Capítulo 01

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"Tranquila Lia no pasa nada estás en tu habitación, nadie puede verte, mira por la ventana el cielo, ya es un día nuevo y puedes verlo, sigues aquí."

Repetir aquellas palabras después de un ataque de ansiedad me ha servido en estos últimos años, pero siento que cada día son más frecuentes y tengo que controlarlo, mi corazón es muy frágil debido a la cardiopatía isquémica que me detectaron un año atrás, la sangre no circula de la manera correcta y cualquier percance que pueda tener, mi corazón puede dejar de latir.

Ahora está controlada con medicamentos ya que no es necesaria una cirugía, pero el médico me advirtió que si mi alimentación no mejoraba podría traer consecuencias graves y eso lo tengo claro pero, mi salud mental es la que mas está dañada y la que más me preocupa en realidad.

Desde pequeña, mi cuerpo a sido un gran problema y el hecho de que me lo recuerden cada minuto me hunde mas en mis propios demonios, bien dicen que somos prisioneros de nuestra mente condenados en el mundo real, es por eso que me incomoda que las personas me miren, así que mi mirada siempre va dirigida a un punto fuera del alcance de otros.

En la preparatoria no tengo amigos, mi habilidad para entablar conversaciones con terceros no es muy buena, así que trato de evitarlas, y no es que sea mal educada, al contrario, cuando me preguntan algo o me saludan siempre respondo, pero desde que detectaron mi problema del corazón, con mi familia entendí que lo más difícil de tener una enfermedad que por cierto no tiene cura, el dolor que sientes es lo de menos, lo que realmente te duele es ver la preocupación de las personas que lo viven contigo.

Es por eso que no quiero formar vínculos con otras personas y les pedí a mis padres que no quería que se supiera de mi enfermedad, ni siquiera a mi demás familia, solo quiero tratar de tener una vida normal.

...

Mañana inicio mi último año de preparatoria y a mi madre le ha parecido una gran idea ir de compras, cosa que odio demasiado, siempre terminamos discutiendo por la ropa que elijo ya que es una o dos tallas más que la mía, este último año me vi obligada a cambiar mi alimentación y ejercitarme un poco por mi enfermedad, y aunque bajé un poco de peso aún me siento insegura de mi cuerpo y trato de cubrirlo con la ropa, es algo que le cuesta mucho entender a mi madre.

Vamos en el auto de regreso a casa escuchando la radio hasta que mi madre le baja un poco para poder hablar.

-Ayer estuve en la reunión de vecinos y Mary dijo que la familia Monroy ha regresado a la ciudad , ¿los recuerdas?- gira rápidamente la cabeza en mi dirección.

Mi madre aparca el auto y le ayudo a bajar las bolsas de la cajuela.

-¿La familia Monroy?, no recuerdo haber escuchado aquel apellido- bajo la última bolsa y entramos a casa.

-Sí, ellos antes vivían en la casa que está en la otra calle de aquí, la que tiene muchos girasoles en el jardín- me da las bolsas con mi ropa.

Claro, recuerdo la casa pero no a ninguna persona que habitaba ahí, supongo que ellos se fueron cuando yo era muy pequeña, además, salía muy poco a jugar a las calles con los demás niños pero, si no había nadie estos últimos años, ¿quien le daba mantenimiento a la casa?

-¿De verdad no los recuerdas?, solías jugar con el hijo menor de la familia, aquel niño de cabello oscuro y ojos grises que siempre que te molestaban él te defendía y te traía a casa, era un chico muy lindo, lástima que cometió muchos errores y tuvieron que huir de aquí - mi madre se fue a su habitación dejándome en la sala con demasiadas dudas.

¿Errores?, cómo es que un niño pequeño puede llegar a cometer errores al grado de huir de una ciudad con su familia, de seguro es un chisme que la gente de aquí se inventó, por qué si hay algo que saben hacer muy bien nuestros vecinos es inventar cosas de los demás.

Ahora sé que desde pequeña no le agradaba ni siquiera a los niños, bueno, solo a ese chico del que dice mi mamá que ahora que lo pienso, recuerdo un poco su cara y sus ojos grises que por cierto eran muy bonitos, pero solo llegue a hablar con el dos o tres veces.

Y bueno, decir que mi memoria es buena sería una total mentira.

A. Hernández 🥀

El adiós, si es para siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora