Capitulo 3.

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"– Por favor dígale algo a la señorita – Leahne le rogo a Amelia, quien solo veía con decepción a su joven ama, no iba a cambiar en lo absoluto.

– Lo siento mucho, una vez que esta así no la podemos parar.

Las dos solo se limitaron ver correr a Finesse de un lado a otro, estaba emocionada por enseñarle su hogar, desayunar y lo que más esperaba era cambiarla. Cuando vio entrar a otro mayordomo con algunas prendas salto hacía el. – ¡Finesse-sama!" Leahne llevo una mano a su rostro, la cabeza le empezó a doler por lo de la mañana, el sudor en la frente se hizo presente señalando lo apenada que estaba por recordar. Miro por la ventana del carruaje intentando relajarse un poco, pero su cabeza no se detenía, ahí estaba mostrándole otra escena "La de cabello negro le había hecho ponerse un vestido color Salmon pálido que le llegaba hasta las rodillas con encaje y las líneas del borde eran doradas, de mangas de farol. Después vio como le ponían un corset y como la prenda que sobraba la echaban en una maleta.

– Toma las por favor, no acepto un no como respuesta. – Fue lo que le dijo la mujer, más bien lo tomo como una orden. Habían trenzado su pelo, lo recogieron como un bollo dejando le flequillo." Suspiro moviendo la cabeza de un lado a otro mostrando su negatividad, continuo la siguiente escena "Menciono que ya hora de partir cosa que entristeció a la de pelo negro, le pidió a suplicas que su chofer le llevara, no tuvo más remedio que aceptar" y ahí estaba ella en contra de su voluntad a bordo del automóvil. Sintió cuando paro y pudo ver como el hombre venia abrirle.

– No era necesario que hicieras eso, yo misma lo puedo hacer – le decía mientras salía, él le ofreció su mano, volvió a suspirar tomando su mano, ya quería que acabara esto, solo unos cuantos minutos más.

– Si no la trato con cuidado Finesse-sama se molestará – le respondió.

– Bueno hasta donde se – miro por las direcciones – no nos están viendo así que dudo mucho que se entere. – el hombre se sintió avergonzado sin saber como responderle, ella vio su reacción – gracias por traerme a salvo – le dijo gentil mente – le puede decir a Lady Finesse que llegue sana y salva a mi destino – el hombre asintió dispuesto a irse, Leahne lo detiene – espera un momento por favor – la volteo a ver – déjame tan siquiera recompensar le por la ayuda que me han dado, en este lugar vive mi mejor amiga y su familia hace uno de los mejores cafés que hay en el reino

– No es por despreciarla, aun tengo mucho trabajo que hacer – le miro con cara de suplica cosa que hizo sentir más mal al hombre – pero si insiste le puedo llevar una muestra a Finesse-sama a ella ten por seguro que le encantara.

– Espera aquí ahora vuelvo – salió corriendo dentro del local asustando a la vez a los residentes, pidió unas cuantas bolsas regresando con el chofer – aquí están – se las dio. El hombre las toma y sin nada mas de que hablar se despidió yendo de ahí.

– Vaya forma de ligar, hasta yo saldría corriendo – una mujer de cabellera marrón le había dicho por detrás.

– ¡Jeanne! – exclamo al ver la, era su mejor amiga de la infancia, la que la acompañaba en las buenas y en las malas. Le había puesto cara de cachorro regañado – ¡No es necesario que me lo restriegues en la cara! –chillo.

– De tantos hombres descendientes conocidos del ¨señor merezco¨ has escogido a uno ilegitimo... – le dijo con cierto sarcasmo – cada día mas mal, hermanita – rio por debajo.

– ¡Es suficiente! No he venido desde tan lejos solo para oírte y verte burla de mi persona.

– Lo siento mucho, no es mi culpa que seas tan sensible a mis bromas, te vuelvo a recalcar sobre tu pésimo gusto sobre los hombres, mereces algo más que ese pueblerino.

Black Clover: El Reino del BastoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora