Capítulo 3: Las diferencias de mamá

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Estaba en el terreno trabajando con Jay, a quien a pesar de darle la tarea más fácil la estaba ayudando a preparar la tierra. Bartram estaba tirando del aparto para crear los sucos y Fionna lo empujaba cuando se trabaja, Jay la seguía de cerca acomodando la tierra, pero a veces cuando veía que ella debía empujar dejaba su tarea y se acercaba para empujarla.

Con su ayuda terminaron la mitad del trabajo a la mitad del día, así que se detuvieron para que Bartram descansara y ellos pudieran almorzar algo. Jay se adelantó camino a su casa ya que ella logró percibir movimiento en los arbustos que la obligaron a tomar medidas.

Estaba detrás de un árbol mirando a esa extraña mujer. Solo tenía la intención de ver a Jay porque hacía mucho tiempo no rondaba la ciudad, evidentemente su padre le prohibió ir asique ella decidió acercarse y arriesgarse a que el hombre de...el señor Mertens la viera; pero en su momento la salvó de hasta su propio padre y una criatura roja extraña.

Se estaba yendo para su casa, seguido de esa mujer rubia. Los trató de seguir más cerca hasta que la mujer dijo que debía volver al campo por algo que se había olvidado. No sabía que era, no le interesaba esa mujer.

Hasta que escuchó con atención su entorno y noto un movimiento diferente que antes no estaba. Pasó de ser depredador a presa en un instante, cuando esa extraña mujer logró aparecer detrás suyo y le puso un cuchillo en la garganta.

— ¿Quién eres? ¿Por qué nos están vigilando? — la pelirroja levantó sus manos con total calma hasta que intentó de un rápido movimiento pisar a la chica, cosa que consiguió, pero no logró moverla.

Aun así, empezó una lucha por volver a acorralarla o ponerla contra las cuerdas. Sin embargo, la coneja parecía implacable y ni siquiera cuando logró herirle el brazo pareció molestarle el ardor del corte.

La llevó hasta el límite de sus cortas habilidades consiguiente que esta vez quedará entre un árbol y el mismo cuchillo en la garganta.

— ¿Quién eres? —

— Las preguntas las hago yo... — contestó Fionna mirando a la pelirroja. con una mirada fría y con ojos azules pero vacíos se acercó mirándola directo a los ojos. Tenía la mirada de una asesina determinada y que no tenía miedo de las consecuencias — ... ¿te repito la pregunta o la respondes? — pregunto nuevamente a lo que ella levantó las manos en señal de rendición.

— Soy pequeña Destino. N-no te estaba espiando a ti... —

— Eso ya lo sé, no te conozco, pero créeme, yo conozco a todos. Quiero saber que buscas con Jay Mertens —

— Lo conozco. Solo...quiero verlo... — respondió. Fionna la miró con un pulso firme en el cuchillo — ¿Y por qué no te acercaste a la casa y hablas con su padre? — le pregunto

— Porque si me acerco puedo llegar a no darme cuenta que me están siguiendo y poner en riesgo a su familia... —

— ¿Y cómo puedo confiar en ti sabiendo que ahora no te estén siguiendo? — volvió a preguntar Fionna.

— No lo sé. Dímelo tu que lograste sorprenderme mientras te seguía — contesto Destiny. Aunque aún no confiaba del todo en ella la dejo ir, pero no bajo la daga — Hablare con Jay. Ven mañana y si él me responde afirmativamente lo veras en mi presencia —

— ¿Eres su madre? — le pregunto. Era muy lógico por el tono de su cabello, el típico argumento, pero el tono de cabello de Jay era el de su padre.

— No tengo hijos... — "y nunca los tendré" pensó.

— Por favor. Pregúntale a Jay. Dile sobre mi apariencia y él te lo explicara — Fionna bajo el cuchillo y le dio la orden con la cabeza de que se marchara.

Hora de aventura - La nueva sopaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora