Capítulo 13

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William.

No tolero las culpas, no me gusta cargar a cuestas algo que en un futuro puede tener repercusiones al lanzar las cosas que pude evitar, pero deseé y decidí no hacerlo.

No quería pensar en nada de eso. Todos estos días, no he querido pensar, solo vivir, poder despejar mi mente y no caer de nuevo en esa cargas a las que todo mundo le huye, yo también.

La maldita malicia se me ha pegado al estar por tanto tiempo junto al tipo que se paseaba por su apartamento en chándal. ¿Como alguien puede cambiar los parámetros de una persona solo con convivir un poco?

Tiene razón. Mi moral está quedando de lado. Lento, con pasos de plomo porque por más que trato de sentir culpa, no tengo la mínima pizca, ni me interesa tenerla.

__ Enviaron esto. - me dice dejando su celular en mis manos, en lo que estando recostado en el mueble de su sala me dispongo a ver de qué se trata.

Al encender la pantalla, es Giulio junto con la niña de cabello largo, amarrado en una coleta, la cual sostiene un set de cuchillos sobre una mesa. Este tiene uno igual, de pie frente a lo que creo es un blanco de madera.

__ Sus entrenadores están asombrados. Puedes leer las notas que hay en ese mismo correo.

Deslizo los dedos en el dispositivo para ver el resumen que tenía anexado.

"Rápido aprendizaje, memoria impresionante para mantener la mayor cantidad de información. Puntería única (necesita pulirse), concentración absoluta, habilidad para trabajar en equipo y ser líder. No se deja atemorizar.

Sobresale en velocidad, compactación de equipo, se mantiene a la defensiva cuando se le indica sin perder el enfoque...

Dejo de leer para ver a mi hijo con el grupo, salvo la niña que llegó de último, quien en la imagen se nota que no le gusta agruparse. Pero mi hijo es quien más detallo en la fotografía.

Es aún más fuerte que yo.

__ Listo. Conseguí la información que querías, ahora espero que al menos cambies esa actitud y dejes de verte como si haya muerto. - volteo la mirada. Si yo soy falto de ánimos, este tipo merece el título por ser el tempano de hielo más grande que puede haber con temas familiares.

__ Nunca dije que quería alguna información sobre algo. - declaro. - Sabía de mi hijo ya. Fui a verlo personalmente hace dos días, sé que está bien donde está.

__ Pues tú actitud gritaba otra cosa. - contraría.

Ladeo la cabeza en su dirección, verlo sentado, sin camisa y con el físico que se carga no es fácil de ignorar.

__ Hay algo que se llama trabajo. No sé si ubiques el término, pero se trata de una acción que cada individuo realiza, por diferentes razones, el mío es el dinero. Eso deja exhausto a todo el mundo. - cierro los ojos para dejar de verlo. No me es de ayuda.

__ Tu sarcasmo no era lo que esperaba como agradecimiento. - empieza con su reproche. Justo en estos momentos, es cuando me pregunto ¿Porqué lo soporto?

__ No te estoy agradeciendo. - manifiesto sin más. - Solo te pongo al tanto, de lo que cualquier sujeto en este mundo hace.

Guarda silencio en lugar de seguir discutiendo por una tontería que surgió por su culpa. Lo único que deseé fue un minuto donde no quería pensar, solo tener un momento de William Davis, como lo llamaba Giselle.

Pero por lo visto, a la sangre italiana el silencio no es algo que les guste. Todo lo contrario a mí.

Una llamada entrante en su teléfono me hace negar. ¿No puedo pensar tranquilamente acaso?

Impact (Libro 4 Dinastía Indestructible) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora