El viento sopló con fuerza refrescándole el rostro y la piel de los brazos a Deava.Si hubiese estado prestando atención a sus sentidos, se habría asombrado bastante por el hecho de que la brisa era terriblemente fría a pesar de tener al sol brillando en lo más alto del cielo celeste desprovisto de nubes... Pero la morena no estaba prestándole atención a eso.
No podía hacerlo... Al menos no cuando tenía la mirada de esa anciana anclada a su rostro.
Estaba totalmente impactada, segura de que jamás había visto ojos de ese color.
La mujer siguió mirándola con reconocimiento, como si ya la hubiese visto antes, como si la conociera.
Incluso, Deava pudo distinguir un brillo muy peculiar en ellos. Parecían esferas púrpuras.
La morena no dudó ni por un segundo de que esa mujer tuviera algo que ver con la magia.
¿De qué otra manera iba a tener ese color de ojos?
Había viajado con sus padres por muchos lugares y, aunque quizá no tenía experiencia con manadas, sí que tenía conocimiento de la existencia de magia.
Había tenido suficientes experiencias con la misma como para identificarla al instante. Sus padres habían pasado muchos años buscando brujas poderosas que pudieran quitarle ese olor que la hacía ser rechazada en su manada.
—¡Mona!—saludó Anne con cariño y asombro, ganándose una mirada curiosa de parte de Deava, quien no podía creer que Anne conociera a la mujer. —¡Déjate de bromas y no asustes a nuestra invitada!—agregó y Mona la miró indignada.
—¡No insultaría a la luna de esa manera!—masculló con seriedad e hizo otra reverencia para después darle una mirada malhumorada a la nana del Alfa.—Hasta más ver, Luna.—agregó y luego se fue tal y como había llegado, desapareciendo entre la multitud.
Deava no dudó en girarse hacia Anne, segura de que la expresión de su rostro era más que suficiente para expresar lo impactada que estaba.
—¿Luna?... ¡Jamás me habían tratado con tanta elegancia y respeto!—bromeó nerviosamente y Anne le regaló una sonrisa.
La mujer la miró con algo parecido al cariño y abrió la boca para responderle, pero justo en ese momento Deava sintió un cambio drástico en el ambiente.
Su naturaleza del loba omega reaccionó con sumisión al tiempo que una presencia autoritaria la envolvió de forma extraña.
Curiosa, intentó tirarse para mirar al rostro del recién llegado pero no pudo levantar su mirada más que hasta su pecho, que se veía bastante musculoso envuelto en una camisa blanca de algodón, que estaba pulcramente metida dentro de pantalones de lo que parecía ser lino fino.
Bajó su mirada a los pies y los encontró enfundados en un par de botas de montar.
Su naturaleza luchó de nuevo para levantar la mirada más allá de su pecho, pero no pudo.
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ORÍGEN: Alfa Legítimo.
Hombres LoboElla está huyendo... Pero necesita protección y sólo un alfa puede dársela. ¿El problema? Una cosa monstruosa la persigue, haciéndole creer que no llegará con vida a pedir ayuda al Alfa... O ¿quizá sí? En un mundo donde entregará su libertad a camb...