Capítulo 14

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Una vez acabamos de desayunar, me fui a la habitación para decidir qué ropa llevar para salir hoy con Marco. Sandra también había quedado, así que nos ayudamos mutuamente. Siempre le digo que se ponga camisetas cortas, para que luzca ese cuerpazo que tiene. Para su cita, le elegí una camiseta blanca por encima del ombligo y unos pantalones cortos de color del cielo, y por último, le recomendé que se pusiera unas sandalias blancas. Cuando se acabó de vestir y se mostró delante de mí, no pude evitar sonreír.

- Normal que Mario se enamorara de ti – sonrío.

- Te quiero boba – me abraza.

- Y yo – comento abrazándola de nuevo.

Ahora me tenía que vestir yo, y no pude detener a Sandra. Escogió una camiseta de color coral, que tenía la parte de la espalda abierta. Para eso, ella me cogió un sujetador negro, para que combine con el pantalón. Por último, me recomendó unas Converse negras. Me quité el pijama y me puse la ropa que mi hermana me había recomendado. Una vez vestida, me miré al espejo. No reconocía a la chica que veía enfrente de mí. Hace unos años solo veía a una bola, y ahora, veo a alguien completamente distinta.

- Estás preciosa – se posa en mis hombros.

- No exageres – sonrío.

Me mira con cara seria, pero no hago caso. Lo único que me faltaba era peinarme. Como no era una chica exigente con el pelo, me lo peiné como siempre. Un minuto después, Sandra entró en el baño.

- Déjame a mí – dice quitándome el peine de la mano.

Tomó el control de mi pelo. Empezó a hacer cosas raras que no podía ver. Una vez acabado, cogió un espejo y me lo mostró. Pude ver una perfecta trenza de espiga. No podía parar de mirar la obra de arte que ha hecho.

- Marco no me va a reconocer – río.

Mi hermana ríe conmigo. Paramos de reírnos cuando escuchamos el timbre. La que abre, es Sandra. Desde la habitación podía escuchar sus gritos. "Mario" pensé. Marco no tardaría en llegar, así que recogí un poco el estropicio que hicimos con la ropa.

Pude notar como unas manos se situaron en mis hombros, y fueron bajando poco a poco, hasta llegar a la cintura. Notaba como con sus dedos, hacía pequeños círculos alrededor de mi ombligo.

- Marco... - susurro entre risas por las cosquillas que me causaba.

Acto seguido, me doy la vuelta salto encima suya. Me agarra para no caer, y andamos así hasta el salón. Mario no llevaba más de dos minutos en casa y ya al entrar al salón, estaban los dos tirados besándose.

- Nos vamos – se despide Marco – y cuando volvamos queremos ver a Sandra con aire – ríe.

No responden, así que cojo las llaves y salimos. Al salir del edificio, Marco me rodea con su brazo, pegándome más a él. Andamos durante un buen rato, hasta llegar a una heladería.

- Chocolate? – pregunta sonriendo.

- Chocolate? – río.

Entramos a la vez y pedimos nuestros respectivos helados. Una vez pagado, fuimos a unos jardines cercanos para sentarnos. Primero se sentó él, y yo unos segundos después a su lado.

- Estás manchada – ríe.

- Dónde? – pregunto.

Su mano se dirige a mi boca, y pasa su dedo por encima de la comisura de mis labios. Me lo muestra, y justo cuando voy a lamer su dedo, se lo lleva a su boca.

- Eh! – digo molesta.

Entonces, Marco, con la mano que le queda libre, me agarra de la cintura y me pega aún más a él. Una vez estoy a milímetros de él, acerca su helado a mi boca. Le doy un mordisco y me vuelvo a manchar, aunque esta vez lo noto. Paso mi dedo por la zona manchada. Marco coge el dedo y quiere lamer el chocolate que me acabo de limpiar, pero, rápidamente, muevo la mano y le mancho en la nariz.

Memories [Marco Reus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora