Capítulo 9

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No podía sacarme esa canción de la cabeza, y cada vez que repetía el estribillo, me venían recuerdos de aquella maravillosa noche. Cada vez que pienso en eso, no me puedo creer lo idiota que fui.

- En qué piensas? – me pregunta Sandra, quitándome de mis pensamientos.

- Tonterías – respondo.

- Tonterías que te hacen llorar? – pregunta, y ahora que lo noto, estaban empezando a caer lágrimas – aquella noche verdad?, la canción.

- Si – digo limpiándome las lágrimas.

Ella asiente y me abraza. Necesitaba su abrazo, ese tipo de abrazos que te dan toda la seguridad que te falta. En estos momentos es cuando doy gracias por tener a una hermana así. Bajamos del ascensor y entramos en casa. Las dos estábamos bastante cansadas, así que nos metimos en cama, pero no podía dormirme sin hacerle el interrogatorio.

- Qué tal con Mario? -pregunto, con una media sonrisa en la cara.

- Es el mejor novio que he podido tener – suelta.

- NOVIO!? – me levanto, gritando.

- Shhh, calla – me calma – todo empezó hoy por la tarde. Justo después de iros tú y Mitch, me preguntó si quería ir a dar una vuelta, y yo acepté. Durante el paseo, no quitaba su mano de mi cintura, aunque era un poco incómodo, me gustaba. Un buen rato después, nos sentamos en un banco y charlamos. De repente, veo que saca una tableta de chocolate, y la empieza comer. Yo, como siempre, no puedo resistirme ante el chocolate y le quité una onza. Él me miró con una cara un poco rara, pero después, se metió el último trozo que quedaba en la boca. Entonces, me dijo "si quieres tendrás que quitármelo". Y sucedió, le besé. Se tragó el chocolate, pero en ese instante me dio igual. Me respondió el beso, y estuvimos una largo rato hasta que nos separamos por falta de aire, y después de eso, se me declaró – explica, toda contenta y agitando las manos como una loca cuando explicó la escena del chocolate.

La reacción de mi hermana, la veo normal, es una completa obsesa con el chocolate, bueno, y yo tampoco me quedo corta. Tenía razón desde el principio, entre ella y Mario había algo. Me alegro mucho de que estén saliendo, hacen muy buena pareja, y espero que trate bien a mi hermana, que si no se las tendrá que ver conmigo, que aunque sea pequeña...

- He visto tu foto con Mitch en Instagram... - deja caer la frase.

Sonrío, pero se me va la sonrisa en pocos segundos.

- Qué te pasa? – pregunta preocupada.

- Hay gente que comentó, y pues hay comentarios que no me gustaron nada, y me fastidia... - digo, entristecida.

- No hagas caso, lo que importa es que seas feliz, vale? – me abraza.

Una vez separadas, nos envolvemos en nuestros colchones y decidimos apagar la luz.

Me despierto por un sonido. Se trataba de mi móvil, que estaba vibrando. Me levanto rápido para no despertar a Sandra y descuelgo.

- Buenos días linda – dice una voz; Mitch.

- Estás loco?, son las... - digo mirando el despertador – son las 9 de la mañana!

- Mira por la ventana – comenta.

De seguido, con el móvil aún en la oreja, salgo por la ventana. Mitch está apoyado en un coche. Cuando me ve, sonríe, colgando la llamada. Detrás de él, puedo ver que alguien sale del asiento del conductor; Mario.

- Nos abrís o tenemos que estar aquí? -grita Mario, para que lo pueda escuchar.

- Si! – grito.

Corro a despertar a Sandra. La agito lo más rápido posible. Esta se despierta como una zombie, como siempre. Empieza a mirar a todos lados.

- Pero qué? – pregunta dudosa.

- Tenemos visita – explico.

Justo digo la frase, la puerta se abre. Sandra se levanta de un golpe y sale corriendo al salón. Al ver lo que le esperaba, empezó a gritar. Yo fui trotando, y cuando vi a mi novio, me abalancé contra él. Se me hacía raro pensar en la palabra novio, pero me gustaba esa sensación.

- Te mato – dice Sandra – son las 9 de la mañana.

- Esta semana no tenemos entrenamientos, entonces pensamos en haceros una visita – explica Mitch.

- Pero tenemos entrenamiento – comenta Sandra.

- Pues os vemos – contesta Mario.

- Bueno, sentaros, que preparo el desayuno – indico.

Me dirijo a la cocina y cojo algunas cosas para preparar el desayuno. No teníamos muchas cosas, así que decidí hacer zumo de naranja y unas tostadas, ya que nosotras teníamos que entrenar y no podíamos desayunar fuerte. Mientras estoy preparando el zumo, alguien se me acerca por detrás.

- Huele genial – inspira.

Me doy la vuelta y le beso.

- Espero que el desayuno sepa igual de bien que tus labios – sonríe.

- Lo veo difícil – río.

- Sí, es verdad, tus labios saben mejor que cualquier cosa – comenta.

- Idiota – le digo, antes de darle otro corto beso.

Sigue abrazado a mí durante un buen rato, aunque yo seguía haciendo el zumo tranquila. En un momento, saltan las tostadas, las cuales coge Mitch. Las coloca en un plato y decide coger una, a la cual le pega un mordisco. Una vez listo el zumo, lo divido en cuatro vasos. Mitch se me acerca, y me pone la tostada en la boca. Abro la boca y le pego un mordisco. Una vez colocado todo en la mesa, nos sentamos a desayunar. Fue un desayuno bastante divertido, ya que sacamos el tema de la copa alemana y empezamos a discutir quien la ganaría. Cuando acabamos todo, empecé a recoger, pero algo me detuvo.

- Ya friego yo – se ofrece Mitch.

- No hace falta – comento.

- Sí, tú hiciste el desayuno, pues yo friego – sonríe.

- Bueno, si te ofreces... - sonrío.

Aprovecho este tiempo libre para preparar el material del entrenamiento. Cuando entro en la habitación, veo a Mario y a Sandra bastante entretenidos. Inmediatamente, cierro la puerta.

- Puedes pasar! – grita mi hermana.

Abro la puerta y me los encuentro a los dos sonrojados. Entro, cojo mi mochila y salgo. Sitúo mi bolsa al lado de la puerta, y me dirijo a la cocina. Me acerco sigilosamente a Mitch, y le rodeo con mis brazos. Sus músculos del abdomen se tensan, pero puedo notar como poco a poco se van relajando. Una vez que ya acabó de fregar los platos, se seca las manos y se da la vuelta. Se queda un rato mirándome fijamente, hasta que posa sus labios sobre los míos. Sus manos se posan sobre mis glúteos y me impulsa para sentarme en la encimera. Ya sentada, con mis piernas, rodeo su cintura. Los besos empiezan a subir un poco de tono, y no creo que sea el momento.

-Mitch... - suspiro.

-Tranquila, no pasa nada – sonríe.

Automáticamente lo abrazo. No me puedo creer que tenga un novio como él. Acto seguido miro el reloj, y ya es hora de que salgamos, si no, llegaremos tarde.



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Definitivamente, al final vamos a volver a subir como siempre, los miércoles y domingos, pero el del miércoles lo subo hoy porque mañana no voy a poder. Esta novela no ha tenido tanto apoyo como la otra así que he decidido eso. Espero que os guste, y ya sabéis, comentar y votar si es así. 

Nos vemos el domingo <3 

Memories [Marco Reus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora