Capítulo 16

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Narrador omnisciente.

El intercambio de balas es algo inevitable entre ambos bandos que disputan la tranquilidad o la eliminación de los que están resguardados por todos lados.

Francesco se da por enterado y aunque no asistiría ese día porque sabía a quien se iba a encontrar, no le toma ni dos minutos el estar dentro de su auto, con la decisión de asesinar a quien ose en haber entrado a su base.

A toda velocidad sale del lugar, entretanto la balacera desatado tiene a todos con la cabeza abajo, evitando que los proyectiles los alcancen.

__ Debo sacarte de aquí. - es lo único que pasa por la cabeza de William.

Ginebra a punto de dar a luz en un tiroteo es algo que no puede dejar pasar, pero también su hijo lo necesita, por lo que el dilema más grande de su vida lo tiene justo enfrente.

__ El dormitorio de los niños. Ayúdame a llegar allá. - pide la chica con sus dedos cerrados en la camisa del hombre que la socorre.

__ Tendríamos a que atravesar a una lluvia de balas y en tu estado...

__ Hay que llegar. - insiste Ginebra con la voz entre dientes. Estando con un dolor tan atroz no puede hacerlo sola, no quiere exponer su vida, al menos hasta que su hija nazca y el momento llegó.

__ Es imposible, no se...

__ ¡Hazlo posible, William! - en tono de demanda no piensa dejar que le contraríen.

Ginebra estuvo en ese sitio por año, lo conoce a la perfección y por ello cuenta con las razones suficientes para ir a donde sugiere. Es el único lugar que puede dejarla respirar sin pensar que una bala la puede alcanzar.

William mira a la puerta donde tenía que haber salido su hijo, fue cerrada por completo, esperando que haya sido para protegerlos.

__ Voy a cargarte. No puedes caminar en ese estado. - le dice a la chica que solo asiente, mientras William no sabe ni que hace, porque quiere saber de Giselle, de su hijo y a ninguno los puede ver.

El dolor en su espalda se esparce por todo su abdomen y las fuerzas comienzan a agotarse, pero no puede rendirse, su hija lo necesita.

Se convence que puede, por más que sus fuerzas se sientan esfumarse, no es una opción el quedarse sin hacer nada.

William es más de patrones y eso le ayuda a ver el momento en donde ellos tienen que recargar armas para correr tanto como puede, empuja la puerta para colocar a Ginebra sobre una cama.

__ Mala hora para llegar, Bianca. - maldice la mujer con las manos sobre su rostro. - No estoy lista.

Contiene el aire cuando siente un dolor instalarse y rasgar su garganta.

__ No puedo. - solloza con el temor de no tener la capacidad que se requiere para traer a un bebé al mundo. - No sé que debo hacer... no sé cómo...

__ Escúchame, podrás hacerlo, pero antes debes pensar en que sí lo harás. No digas que no. - le dice William recordando que hizo cuando Giulio nació. Apoyo moral a su en ese entonces esposa. - Sonará increíble, pero de tí depende que esa bebé llegue a este mundo. Solo tú puedes.

__ Puedo fallar.

__ Pero no lo harás. - asegura el hombre frente a ella. - Sé que no lo harás.

__ Me da miedo fracasar en esto también. Tengo tan mala...

__ No has fracasado si aún estás de pie, Ginebra y yo te veo como alguien fuerte. - le deja claro.

__ Apenas me conoces. - dice viéndose realmente mal, pues el dolor es más de lo que una vez imaginó.

Impact (Libro 4 Dinastía Indestructible) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora