~Tienda de souvenirs~

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A diferencia de ayer en la tarde, siento tanta paz con el sueño que estoy consiguiendo tener

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A diferencia de ayer en la tarde, siento tanta paz con el sueño que estoy consiguiendo tener. Se trata del hombre del club su cabello perfectamente peinado, con algunos mechones sueltos en la parte de enfrente que caen hasta su frente, su rostro suda, ya no tiene la camisa y puedo ver sus músculos con mucho detalle. Él sonríe con lujuria, más sin embargo, conserva un pantalón blanco… está a punto de besarme, pero miro más allá, su camisa blanca yace en el suelo con un color rojo que supongo es sangre, me vuelvo a centrar en él pero no llega a besarme.

—¡Joder!—. Me espanto dando un brinco en el colchón con mi cara chorreando. —Ay, Monny no hagas eso, me vas a matar.

Me agarro el pecho controlando mi respiración agitada, respiro varias veces hasta que la miro a los ojos esperando a que hable.

—¡Buenos días, mi no tan pequeña dormilona!—. Suelta el vaso desechable en el piso y aprieta uno de mis cachetes que no, no son regordetes. —Ay Lindsay, ¿estás segura que no eres hipertensa o algo así?

Pasa su mano por mi cabeza apartando los mechones húmedos de mi cabello ondulado.

—¿Qué sucede?—. Saco mis pies del cubrecamas dejando al descubierto las sábanas arrugadas. —Tengo el estómago revuelto.

Pongo una cara de incomodidad posando la mano en mi estómago, ahí me doy cuenta de lo que en realidad pasó, y pues, ahora es que empieza lo peor.

—Es lo de menos, con todo el alcohol que habéis consumido en una noche, no dudo que andes en tus peores fachadas—. Reprocha mirando su alrededor. Mi habitación parece la de un alcohólico en depresión, aunque tal vez no falte mucho para eso en mi caso. —Vine a despertarte porque tomaré el día libre por unas horas. Mandé a Jess hasta la Dolar Store y tú te encargarás de la tienda de Souvenirs del centro.

Parpadeo un par de veces para aclarar mi vista y froto mis ojos con el dorso de mis manos asimilando la información.
—Supongo que sí… ¿qué vas hacer exactamente?—. Me levanto de mi asiento acolchado, me estiro, entonces le pregunto.

—Cosas de mi vida privada—. Se ríe con burla. —Como en vuestro caso donde llegaron con un hombre de imagen costosa, anoche.

No juegues.

—¿Pasó algo de lo que me deba alarmar?—. Cojo el cepillo de pelo y comienzo a peinarme una coleta apretada lo más alto posible, camino hasta mis maletas para buscar un pantalón corto y una blusa blanca con un sombrerito y una flor, que dice THE HAT con una tipografía desordenada.

—No, solo estaba muy borracho y no recordaba donde estaba su auto luego de besuquearse con Jessaelys. Así que durmió en el sofá, tomó una taza de café por la mañana y se fue al dar las 7:00 AM—. La mujer le restó importancia y se puso a quitar algunas pertenencias de en medio.

Comencé a rebuscar en algunos bolsos de accesorios y maquillaje mi cepillo de dientes, pero no estaba en ninguna de las tres fui al baño de la habitación, tampoco se encontraba en el vaso, revisé en la mesita de noche, tampoco.

Romance MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora