Capítulo 05

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Oliver

-¿Es enserio?, de todos los días del año elegiste justamente hoy vestirte como chambelán para ir a la escuela, cada día me sorprendes.

Me encuentro husmeando en el refrigerador por algo de comida y bueno, no tuve éxito, sí que tenemos que hacer el super urgentemente. Sara me analiza desde la mesa y su plato de cereal llama mi atención.

-¿De dónde sacaste eso?- apunto su plato acusatoriamente.

-Lo compré ayer cuando fui a traer la comida la cual ignoraste por estar hablando con Dante hasta tarde- sigue comiendo tranquilamente.

-Lo siento, era algo importante, pero no veo la caja del cereal- miro por la cocina y esta vacía.

-Ya no hay, anoche tenía mucha hambre y comí un poco, lo que me serví ahorita era lo último- y sin más da una última cucharada para dejarla en el plato vacío.

Creo que sigue un poco enojada, no tomo muy bien la idea de cambiar de escuela a último momento.

-Sara, hermanita, sabes que te amo con todo mi corazón, no me dejes sin comer- pongo carita de perro regañado.

-Oliver Monroy García, como es que tomas decisiones tan a la ligera, hoy me tuve que levantar temprano para darte de baja en la otra escuela y recoger tus papeles los cuales no me querían dar y estuve discutiendo con el director por un rato hasta que accedió y tu bajas muy tranquilo recién bañado así como sin nada- está cruzada de brazos y más que preparada para aventarme lo que sea que esté a su alcance.

Pero tiene razón, no pensé las cosas antes de hacerlas, creo que las palabras de Dante me cegaron por completo e hice lo primero que se me ocurrió, ahora me siento culpable, solo pensé en mí.

-Perdón, de verdad lo siento, no pensé las cosas, no quise hacerte pasar un mal rato, es solo que cuando Dante mencionó a Lia y saber que se burlan de ella, el que no tenga amigos me dolió y tal vez te parezca extraño pero ella de verdad me importa- bajo mi cabeza.

No digo que tener amigos es algo obligatorio, pero es agradable contar con alguien con quien puedas crear experiencias, salir de fiesta y poder contarle las cosas que te gustan o te aterran pero sobre todo alguien que te escuche sin ser juzgado y tal vez Lia no cuente con alguien pero eso va a cambiar, si es que ella quiere claro.

Después de un rato de silencio Sara me regala un abrazo que me reconforta demasiado.

-Está bien, olvidemos lo qué pasó , entiendo por qué lo hiciste solo no quiero que se vuelva a repetir algo así.

-Te prometo que no volverá a pasar- aprieto aún más el abrazo.

-Bien ahora sal ya de aquí, toma tus papeles no quiero que llegues tarde, corre chambelán que tu quinceañera te espera- esa risa es la que quiero ver en ella todos los días.

-Oye que te pasa, si la nueva moda es ir elegante a estudiar, además me veo muy bien de azul marino- hago una pequeña pasarela alrededor de Sara.

-¡Pff! lo que digas, nos vemos más tarde, iré al hospital a solicitar trabajo, espero conseguirlo.

Sara es enfermera, hace poco recibió su título, la admiro tanto, nos ha sacado adelante por mucho tiempo, y aunque nunca fue obligación de ella cuidar de mi, siempre lo hizo sin quejarse un solo momento, le debo mucho.

El adiós, si es para siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora