vistazo alrededor de la habitación, aún sentada en la cama, pero no encontré a Toji, lo cual me tranquilizó.

Me extrañó el estar vestida y limpia, pero entonces recordé que me había levantado en la noche y me había bañado en un estado que no hubiera descrito como del todo consciente para luego volver a dormir hasta que los rayos de luz entre las cortinas me obligaron a volver en mí.

Tenía mucha hambre, algo lógico, porque llevaba alrededor de dos días sin comer. Suspiré y puse los pies sobre el suelo de la lujosa habitación, preparándome para el dolor que se clavaría entre mis piernas cuando me levantara, pero para mi sorpresa no sentí esas horribles punzadas que me lastimaban al día siguiente cuando solía tener sexo con mi ex esposo, y que en ocasiones me hacían llorar.

Mis músculos estaban cansados, y sin duda mi cuerpo me recordaba cada estocada que había recibido, pero no me sentía mal. Al pensar en ello, ciertas imágenes llegaron como flashes a mi memoria y sentí mi rostro arder al recordar todo lo que había ocurrido el día anterior.

Quería morirme de la vergüenza. No podía creer que me hubiera mostrado de esa manera frente a ese hombre.

Creí que no podría dejar de pensar en eso, pero algo llamó mi atención. Sobre una silla, al lado de la cama, había varias prendas colocadas una sobre otra de manera ordenada. Al revisar, noté emocionada que se trataba de ropa normal, nada de lencería, así que me apresuré a bañarme de nuevo y vestirme.

Me puse una blusa blanca y un pantalón negro, junto con unas zapatillas oscuras y simples. Todo el conjunto era básico, pero lo prefería por mucho a pasearme semi desnuda por la habitación. Una vez vestida, y como si lo hubiera llamado con mi mente, alguien tocó la puerta y pidió permiso para dejar el desayuno.

Me apresuré a abrirle a un chico que traía una bandeja llena de comida deliciosa y fruta, y una vez que este salió ataqué lo que tenía en frente como si llevara toda mi vida sin probar bocado. Aun así, no comí demasiado antes de estar satisfecha. Estaba acostumbrada a seguir las estrictas dietas del clan, e incluso en una situación como esa terminé dejando más de la mitad.

Maldije por lo bajo, pero me sentí mejor al recordar que poco a poco mi vida iría cambiando. La libertad que anhelaba pronto me sería entregada, y quizá en algún tiempo las tradiciones que ahora sentía tan arraigadas a mí me parecerían lejanas.

Había hecho un trato, después de todo, solo debía sobrevivir una semana y podría escapar.


*


Cuando Toji regresó, el sol acababa de ocultarse. Yo estaba sentada en el sillón más cómodo del mundo cuando lo escuché entrar y mi cuerpo se levantó como impulsado por un resorte.

Al darle una mirada, noté que llevaba el cuerpo, en especial la parte superior, cubierto por pequeñas heridas y cortes. Su rostro cargaba esa mirada oscura y pesada que hacía que el ambiente a su alrededor se tornase asfixiante. Durante varios segundos se quedó detenido, y yo me descubrí temiéndole, como si fuese una intrusa y no estuviera ahí porque él me lo hubiese ordenado.

―¿Qué te pasó? ―pregunté en un hilo de voz, cuando su mirada se clavó sobre mí.

Estoy segura de que olvidó quién era yo por un segundo. Luego, cerró los ojos y estiró su cuello hacia un lado y hacia el otro haciéndolo crujir. Cuando volvió a observarme, había vuelto a ser el Toji molesto y burlón que conocía.

Muñeca rota [ Toji Fushiguro y tú | +18 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora