CAPÍTULO SEIS: "ESPÉRAME, LOBA".

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Deava se sintió vacía en el mismo instante en que su loba retrocedió.

Fue cómo si, de pronto, el interruptor que había sido encendido en ella se hubiese apagado bruscamente.

Damen se acercó a ella furioso y la sujetó del brazo, ejerciendo más fuerza de la que debía.

—¡Qué bueno que se me ocurrió llevarte las cosas yo mismo!—gritó ofuscado.

—¡Suéltame!—exigió ella adolorida.

Sabía que él estaba furioso y que ella debía hacerle frente a esa situación, pero lo único en lo que podía pensar era en esa voz y lo que le había hecho sentir al escucharla.

Extrañamente, se sentía como si estuviera borracha después del intercambio de palabras con la voz en su mente.

—¡Jamás pensé que fueras tan aventurera!—exclamó él y la soltó mirándola con preocupación. —Entiendo que hayas sido lo suficientemente valiente como para entrar al bosque y pedir ayuda aquí en mi manada, pero una vez que estás aquí dentro las cosas no son iguales... Aquí debes seguir las reglas al pie de la letra, Deava. Eso, si no quieres enfrentarte a consecuencias que no podrás manejar.—dijo con un tono de voz amenazante y luego suspiró, calmándose. —Si quieres entrar al bosque debes esperarme. En este bosque, aunque se le vea calmado, cualquiera fácilmente puede encontrar la muerte. Así que no volverás aquí sin mí.—advirtió él y ella se quedó quietecita. Estaba esperando la autoridad demandante que siempre sentía cuando un alfa le daba órdenes, pero se quedó totalmente impactada porque nunca llegó.

Por muy furioso que estuviera Damen, ella ya no podía sentir su aura de alfa dominante.

Era algo muy extraño, pero ya no sentía la compulsión de mirar al suelo mientras él hablaba y la reprendía.

No sentía el peso de su autoridad sobre ella, intentando doblegarla... Al contrario sentía unas ganas extrañas de contestarle.

¿Acaso estaba ocultándola intencionalmente mientras le reclamaba, o algo más estaba sucediendo y él mismo no tenía ni idea?

—Está bien.—consiguió decir ella en un susurro, sin estar ni un poco convencida de obedecerlo.

Damen le hizo señas para que emprendieran su viaje de regreso por el bosque y ella lo siguió, pero no sin antes aprovechar un momento de distracción de su compañero para dar un vistazo hacia atrás.

Observó el castillo abandonado con cierta nostalgia, muriéndose por entrar a ese lugar y descubrir qué era eso que le llamaba en su mente.

—Sé que no vienes de un lugar en el que conozcan tanto este asunto como nosotros, pero necesitas entender que la segunda luna no es un mito, ni una historia para niños...—comenzó a decir Damen y ella se contuvo de poner los ojos en blanco.

Se limitó a escucharlo, a pesar de que estaba furiosa porque la había interrumpido en su momento de exploración.

Pero, ¿por qué me siento así?, se preguntó al tiempo que evaluó cierta irritación y rebeldía en la forma en la que se sentía.

Siempre he sido sumisa, ¿Por qué ahora simplemente quiero revelarme?

Era incómodo, pero no podía evitar sentirse de esa manera gracias al trato que Damen le estaba dando.

La estaba haciendo sentir como una niña tonta, mientras continuaba hablando de peligros y asegurando que quería protegerla.

—No te imaginas todas las cosas peligrosas que hay dentro de esta manada. El bosque que atravesaste es apenas el comienzo de los peligros. Siempre intentamos mantener a los lobos bajo control, pero es imposible que no ocurra uno que otro crimen cada cierto tiempo... Y es de eso de lo que estoy obligado a protegerte. Pero no podré hacerlo si no colaboras obedeciéndome.—aseguró.

ORÍGEN: Alfa Legítimo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora