Capítulo 12

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Sanji jadeó cuando sintió los labios de Zoro sobre los suyos y no dudó esa vez ni se contuvo, fundiéndose justo contra Zoro, con el corazón martilleándole contra la caja torácica, aferrándose a la camisa de Zoro mientras hacía todo lo posible por seguir el ritmo de los besos rápidos y hambrientos del otro.

Dios, la forma en que Zoro lo besaba lo destrozaba. Los besos de Zoro eran todo destrucción y poder, a Sanji le encantaba la forma en que sus rodillas se debilitaban, rodeó el cuello del otro con los brazos y tiró de él más cerca, Zoro dejó escapar un gemido ahogado y se apartó una fracción de segundo, pero los labios de Sanji estaban de nuevo sobre los suyos y sonrió cuando sintió la lengua de Sanji lamiendo su labio inferior. El otro se estremecía entre sus brazos, Sanji se aferraba a los suyos para apoyarse, se separaba lentamente y Zoro gimió cuando permitió que Sanji se lamiera la boca.

Había ese sabor amargo de los cigarrillos que le encantaba, besar a Sanji se sentía familiar, como si estuviera destinado a ser. Tal vez sonara ridículo, pero así lo sentía Zoro y la cabeza le daba vueltas cuando Sanji empezó a apretarle más, sus manos recorrían todo su cuerpo mientras se desesperaba por acercar a Zoro.

Quería que estuvieran en su casa para poder hacer más cosas, las mejillas de Sanji se pusieron rojas cuando se dio cuenta de lo mucho que deseaba a Zoro, pero no pudo evitarlo. Llevaba mucho tiempo deseándolo. Y ahora que por fin estaba seguro, que estaba seguro de que Zoro le quería sintió que el autocontrol se le escapaba. Se había estado conteniendo durante tanto tiempo.

Sanji pensó que estaría bien solo, pero Zoro encendió un interruptor en él, literalmente. El cuerpo de Sanji se estaba calentando, su cara roja, pero no se echó atrás, gimiendo cuando sintió la lengua de Zoro rozando la suya y se estremeció. Por suerte, los fuertes brazos de Zoro le rodearon la cintura y le mantuvieron en pie. Zoro estaba allí para atraparlo y aunque sonaba muy pretencioso y algo vergonzoso, a Sanji le encantaba. Sanji se apartó, rompiendo el beso, y se estremeció al mirar la cara de Zoro. Zoro normalmente estaba tranquilo, pero no esta vez.

La cara de Zoro estaba roja y tan destrozada como la de Sanji. Sanji tragó grueso y se estremeció, sintiendo oleadas de excitación recorrer su cuerpo y maulló cuando movió un poco las piernas, los ojos de Zoro cayeron y se abrieron un poco. Oh. Una sonrisita se dibujó en los labios de Zoro y Sanji notó hacia dónde miraba el otro y sus mejillas enrojecieron aún más, mordiéndose el labio e intentando que no se notara lo excitado que estaba, pero- "Deja de mirar", murmuró Sanji y Zoro rió suavemente, besando la nariz de Sanji.

"Cocinero, vamos", dijo Zoro, y antes de que Sanji se diera cuenta de lo que iba a pasar a continuación, estaba apretando a Zoro contra la pared y volviendo a besarlo hambriento. Esta vez el beso era más hambriento, más necesitado; en aquel momento necesitaban el beso más que el aire.

Zoro enredó los dedos en los mechones dorados y suaves de Sanji y tiró suavemente del pelo, haciendo que Sanji soltara un grito ahogado. Mierda, qué bien se sentía. Zoro estaba ansioso por saber que a Sanji le gustaba que le tiraran del pelo y sintió que su propio miembro empezaba a crecer. Joder, esto se estaba poniendo peligroso, tragando grueso.

El cuerpo de Sanji ardía, no tenía suficiente. Los besos no saciaban su sed en absoluto, sólo le hacían querer más. Mucho más. Los labios de Zoro besando su cuello, sus fuertes manos recorriendo todo su cuerpo. Aquellas palmas eran tan grandes que Sanji se preguntó cómo se verían alrededor de su... Joder. Zoro gimió y soltó un grito de sorpresa cuando Sanji hundió los dientes en su labio inferior y lo chupó, sumergiéndose para darle otro beso. Zoro quería hacer tantas cosas, quería hacer un lío con Sanji, pero sabía que se estaban tomando las cosas con calma.

Sanji ya había estado con mujeres, pero nunca con un hombre, ¿verdad? Zoro sintió su polla agitándose en sus pantalones de nuevo porque Sanji nunca. Nunca había estado con un hombre y Zoro iba a tener -con suerte- la oportunidad de demostrarle lo bien que se podía sentir. Era una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo iba a ser el primero en ver a Sanji de esa manera. Podía enseñarle, tenía que ser- Zoro maldijo en voz baja y rompió el beso.

Detrás De Tu Sonrisa - ZosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora