• Un gusto conocerte Lindsay •

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Si era cierto o no que aquella mujer que compartía la extrovertida personalidad de Monny iba a quitarme el honor como mujer, la verdad era el problema que menos me importaba

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Si era cierto o no que aquella mujer que compartía la extrovertida personalidad de Monny iba a quitarme el honor como mujer, la verdad era el problema que menos me importaba. Jonathan no podía extorsionarme, yo necesitaba dinero porque de verdad iba a restaurar mi hogar y debía demostrarle a Mónica que de verdad, seguí adelante con mi vida.
Por otro lado, maldita sea. Nunca había estado en un empleo como este, Morris me envió decenas de documentos para aceptar o descartar según los intereses de su empresa, el proyecto y sus socios, me iba explotar la cabeza. Esto no era lo único, también debía preparar E-mails personalizados a cada empresa para que el los viera en un plazo de una semana, accionar un sistema que sea rápido preciso y eficiente, mostrarle la propuesta a mi superior y por último pero no menos importante:

Cubrir cada hueco para que su vida sea mucho más fácil y no, no desea verme cada cinco minutos en su oficina con "Preguntas tontas o que pueden esperar".

Rocé mis dedos en la taza de café para ver qué tan caliente estaba luego de 30 minutos esperando a que le diera el primer sorbo, pero se me escapaba algo, el lunch. Tomé rápidamente dos trozos de pan coloque una porción de lechuga, tomate, pollo, jamón de pavo, queso y a cerrar.

Escuché pasos de alguien bajando la escalera y bostezando luego de dormir roncando toda la noche, a eso le siguió el largo quejido matutino de un estiramiento de la otra persona que acababa de despertar.

—Así que... no bromeabas—. La figura desarreglada pero aún así imponente de Monny, repasaba mi figura y los alrededores calculadora.

—No, no lo hacía. Ahora trabajo para Jonathan Morris y su nueva empresa—. Simulé deshacerme del polvo en mi saco y le sonreí con una pizca de orgullo.

—¡Tanto que se quejaba del hombre y ahora le regala su currículum dispuesta a complacerle sus deseos!— La voz haragana de mi querida jess.

—Sabes una cosa, estoy tarde—. Puse mi dedo índice en sus labios para silenciarla. Caminé hasta Mónica que se frotaba la cabeza mirando la escena y me miró directo a los ojos: dijo algo como M: "Estas segura que no bromeas", L:"Es verdad, voy al trabajo",M: "Cuídate, puedes irte" —¿Ma, quieres bendecirme?

Me agaché lo suficiente para quedar a la altura de sus labios y con ellos, el suave tacto de la piel carnosa se unió a mi frente, impregnando amor que ahora circulaba por mi corazón siendo bombeado por todo mi cuerpo.

...

Mi día hoy ya está encomendado a Dios, pero al parecer, él todavía no se apiada de mí. 30 minutos tarde, tenía que presentarme en la oficina de Morris a las 8:00 AM. Mis pies se mueven uno tras el otro con afán, cuando me paro en el sensor por la entrada de los empleados, rebusco desesperada en el gigantesco bolso la tarjeta que me abriría las puertas hacia el nuevo reto: complacer a Jonathan Morris y sus demandas.
Azul con letras blancas y sus iniciales. La tarjeta.

¡Sí, si aquí está!.

Crucé sin problemas todas las barreras de seguridad que habían ciertos pisos luego del límite para huéspedes, este edificio evidentemente seguía en construcción, elevándose para convertirse en todo un rascacielos de un millonario.

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⏰ Última actualización: Jan 06 ⏰

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