La atención se cambió de persona y explotó en el lugar, dando inicio al cotilleo y la verdad.
–Claro que si –la mirada del rey se transformó en una de molestia–. Puedo soportar que me allá usado a mí y a mi hija. Y que quisiera atarme con una correa como un perro usándome como su carne de cañón solo por el hecho de tener una familia. Pero si esta noche quiere matar a alguien que lleva mi misma sangre, entonces debe de pagarlo de la misma manera. Con su sangre.
–Duque. Acaso está consciente de las amenazas que lanzas frente a los nobles. Por qué de ser así...
–¿Qué pasará? Siempre se ha ocultado bajo el escudo de los Lorcan, viéndonos como simples esclavos que puede sacrificar. Los nobles no son nada para usted. El orgullo de una familia que respeta el honor de sus antepasados no es nada si alguien que no tiene respeto para quienes le sirven, pisotean a cada uno de ellos. Usted no es un rey. Es un tirano oportunista.
Furioso, el rey ordenó a los guardias arrestar al duque y su familia, tomando como primer captura a la hija mayor.
–No se atrevan a tocarla –golpeando al guardián, el duque roba la espada del oficial, empuñándola sin temor para aleja a todos de Mayary.
–Duque Lorcan, estás haciendo que tu cabeza ruede más rápido que el de tu hija.
–Y me vale una mierda lo que diga un gobernante que juega con la vida humana.
–¡Guardias¡ –ordeno el rey, atacando varios caballeros al hombre que resguardaba detrás de su espalda a su familia, protegiéndola de todo.
La gente comenzó a correr en búsqueda de la salida, así como la duquesa resguardo bajo sus brazos a los hijos del matrimonio.
–Thea, toma a Mayary y Ardan y salgan de aquí –se distrajo por un momento, dejando una brecha abierta para un ataque por parte de un guardia.
Al notar el descuido, solo espero el impacto, siendo detenido el hombre por un arma punzante en forma de horquilla plateada.
–Que te hace pensar que tu esposa es débil.
Ambos se sonrieron colocando a los hijos detrás de sus espaldas, formando un circulo, mientras eran rodeados por los guardias. Mirando desafiantes a los oponentes, la duquesa se vio obligada a rasgar su vestido y revelar un abanico de metal con cuchillas que escondía en la ligadura de la pierna derecha.
–Pensé que no se podían ingresar armas.
–Hace mucho calor últimamente en el reino. Tenía que estar preparada para cuando perdieras tú cordura ¿Estarás bien?
–A diferencia de ti. Aún yo entreno.
La duquesa sonrió, lanzándose sobre los soldados que tenía enfrente, demostrando las habilidades marciales que había aprendido en su juventud.
–Y yo no me oxido Cariño –con astucia demostró de lo que estaba hecha, al igual que el duque, quien no perdió tiempo en derrotar a los que tenía en frente.
–Maldita sea Thea, odio ese vestido rasgado. Hace que me sienta celoso de los caballeros que te vieron.
–A mí me hace sentir afortunada de resguardarte ahora.
Mientras los adultos combatían con los guardias de turno, el menor aprovecho la distracción para tomar de la mano a Mayary y dirigirse a la salida.
–Vamos, por aquí.
Ambos que escurrieron por el salón sin perder tiempo, intersectándolos un soldado que fue atacado por un rayo.
–Hermana alerta a mamá.
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Yo no quiero las Perlas
FantasyConfundida y sin poder evitar los pensamientos que la empujaron a la muerte, ella deslizo el metal cometiendo suicidio, sin imaginarse que despertaría en el cuerpo de Mayary Lorcan, la desafortunada villana del juego otome y novela "La bendición del...