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La flor que tenía entre las manos se le deslizó entre los dedos cuando la sorpresa detuvo cualquiera de sus movimientos.

–Tú... –murmuró Shinobu, observando al hombre frente a ella, mirándola con decisión –¿Quieres... Casarte conmigo?

Le pareció demasiado irreal. Esas palabras que jamás había soñado en escuchar ahora aparecían con tanta sencillez delante de ella que casi parecía un espejismo.

Cuando el hombre asintió, desviando la mirada en un gesto avergonzado, una explosión de calor le tiñó las mejillas de rojo mientras las lágrimas amenazaban con escaparse de sus ojos.

Ni siquiera pudo contestar, simplemente se abalanzó hacia los brazos ajenos y hundió su rostro en aquel afectuoso cuerpo que le transmitía seguridad.

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Kamado Tanjiro creía que ir conociendo el mundo de los cazadores de demonios era esencial para seguir progresando en sus propias habilidades. Sin embargo, jamás creyó que los chismes también fueran parte de este mundo que parecía tan serio.

–¡Lo digo en serio! –chilló Zenitsu, caminando a un lado de sus amigos –Yo escuché muy bien cuando Aoi-chan le dijo a las demás que había llegado el esposo de Shinobu-san.

Inosuke frunció el ceño, aunque pasaba desapercibido debajo de su cabeza de jabalí.

–¡No digas tonteras, Monitsu! –bufó molesto –Si Shinobu tuviera esposo, ¡entonces tendría que pelear conmigo!

El rubio comenzó a gritarle que dijera bien su nombre y usara honoríficos para referirse a sus mayores.

Tanjiro lo pensó un momento, incapaz de imaginarse a la pilar junto a alguien.

–Shinobu-san –murmuró para sí –siempre huele a melancolía o tristeza. Aunque la última vez que fuimos no pudimos verla.

Zenitsu asintió rápidamente, dándole la razón.

–Sí, el sonido de Shinobu-san es tan delicado y suave, que podría descubrir cierta melancolía en él.

Inosuke no lo dijo pero el aura de la mujer también le parecía triste. Aunque fuerte, que era lo importante para él.

Los tres se quedaron pensando.

–Quizás su esposo no la hace feliz –resolvió el usuario del rayo, después de unos minutos –. Y por eso sigue triste.

–Ella no es una mujer tonta –renegó Hashibira –. No estaría con alguien que no la hace feliz.

–A veces eso sucede –señaló el joven con la caja a su espalda –. Las mujeres a veces aceptan estar con alguien que las hace tristes porque sienten mucho cariño. Lo pude oler en algunas.

Zenitsu asintió varias veces.

–Es verdad –habló, con rabia en su voz –, hay algunos miserables con mujeres hermosas que las hacen infelices. ¡Ellos son la escoria de la sociedad!

El rubio se puso a murmurar entre dientes como aquellos que no apreciaban a una hermosa mujer debían desaparecer.

–Pero ella no es como esas tontas –determinó el chico bestia –. Si ese hombre la hiciera infeliz, ella seguramente lo envenenaria con uno de esos tés que prepara.

–Inosuke, Shinobu-san no... –pero el joven Kamado lo pensó un momento.

Quizás el chico tuviera razón.

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¿Estoy escribiendo una historia corta de comedia-romance? Estoy escribiendo una historia corta de comedia-romance... ¡Y de KNY! ¡Mamá estoy cumpliendo mis sueños! (?

El esposo de Shinobu KochouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora