El tiempo había pasado bastante rápido desde que Andrew regresó a casa de sus padres casi tres meses y la temporada de lluvia por fin se había asomado. Su madre estaba realmente ocupada cuando él regresó por lo que el castigo fue asignado una semana después.
Ahora tenía prohibido ir a cualquier parte de la ciudad sin una previa autorización así que solo podía mantenerse dentro de casa y salir al jardín que estaba cerca del estudio de su madre para que no "escapara de nuevo", tampoco podía ir a la universidad así que ahora se la pasaba en su habitación estudiando por su cuenta, leía todo lo que podía sobre agricultura, intentaba aprender a tejer con unos folletos y lanas viejas que una criada le había prestado, y cuando su madre no estaba bajaba para ayudar a las criadas y así poder afinar su conocimiento en "cocina" el cual solo era saber preparar avena, pan de masa madre, pasta y café que aún le salía muy amargo.
Últimamente se había estado quedando en el estudio que padre ya no usaba, era el más cómodo ya que era el más alejado de toda la mansión por lo que casi ninguna de las criadas se aceraban por ahí.
Acurrucado y envuelto en una frazada que le cubría casi toda la cabeza intentaba tejer un gorro de lana; le ayudaba bastante a calmar la ansiedad ya que últimamente se la pasaba pensando en Red y cómo se encontraba por la lluvia, esperando que esto no le hubiera afectado en sus cultivos.
Cuando por fin comenzaba a quedarse dormido llamaron a la puerta, era su padre el cual traía un grupo de cartas con un sobre de gran tamaño.
—Señor Francesco, he tomado por un momento su estudio ya que aquí casi nadie viene, y si busca a mi madre ella se ha ido con su prima y vendrá hasta dentro de dos días.
—Lo sé y no me llames así—El hombre se sentó en el sillón de al lado, se veía bastante cansado.
—Pero usted fue el que me dijo lo llamara de ese modo.
—Lo sé, y... me arrepiento—Suspiró—Eres mi hijo a pesar de todo...—Sonrió amargamente.
—Ahm, ¿y esas cartas?—Preguntó Andrew intentando cambiar la conversación.
—¡Ah! sí, son para ti hijo.
—¿En serio?—Andrew las tomó y comenzó a revisar el remitente; no tenía una dirección como tal pero supo que eran del pueblo, después de todo no tenía amigos. Una era de Alondra ya que estaba algo pegajosa, otra era de Nascha y las ultimas tres eran de Red debido a la decoración. Comenzó revisando la carta de Nascha, era un papel pequeño:
"Andrew, espero que te encuentres bien, saludos, Nascha"
Era breve pero no dejaba de ser agradable pensar que Nascha se había tomado el tiempo escribirle. Luego tomó la de Alondra la cual casi rasgó debido a la miel que tenía impregnada.
"Hola, espero que estés bien, mi mami y yo te extrañamos y Red también aunque lo niegue porque lo hemos visto triste, no le vayas a decir que te contamos. Por favor vuelve cuando puedas, aquí siempre habrá trabajo y pan para ti si quieres, eres un buen amigo, te queremos mucho y disculpa la carta mal hecha, la hice en un tiempo libre porque la lluvia aumenta los clientes que quieren tomar pan con café, te enviaríamos pan pero Nascha no quiere porque se tardan mucho en entregar el correo, pero no importa, te queremos un montón. Alondra.
La joven Alondra siempre era tan sincera, pero ahora le preocupaba más Red, tomó las cartas y las inspeccionó. La primera carta tenía un sobre echo de papel de periódico adornado de mariposas, las recordaba bien porque había acompañado a Nascha a comprarlas el día que egresó a casa. Al abrir el sobre había una tarjetita la cual tenía el dibujo de un cuervito blanco, había una florecita de manzanilla y un papelito.
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Los Cuervos del Campo [BL]
FantasyUn joven corre desesperado por el bosque huyendo de su abrumadora vida en la ciudad, sin embargo en su ignorancia cae en una trampa y es herido... arrastrándose en busca de ayuda se encuentra con una figura peculiar que al principio le inflige un te...