Black Clover: El Reino del Basto

Capitulo 5.

Amelia y Chase lo siguieron haciendo una y otra vez, no tenían descanso, se notaba cuanto tiempo se habían necesitado.

­– Chase, la mesa me empieza a molestar ¿Por qué no vamos aun lugar más cómodo? ­– se quejó, su espalda se puso roja le empezó a doler.

Chase hizo que la mujer enredara sus piernas en su cadera, se dirigieron hacia un cuarto en donde desafortunadamente la sirvienta que había dejado pasar a Amelia, los vio ­– ni una palabra de esto a nadie y mucho menos a la señora, no deseo que nos interrumpan. Si viene alguien hazle saber que estoy realmente ocupado ­– amenazo mientras seguía penetrando a Amelia provocando que la joven sirvienta se sonrojara.

­– Chase~ ¿Por qué no hacemos un trio? Si lo piensas bien... no me sentiré tan mal... no seré la única en traicionar a tu señora...

­Chase miro a la sirvienta quien se estaba muriendo del miedo, definitivamente no quería ser parte de ese engaño, si no lo hacia su vida peligraría y es demasiado joven para que su existencia terminara así ­– mete al cuarto y desnúdate ­– le ordeno.

­– Chase~ mi amor ­– ronroneo Amelia apretando mas su culo contra el de él, intensificando aún más las embestidas, provocando que el hombre la azotara en la pared, agarrándola como soporte. Le miro dándole entender que le digiera lo que se le ocurrió en aquel momento ­– venirte en mí ahora mismo, necesito un poco de agua mientras me repongo. Y en mi descanso... empieza a divertirte con ella ­– le susurro ­– quiero escuchar sus gritos de dolor desde la cocina, sabes a lo que me refiero ¿No? ­– Chase se limitó asentir, le encantaba cuando ella tomaba el mando.

Después de que Amelia se fue, el entro al cuarto viendo a la joven sirviente muy asustada. Miro que aún seguía con la ropa encima, se enfureció llenado hacia ella pegándole una abofeteada, haciendo que por el impacto esta cayera. La joven lo miro con terror.

Chase se quito sus ropas quedando completamente desnudo, enseñándole su enorme y eréctil miembro provocando que la mujer retrocediera del horror hasta chocar con la pared. Gateo hacia ella, le tomo de la pierna jalándola hacia él, se acercó a su oído ­– después de esto imploraras por más, justo como lo hace mi amante, Halley ¿ese no es tu nombre? ­

Halley palideció por lo que acababa de hacer su señor, le arranco su vestimenta de un tirón, avergonzándose de como se deleitaba al mirar su cuerpo desnudo, intento cubrirse, pero el sostuvo sus manos poniéndolas arriba de su cabeza ­– no mi cielo, no hagas eso... no pensé que debajo de esos trapos se escondiera un cuerpo tan bien formado – sus senos son de un promedio normal, el color rosa de sus pezones le hacían resaltar con su piel güera. Lo que lo cautivo más fue hacerle sentir su sumisa. Sin mencionar que su rostro enrojecido combinaba con su pelo azabache y sus ojos color miel. Sin prepararla, de una estocada la penetro haciendo que Halley gritara de dolor, aferrándose a él. Amelia quien se encontraba en la cocina desnuda, sonrío al escuchar los gritos de plegaria provenir de esa sirvienta ­– después de todo aún me sigues complaciendo Chase~ por esta vez dejare que te diviertas con ella ­– tomo un sorbo del vino que había agarrado por ahí. Una idea se le vino a la mente ­– si tienes ¨gemelos¨ la probabilidad de asegurarse en más casas será un éxito... esa estúpida mujer ha corrido con demasiada suerte, debería de gritar de placer como yo lo hago, no como ahora lo hace... es desagradable.

...

En el palacio, Marx utilizo su magia de memoria entrando así a los recuerdos de Leahne, sorprendiéndose por lo que estaba viendo.

- "¿En dónde se suponía que debía de estar lo que había presenciado Langris?" ­– estaba realmente confundido

Julius fue su salvación, aclaro lo que estaban presenciando, el parecía saber algo al respecto. Empezó a sospechar sobre la identidad de la joven, sintió unas cuantas punzadas en su corazón ­– lo que me temía ­– pronuncio lentamente ­– lo que estas observando, Marx es la sorprendente magia del reino del Basto.