Capítulo 2

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Se apoyó en ese tronco de aquel árbol, sentándose en el pasto verdoso, sacando sus audífonos y acomodandolos en su cabeza y orejas, para luego dar 'click' al dispositivo, empezando a fluir la música y mezclándose con sus pensamientos.

Por primera vez, y la última, apreció esta tranquilidad.

' sus piernas se movilizaban lo más rápido que podía, buscando por todo lado un escondite.

~ te voy a atrapar ~ le cantó.
~ claro que no ~ le dijo, o más bien, le gritó por la distancia.

Ambos rieron mientras continuaban con su juego, dando más pasos hasta llegar a la plaza principal, donde por un descuido de mirar hacia atrás para ver que tan lejos o cerca estaba su seguidor, chocó con fuerza con otro cuerpo, de inmediato, haciéndola caer al charco que estaba a un lado.

~ mira que eres imbécil ~ escuchó decir.

Con un poco de esfuerzo por el impacto, abrió sus párpados justo hacia arriba, encontrándose con tres niños de su edad, mirándola con desprecio y asco, reconociendo esas miradas, se asustó, alejándose un poco de ellos.

~ ¿por qué sales de tu agujero si no sabes como caminar? ¿Eh? Idiota ~

~ seguro viene a robarse algo, como si no lo hubiera hecho antes ~

¡Zoe!

Los pasos rápidos se acercaron a ella, atrapandola entre sus brazos colocándose a su altura e inspeccionando algún daño.

~ pero si el otro también vino, que contaminado esta ya el aire ~ el grupo se rió ante el comentario.

Su hermano, quien la estaba abrazando, se separó un poco para levantar la mirada y de una forma desafiando todas sus parloterías.

El niño con el que tropezó lo miró de forma malvada, con una sonrisa plasmada en su rostro.

~ ustedes no pertenecen aquí, deberían largarse a donde pertenecen, estúpidos huérfanos ~

Después, ya no vio nada, pues se aferró al pecho de su hermano al momento que aquellos niños con risas los salpicaban con el charco cual estaban, manchado ropa y piel, y con insultos de por medio.

Ella quería llorar.

No podían hacer, nada, no eran solo ellos quienes los trataban así, todo el pueblo lo hacía, los clasificaban como bichos, que arruinan sus vidas, que intentan malograr su día y su alrededor, alejandolos con maltratos e insultos. Es por eso, que no podían recurrir a nadie, absolutamente a nadie.

Era la manera de vida que les tocó, y sabía que debía sobrevivir con ello.

Las voces se escucharon mas lejanas, signo de que se iban, cantando 'niños huérfanos, niños huérfanos' ella se había alejado un poco limpiandose el borde de sus ojos que tenían lagrimas, levantando su vista hacia arriba, descubriendo una expresión seria en el rostro de su hermano, mirando fijamente la dirección de donde los niños se iban.

Temerosa trato de hacerlo reaccionar ~herma-~

¡Claro que no! ¡Algún día seré reconocido en este lugar y en muchos! ¡seré un gran Cantante! ¡Se los juro!

sus ojos se abrieron con sorpresa ante esas palabras , eran tan fuertes que posiblemente todo el pueblo le haya escuchado.

Y también el rostro de firmeza y seguridad que tenía la dejo mas sorprendida.

~ hermano... ~ susurró aturdida.

Él frunció su ceño e inhalo profundo para volver a gritar.

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