CAP 5

9 2 0
                                    

Manna y yo nos conocimos 6 meses después de que yo tomara clases de italiano, durante ese tiempo que nos conocimos, comenzamos a entablar una amistad, era como si tuviera una hermana pequeña aunque ella sea mayor que yo.

Nuestra amistad fue creciendo en tan poco tiempo que incluso empezamos a contarnos nuestros pequeños secretos.

Manna era la hija menor de una pareja de doctores, doctores los cuales muchas veces son los que atienden aquí en nuestra institución.

Su familia era una familia con gran fortuna, y dinero pero tanto ella como sus padres son un amor de persona, recuerdo estar nerviosa la primera vez que los conocí, pero todas aquellas dudas desaparecieron.

Fue aquella vez que la invite a mi casa para pasar el día juntas y hacer una pijamada, en ese momento empezamos a contarnos nuestros sueños, y secretos, mientras observamos el techo.

—¿Te gusta alguien?—. Mi pregunta sonó normal pero por dentro estaba llena de miedo, no sé si le podía confiar ese secreto.

—Si me gusta alguien, pero a tí, ¿te gusta alguien?—. Pude ver cómo jugaba con sus manos estaba nerviosa al igual que yo.

—Si, también me gusta alguien. ¿Puedo saber quién te gusta?.

Su silencio demostraba que estaba nerviosa.

Me acerque más a ella y en un susurro le hice una propuesta.

—¿Qué tal si ambas decimos quien nos gusta a la cuenta de 3?.

—Pero antes prométeme que no le dirás a nadie, por favor.

Sus ojos estaban cristalizados por las lágrimas.

—Claro que sí lo prometo no le diré a nadie, solo si tú haces lo mismo.

Con nuestras miradas determinadas y juntando nuestros meñiques, decidimos sellar nuestro pacto.

Una frente a la otra, sentadas en el piso, mientras sosteníamos nuestras manos y cerramos nuestros ojos.

—Okay, 1—. Comenzó a contar.

—2..— Le seguí yo.

—Tres.— Dijimos al tiempo.

—Me Gusta Ian.
—Me gusta tú hermano.

—....

—Te gusta el mejor amigo de tú hermano?—. Me miró con un tono de regaño con una mirada discriminatoria.

Me sentí un poco ofendida y le devolví el gesto.

—¿Te gusta mi hermano?—. Luego de unos segundos en silencio comenzamos a reírnos de nuestra desgracia.

Seguido a eso escuchamos unos pasos, fuera de nuestra puerta y una sombra que se alejaba de ella.

Ambas entramos en pánico, temiendo que alguno de ellos nos hubiera escuchado.

—Crees que nos escuchó?—. Susurraba ella mientras nos abrazabamos.

—No lo creo, hemos estado todo este tiempo susurrando.

—Bueno, si tienes razón. Ahora que lo pienso ya entiendo porque siempre andas entregándole esas cartas a Ian.

—Shhh, es para un trabajo.

— Para un trabajo?, Decirle que lo amas en un idioma en el cual él no entiende.

Si definitivamente ya estaba expuesta delante de ella en tan solo dos semanas congeniamos también que empezamos un trato silencioso, en el cual cada quien enamoraría a la persona que le gustaba sin entrometerme sin importar que esa persona fuera algún hermano de nosotras.

Era raro y divertido, por ninguna razón, fuera que fuera las circunstancias, no nos enemistaremos por amor.

¿A QUIÉN DEBERÍA CONQUISTAR?.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora