☁︎•☘︎𝔗𝔞𝔯𝔷𝔞́𝔫☘︎•☁︎[ᵏᵒᵒᵏᵗᵃᵉ]

𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

•༻῭❃༼𑁍༽❃῭༺•

El atardecer cedía paso a la oscuridad de la noche en la selva. Los ojos de Taehyung se abrieron de repente debido en un movimiento brusco por parte del azabache, y se encontró acurrucado contra el pecho de Jungkook. Aunque la situación era extraña y desconcertante, el calor del cuerpo del pelinegro le brindaba una sensación de seguridad que hace mucho no experimentaba, soltó un suspiro de nostalgia recordando sus momentos junto a su familia. Parpadeó, tratando de alejar la nube de tristeza que le invadió y fijó su vista en la apertura de la puerta que daba vista a la inmensidad de la selva que parecía alejarse por un momento y el suave pero a la vez salvaje moviento de las olas chocar contra la costa de la playa, haciendole sentir como si solo existieran ellos dos en ese pequeño rincón del mundo.

El castaño pegó más su cuerpo al contrario, soltando un supiro, ignorante de que Jungkook estaba despierto, asegurándose de cuidar a la pequeña criatura aferrada a él. Su mano áspera pasó con cuidado sobre la piel aterciopelada del brazo derecho del castaño, sobresaltandolo, en seguida la mano con algo de firmeza apretó la piel  del lugar ligeramente y acercó el cuerpo del otro contra su pecho.

El mayor miró al cielo estrellado por medio de una grieta en el techo de la cabaña, admirando las constelaciones que parpadeaban en la negrura de la noche. No sabía mucho sobre el mundo exterior, pero apreciaba profundamente la belleza de la naturaleza que se mostraba ante sus ojos.

Taehyung, por su parte, desvió su mirada del mar y la posó sobre Jungkook, y lo observó duranto un largo momento, intentando descifrar al enigmático hombre que lo había rescatado ¿Quién era él?...¿Cómo acabó en ese lugar?... ¿Por qué lo cuidaba? Aunque no entendía completamente su situación, comenzaba a sentir una extraña conexión con él. Jungkook parecía preocuparse por su bienestar, y eso lo intrigaba.

Mientras compartían ese momento de tranquilidad, un ruido distante rompió la quietud de la noche. Taehyung se enderezó, alerta, observando con notable preocupación al hombre a su lado. Jungkook se puso tenso de igual manera, su mirada se agudizó y sus musculos se flexionaron. Había algo en el ambiente que le indicaba que algo no estaba bien.

El ruido se hizo más cercano, y pronto pudo distinguir de que se trataba de un rugido animal, y en seguida pudo apreciar la desde una de las tantas gietas de la cabaña la larga cola de un majestuoso tigre de Bengala que rondaba el lugar.

Jungkook rápidamente se puso en pie, ayudando a Taehyung a levantarse. El menor notó la mirada que se plasmó en el rostro del contrario, profunda y sombría. Taehyung sabía que algo realmente no estaba bien. Sigilosamente, Jungkook lo guió a la esquina de la habitación, sus movimientos trataban de ser delicados, pero al menor le comenzaba a doler un poco el apretado agarre en su muñeca cuando fue depositado en algún otro lugar de la habitación. Inmediatamente el mayor comenzó a taparlo con las mantas del sitio, inclusó restregó varias de ellas contra su gran cuerpo sudoroso, para seguido envolver con ellas a Taehyung, intentando impregnarlas con su olor y apaciguar el aroma del menor.

Otro fuerte rugido dejó al castaño sin aliento, sus ojos ya comenzaban a cristalizarce. El tigre  se paseaba cerca de la cabaña, rodeándola, inspeccionando el área y olfateando el aire. Taehyung sintió un escalofrío recorriendo su espalda. Jungkook pareció notar su miedo y, en un intento de calmarlo, se acercó, sus rostros tan cerca que prácticamente inhalaban la respiración del otro. Taehyung alzó la mirada y encontró aquellos luceros profundos y brillantes.

Sintió como la mano del hombre se posaba sobre su pecho, seguido de que el azabache tomara su mano y la llevara a su pecho desnudo. Taehyung sintió bajo sus manos la piel húmeda y suave del contrario. La otra mano del mayor se posó sobre la suya ejerciendo ligera presión, y ahí supo qué era lo que el azabache buscaba con su acción, los latidos del corazón del mayor palpitaban bajo su mano, un ritmo constante que parecía transmitirle calma.