Capítulo 18

1.3K 85 39
                                    

Francesco.

Mis ojos están puestos en la bebé que está totalmente dormida, vestida de un color igual de rosado que las mejillas suaves que tiene.

Es hermosa.

Tanto como para tenerme a mí pensando en como será cuando crezca. No soy sentimental jamás, pero la bebé es una preciosa creación que me hace estallar el pecho, con ese contundente trotar tan intenso de mis latidos.

__ Margot dice que se parece a tí, yo digo que un poco. - me dice Ginebra saliendo del baño con una bata que cierra casi del todo.

__ No importa si se parece o no, es única. - digo optando por apartarme o seguiré el día entero reparando a la creación divina que tengo en la cuna. - ¿Te has sentido bien o has tenido malestares?

Niega ligeramente.

__ Todo de lo que me quejé, ya desapareció gracias a Dios. - se mete a la cama y le coloco la colcha encima. - El embarazo no es tan bonito como lo pintan. Seguiré opinando igual, pero sí diré que valió la pena.

__ ¿Segura que no quieres nada? - le vuelvo a preguntar.

__ No me estoy muriendo, Francesco. Solo di a luz, si hacerlo enmedio de un tiroteo no me mató, mi recuperación no lo hará. Créeme. - suspira. Su mirada me dice que tocará un tema que yo no quiero. - Pasando a otro tema...

__ No.

__ Ni siquiera sabes que voy a preguntar. - se pone a la defensiva.

__ No lo sé, pero lo intuyo. - le hago ver mirando la hora. - Debo irme, tengo cosas que hacer, pero si necesitas algo no dudes en hablarme.

__ Tan caballeroso, pero regresando a...

__ No. - reitero abriendo la puerta.

__ Si no me dices, sí voy a morir. - plantea dramáticamente.

__ Si no moriste dando a luz en un tiroteo, no morirás si no haces la pregunta. - devuelvo y su cara me lo dice todo. - Descansa. Lo necesitas.

__ Necesito respuestas, Francesco. Pero contigo no se puede conversar a mi gusto.

__ Porque no soy chismoso. - me río y cierro la puerta luego de ver su cara de indignación.

Estoy con el tiempo justo para ir a revisar lo de las identificaciones que se hicieron. Debo al menos tener nombres para saber quiénes son los cazarrecompensas y poder impedir que toquen a quien no deben.

No soy de hacer acuerdos con nadie y no voy a empezar ahora, la paciencia no me da, pero sí me deben favores y de todos necesito ahora. Mi mente sabe la razón por la que los busco, no necesito decirlas cuando me comunico con Cem Aslan.

__ Reconocí a dos. No sé como consiguieron la lista, pero sé con quién trabajan.- me dice el turco. - Te envío la información completa en un momento.

__ La espero. - corto la llamada. Mientras sigo conduciendo a ese sitio donde recuerdo que me dijeron estaban.

Le pregunto a una enfermera el número de habitación y no tarda en buscarla.

No debería estar aquí, no debería meterme donde nadie me ha llamado, pero a Margot parece que me encanta meterme en dilemas.

Recorro el pasillo apestoso a mezclas de químicos para mantener limpio todo y avanzo por todo el lugar hasta que encuentro la puerta con el número indicado.

Lo escucho adentro hablando con la mujer y reitero que así es como deben ser las cosas. Cada uno en el lugar que mejor puede manejar.

Pero esto no lo hago por mí, sino por un favor a Margot. Por lo que al abrir la puerta y  recibir sus miradas en cuanto cruzo el umbral, no permito que me joda nada de lo que resuena como cañones que saben cuál es el punto débil.

Impact (Libro 4 Dinastía Indestructible) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora