Quinta Parte

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La respiración agitada indicaba cansancio y miedo, su escape se frustró por los caballeros de la directora qué habían ido detrás de él.

Estaba por lograrlo, la libertad estaba a solo un paso de distancia, pero una flecha impacto en su hombro derecho, el dolor punzante y el olor a sangre lo estresaba, su cabeza empezó a doler debido al estrés que se acumulaba por la situación que amenazaba con la integridad física tanto suya como la de su hija.

"Ya no puedo más..." Murmuró; se recostó en un árbol, abrazó a su bebé contra su pecho y vio el cielo nocturno con una mierda triste y solitaria. Los soldados se habían quedado atrás y no parecía que lo fueran a encontrar. Ballister colapsó, sus piernas no podían correr más, sus ojos hinchados por las lágrimas le picaban y ardían, sentía que su hombro ardía y el edor de ese líquido carmesí manchando su camiseta no le confortaba. Su pequeña niña estaba dormida para el pequeño alivio de su padre.

"Ya no puedo huir más..." El omega de tez morena golpeó su cabeza en el tronco del árbol, el dolor punzaba en su frente y nuca debido a la carga de estrés, pero ahora dolía por el golpe contra la superficie dura; quería llorar y gritar, descargar sus sentimientos como el ser humano que es, pero: "Los caballeros no lloran... Meditan." Se repitió una vez más, tratando de consolarse de la peor manera posible.

"Estoy cansado de correr... A pesar de mis esfuerzos, siguen persiguiéndome..." El hombre hablaba rápido y hacía pausas para respirar profundo. "¡Ya no quiero huir más!" Gritó, pero tapó su boca con su brazo mecánico cuando se dio cuenta del error, gracias a Gloriana, nadie lo escuchó. "Yo no hice nada" Sin darse cuenta, apretaba el cuerpo de Nimona, se sentía impotente, lucía enojado y triste, pero el quejido de su hija lo saco de esa burbuja. De tan solo verla, se sintió aliviado.

Ballister no estaba vivo por que quisiera, estaba vivo porque Nimona existía.

Esos grandes ojos lo observaban con curiosidad, aunque al verlo tan abatido empezaron a humedecerse, sus pequeños labios formaron un tierno puchero y el omega se dio cuenta de lo que pasaría, con rapidez empezó a sonreir y calmar sus feromonas, mientras que por las prisas levantó su camiseta oscura y acercó a la infante a uno de sus pezones; al instante, la menor se prendió del pecho y empezó a succionar, llenando su boca de leche.

El hombre de cabellos negros sonrió, con toda la fuerza que le quedaba se puso en pie, sin molestar a Nimona qué bebía de su pecho con rapidez. Cuando estuvo parado, miró alrededor y suspiró. "Intentemos otra vez... Solo una vez más..."

Cuando te caes una vez, el dolor y el ardor hace qué no te quieras volver a levantar; Ballister a caído más de mil veces en todo ese transcurso y sigue levantándose más herido qué antes.

El verdadero caballero valiente, siempre fue él.

...

Su plan era sencillo y rápido, debía colocar a Nimona en la cangurera, salir, pasar por el metro, buscar al escudero y encontrar la verdad sobre su espada. El único problema es que las cosas se habían puesto aún más serias, las guardias se habían hecho más largas y se colocaron más soldados, su foto y la de su bebé estaban en cualquier lugar, recordándole a todos que era un criminal.

¿Quién hizo todo esto de la noche a la mañana?

Nada más, ni nada menos que el adorable alfa qué le juró que todos lo amarían, igual como él lo hacía.

"Mentiroso" El dolor de cabeza volvió a aparecer, estos eran frecuentes y volvían cada cierto tiempo, no sabía porque del malestar, pero estos habían comenzado desde el encuentro que tuvo con Ambrosio esa vez en el mercado.

En tu búsqueda | Nimona  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora