Memories [Marco Reus]

Capítulo 1

- Levanta idiota! –grita mi hermana – sino no llegaremos al partido! – esta vez aún más fuerte.

Abro los ojos, y puedo comprobar el rostro estresado de Sandra. Tiene puestas sus manos en mi espalda, y aún las sigue agitando para poder despertarme.

- Que ya voy joder! – grito.

Como siempre, mi despertar no es muy agradable, aunque Sandra ya pasa de mí cuando reacciono así. Despego la espalda del colchón y me siento al borde de él. Levanto la mirada y la pongo fija en el calendario que tengo colgado en la pared. En el día de hoy puedo ver que pone "DERBI" en letras rojas.

- Mierda - susurro para mis adentros.

Hoy era el día en el que nos enfrentábamos contra el Bayern München Frauen. Nos jugábamos la liga. Ellas estaban por encima de nosotras solo por un mísero punto, y si queríamos que la liga fuese nuestra, necesitábamos ganar este partido. Era la última jornada, y como no, queríamos despedirla con un título.

Retomo el sentido y me levanto de la cama. La mochila ya la tenía preparada. Sandra y yo solíamos tener las cosas preparadas por la noche por si nos veíamos algún día en apuros, y hoy es uno de ellos. Eran las 10:20 y había que estar en el Allianz Arena a las 11. Me preparaba a toda velocidad, mientras Sandra me maldecía millones de veces por haberme levantado tarde. Cuando parece que tenemos todo listo, salimos en dirección a la parada de bus para dirigirnos al estadio. Por suerte, Marco nos venía a recoger para llevarnos, ya que él iba a ver el partido. Él era como un hermano mayor para nosotras, aunque entre los tres, yo era la más pequeña. Una vez ya en la parada, Marco estaba allí esperándonos apoyado en su lujoso deportivo.

- Pensé que las mujeres tardabais, pero no tanto – bromea entrando en el coche, mientras Sandra me fulmina con la mirada.

- Perdón – me excuso.

El camino se hizo silencioso y eterno.

- Chicas, lo vais a hacer bien, ya veréis que cuando acabe el partido, la liga será vuestra – nos anima Marco rompiendo el silencio.

- Ojalá – responde Sandra, que iba al lado suyo, en el asiento del copiloto.

- Y también les ganaréis en la DFB Pokal – continúa Reus.

Para nuestra suerte, en la final de la copa alemana, también nos tocó enfrentarnos a ellas. Poco tiempo después, llegamos al Allianz Arena. Eran justo las once en punto, por suerte habíamos llegado puntuales. Salimos del coche a toda prisa para poder llegar al vestuario en el tiempo justo. A nuestro entrenador, no le gustaba que llegásemos tarde, y menos a un partido tan importante como es el de hoy, pero por suerte, al petar en la puerta, nos dejó pasar.

- Que sea la última vez – dice el entrenador.

- Vale – decimos Sandra y yo al unísono.

Todas las chicas estaban cambiadas, así que sacamos nuestras cosas y empezamos a vestirnos. En esta ocasión, nos dio una charla de especial motivación, a la que no atendí mucho ya que estaba centrada en mis cosas. Pasado un rato, solo faltaba atarme las botas, pero mando salir a todas, en cambio, a mí me pidió que me quedara.

- Laura, siento decirte esto... - explica sentándose a mi lado -  pero no saldrás en el once titular.

Lo miro incrédula. No me puedo creer lo que me está diciendo.

- Lo siento de verdad, pero te aseguro que saldrás en la segunda parte – dice colocando su mano en mi espalda.

Cuando acabo de atarme las botas, me levanto y salgo del vestuario sin decir ni una palabra. Cierro de golpe la puerta detrás de mí, y llevo mi mano a la cara para secarme alguna que otra lágrima que empezaba a salir.